Otro día como cualquier otro se avecinaba, con sus sorpresas, es cierto, pero nada demasiado diferente. Hoy empezaba con el grupo A.1. Como era habitual me iba a tener que hacer mi hueco e imponer respeto. Ellos eran el futuro del complejo, los próximos ''guardianes'' y los que llevaban años formándose. No entendía muy bien que pintaba yo allí. Entré a una habitación llena de literas y un montón de personas jóvenes que vagaban de un lado a otro. Todos ellos contaban con un cuerpo muy imponente, parecían estar diseñados para contar con las mejores cualidades posibles.
En cuanto notaron mi presencia el silencio reinó y un montón de ojos se clavaron en mí, esperando algún movimiento. Mi boca dibujó una media sonrisa y saludé tímidamente, sin alzar demasiado la cabeza y con el cuerpo encogido. Eso no bastó para romper el silencio y me presenté.
- Soy Lexa, la nueva integrante de este grupo
- Tus padres se han equivocado, la guardería está en la planta 2- dijo una voz que no pude localizar. Al instante un cumulo de carcajadas resonaron. Pero eso no fue lo que me importó, ahora en lo que pensaba era en la palabra padres. Por supuesto que sabía su significado, pero en mi historia eso era un vacío que intentaba ignorar.
- ¿Tu madre solo te ha enseñado esas palabra o qué?- más carcajadas aparecieron, pero de nuevo otra palabra se clavó como una estaca.
- Que divertido es meterse con una niña ¿no Peter? A lo mejor es porque no puedes con nadie más de los de aquí.- Esa voz ya me era más familiar... Roy. Este dio un paso al frente y me regaló una de sus sonrisas. Su pelo castaño estaba alborotado, cada mechón era independiente del otro.
Los demás volvieron a lo que estaban haciendo antes, era evidente que le respetaban, aunque nunca me hubiera comentado que estuviera en este grupo. Más tarde me explicó que solo estaba pasando una pequeña formación y que en cuestión de un mes ya la finalizaría. Los de allí le consideraban muy superior, era conocido por todo el complejo por ser el mejor luchador con armas blancas, nadie de aquí le podía ganar. Los demás entendieron que yo estaba con él y que si alguien se metía conmigo Roy me defendería. Aunque eso era lo contario de lo que yo buscaba, quería que la gente me respetara por quien soy, no por segundas personas, pero ese objetivo tendría que esperar.
Las pruebas que nos pusieron eran bastante similares a las que ya hacía con anterioridad, lo que variaba era el nivel de los competidores. Ganar algo ahora me parecía imposible. Había pasado de ser la mejor de mi grupo a ser una de las peores, me tendría que esforzar para alcanzar mi anterior título y no pararía hasta conseguirlo. Puede que no sea la más rápida, las más fuerte o la más inteligente, pero una cosa tenía clara, era la más cabezota y exigente.
Pese a pasar un día de los más duro las palabras de la conversación anterior me seguían rondando. Durante mucho tiempo había logrado olvidar, o mejor dicho, ignorar esa parte de mi historia, pero cada vez que esa cajón se abría más frio estaba y más ganas de llegar al fondo tenía.
A la hora de cenar vi a Roy, Rain y a una mujer de unos 20 años conocida como Johanna en una de las mesas y tomé el valor de sentarme con ellos, debía averiguar algo. En cuanto puse la bandeja los tres me miraros extrañados.
- ¿Está libre este sitio?- pregunté ya sabiendo la respuesta.
- ¿Qué haces aquí?- Rain como siempre contestó malhumorada. Siempre me había resultado gracioso su aspecto físico en comparación con su actitud. Mentalmente era muy fuerte y severa pero exteriormente era lo contrario. Sus pecas destacaban bastante en su tez clara, por no nombrar el gran contraste que hacia esta con su pelo y ojos negros. Su nariz era pequeña y algo puntiaguda, siempre me había recordado a la de un zorro.
ESTÁS LEYENDO
Soldado
Tiểu Thuyết Chung¿Qué pasa cuando una niña es entrenada para convertirse en una máquina perfecta? Lexa nunca fue una persona normal, sin conocer el mundo exterior es obligada a exponerse a pruebas imposibles a diario sin cuestionar sus obligaciones. Pero cuando esa...