Capítulo VIII

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Ya había pasado exactamente dos días desde que los hermanos Sakamaki habían visto por última vez a Akira.

Ayato le preguntó a Reiji si hizo algo con ella, ya que la última vez que el pelirrojo la vio, fue cuando iba directo al laboratorio del Otaku de las vajillas.

Mientras tanto Subaru, se la pasaba amenazando a casi todos por encontrar a su amiga.

Mientras que Kanato lo único que dijo fue que Akira huyó pero no quiso decir el por qué, aún que todos aquí sabíamos que fue por su culpa.

- ¡Maldita sea! ¡Subaru deja de buscar en el closet de Akira! - gritó Ayato, el cual se encontraba regañando a su medio hermano ya que este estaba desesperado por encontrar a su mejor amiga, por lo que el albino buscaba en el closet de Akira esperando encontrar algo que pueda darles una pista de qué sucedió con ella. - Maldito pervertido... ¡Tks!

Él pelirrojo estaba acostado en la cama de la habitación de su amiga mientras que el albino buscaba en su ropa una puerta mágica para hallar a la castaña.

Mientras que con Kanato, él buscaba la respuesta de porque su "muñeca-chan" se había ido. Lo único que quería era su sangre, nada más, pero desde que se fue, empezó a sentir un vacío dentro de él y ni se molestaba en hablarle a la rubia.

Él peli lila salió de la mansión para dirigirse al bosque, donde había visto que ella se fue. Solo esperaba que los lobos no se la hayan ya comido.

Tenía abrazado a Teddy mientras caminaba hacía el interior del bosque por donde se encontraba el río; encontrándose con Akira incada enfrente a este tipo de agua continental mientras tenía un lobo lado de ella la cual acariciaba la cabeza de este animal.

Kanato se escondió viendo tal escena.

Aquel lobo no le estaba haciendo nada, hasta que se transformó en una persona, y el peli lila pudo divisar quien era por su cabello.

- Shin... - susurró y el nombrado volteo hacía su dirección logrando verlo.

Akira se encontraba feliz estos últimos dos días debido a que se pudo encontrar con su mejor amigo de la infancia.

- Un hijo de Cordelia está aquí. - habló Shin, por lo que la humana se acercó a aquel árbol pudiendo así ver al peli lila de Kanato.

- ¿Qué haces aquí? - le preguntó seria, no tenía ganas de verlo, o tan solo escuchar su nombre puesto que le daba un dolor en el pecho.

- Eso debería preguntar yo. - le contestó.

- Dime tu primero ¿Por qué demonios estás aquí y espiandonos?

- Vine por ti, ahora responde mi pregunta. - se levantó de su lugar para verla a los ojos.

- No te diré y no me iré contigo. - soltó enfadada.

𝐌𝐢 𝐝𝐮𝐥𝐜𝐞 𝐞𝐧𝐦𝐚𝐬𝐜𝐚𝐫𝐚𝐝𝐚 ⎸KanatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora