Día 2964

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La tranquilidad esa noche no duró demasiado. Recuerdo a una niña pequeña de cabello oscuro como protagonista de mi sueño. Su inocencia y felicidad eran palpables, se iba de excursión. Una lágrima resbaló por la mejilla de una mujer, esta al ver que la niña la observaba a través del retrovisor rápido se la secó y saludó sonriente a la pequeña pasajera, pero su rostro no revelaba para nada felicidad. La pequeña canturreaba una canción sin saberse muy bien la letra mientras miraba por la ventanilla. En el reflejo se podía ver a un joven al inicio de la adolescencia haciendo lo mismo que ella pero con actitud opuesta.

- ¡Veo un edificio! ¿Vamos allí?- exclamó la morena

- Si cielo, allí es. Recuerda que no nos veras en un tiempo ¿estarás bien?- cada palabra parecía pesarle al conductor del vehículo

- Claro, ya soy mayor-cuanto más se acercaba más feliz estaba la pequeña.

La niña entró entusiasmada y más se emocionó cuando se encontró con tres personas esperándole únicamente a ella. Estas rápidamente se la llevaron al interior, unos metros atrás se podían escuchar algunas voces de súplica: '' ¡déjenme despedirme!'' '' ¡es solo una niña!'' ''recuerda que te queremos...'' el nombre final no se pudo escuchar pero la joven se giró para comprobar que las tres personas con las que había compartido coche hacia unos minutos ya no estaban y se encontraba sola en un lugar desconocido.

Me desperté al escuchar un grito de mujer, para pocos segundos después comprobar que era yo la que chillaba. La luz de la habitación se encendió y pude ver como Alan se encontraba de pie con su Beretta entre las manos. Mis pulmones funcionaban a gran velocidad y unas lágrimas brotaron bajando la temperatura de mis ruborizadas mejillas.

- ¿Estás bien? ¿Qué ha pasado?- preguntó mi compañero algo más tranquilo al comprobar que no había ningún peligro inminente.

- Nada... es solo.... Es que...- las palabras se me atascaron en la garganta y estaba prácticamente hiperventilando. Al darme cuenta de esto empecé a respirar más profundamente y con lentitud.

Con mi manga me sequé las lágrimas aunque de vez en cuando otra ocupaba la posición de la anterior. Noté como alguien se sentaba en el lateral de la cama y a continuación me retiraba el pelo de la cara con una suave caricia.

- Estas bien- afirmó Alan para tranquilizarme.

- Lo sé- contesté haciéndome la dura.

Pese a mi respuesta este no se apartó, sino que me abrazó con fuerza calmándome todavía más la respiración.

Cuando desperté Alan todavía estaba a mi lado, dormido. Miré la hora para comprobar que Rain no tardaría en aparecer. La situación se me hizo bastante incómoda, no sabía muy bien como despertarlo, y continuar en la misma posición no me parecía una buena solución. Unos silbidos provenientes del pasillo fueron suficientes para sacarlo de su sueño. Yo me hice la dormida para no crear un ambiente extraño, una estupidez por mi parte, era él el que estaba donde no debía.

Al poco tiempo simulé que me despertaba y empecé a prepararme desviando la mirada a Alan, aunque este parecía buscarla más que nunca.

- Sobre lo de anoche, si le cuentas a alguien que pasó...-le advertí más bien avergonzada que cabreada

- Yo anoche dormí como un tronco, ¿Por qué lo dices, hay algo que debería saber?- me relajó un poco ver que había entendido la delicadeza de la situación.

El incidente del ordenador me hizo plantearme que quizás algún trabajador de la organización estuviera en contra de esta misma, y sin saber porque algo en mi interior se despertó con ganas de llegar a las áreas restringidas del complejo.

- Oye Rain, ¿te puedo hacer una pregunta?

- Dime Lexa- contestó la morena no muy entusiasmada.

- Eso que el otro día estaba pensando y me he dado cuenta de que hay lugares de este complejo que nunca he llegado a visitar y bueno... ya sabes... me gustaría verlos.- mi petición pareció sorprenderle un poco, aunque rápidamente encontró una salida.

- Si te imaginas algún tipo de conspiración en una sala restringida, estas equivocada. Al igual que los bioquímicos no visitan los puestos de vigilancia, nosotras tampoco podemos ir a depende que sitios, de los contrario esto sería un caos- Rain quiso dar la conversación por concluida, pero yo todavía no había conseguido obtener la información necesaria.

- Ya pero, llevo mucho tiempo aquí y ni siquiera sé la forma ni estructura de esta edificación, estoy segura de que si quisiera huir me perdería por el camino- nada más decirlo supe que las palabras las había elegido de la peor forma posible

- ¿Para que ibas a querer huir?- preguntó enarcando una ceja como solía hacer cuando estaba furiosa

- No quería decir eso, solo tengo curiosidad, este lugar ha sido mi hogar durante mucho tiempo y ahora me doy cuenta de que es más desconocido de lo que creía.- dije con total sinceridad. La comandante con un suspiro incorporado contestó:

- Hablaré con Morrison, estoy segura de que te podremos mostrar algo más.

Y dicho y hecho, esa misma tarde, con la autorización del coordinador y de la jefa del complejo, Roy me llevó de exploración por el recinto. Llevar un boli y libreta para apuntar los datos resultaría muy sospechoso, así que intenté memorizar todo lo que pude, incluyendo cada persona e instrumento del lugar. Visitamos una parte del área médica y biológica, donde fabricaban algunos medicamentos y hacían algunos estudios y experimentos. También pasamos por la parte de armamento donde pude ver artilugios que ni en mis sueños hubieran aparecido. Aunque el lugar que más me interesó fue una sala donde se podían observar una docena de ordenadores de última generación. No es que yo fuera gran amante de estas cosas, sino que allí es a donde tendría que ir en busca de información cuando la necesitara.

- ¿Cómo es que ahora te ha dado por investigar?- preguntó Roy

- Supongo que la curiosidad siempre estuvo allí, solo que no encontré el momento para preguntar.

- ¿Seguro que no hay nada más?- la pregunta automáticamente me trajo a la cabeza a Alan. ''Traidor'', pensé.

- ¿Qué es lo que sabes?

- No nada- dijo con una voz extraña, pero al darse cuenta de mi pregunta vio que había algo más.- Espera un momento ¿qué sé sobre qué?

- Eso es lo que te acabo de preguntar.- para distraer su mente decidí recurrir a otro tema- ¿Cuánto tiempo llevas aquí en la organización?- me giré para ver su mirada pensativa

- Llevo seis años aquí, desde los quince, en plena adolescencia- sonrió para sí mismo

- ¿Por qué ingresaste?

- Tenía que hacerlo, debía cumplir una promesa- su mirada se perdió entre pensamientos y se volvió algo sombría. Pude ver como apretaba su marcada mandíbula y tensaba sus músculos.

- ¿Y la cumpliste?- pregunté esperando una respuesta negativa.

- Todavía estoy en ello, pero sí, la estoy cumpliendo- con esta frase salió de esa fase fría en la que acababa de ingresar para regresar a su habitual sonrisa que mostraba esos relucientes dientes blancos. 

SoldadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora