Capítulo 8

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Zaveid logro su propósito despertando a un muy aturdido Eizen. Este se acomod en el suelo llevando su mano izquierda a su cabeza removiendo su cabello a la ves que apretaba con fuerza. Sus gestos indicaban su molestia, aunque, al instante de lograr divisar y reconocer el muy alegre rostro de Zaveid, se repuso inmediatamente. Fue claro a saber con solo ver el golpe que le dio.

—Se nota que me extrañaste— comento el serafín de viento en un gesto dolorido.

—Maldito ser despreciable ¿Que demonio haces aquí?

—Iba a cumplir con mi promesa… esta vez por dos —. Entonces Zaveid señalo a la pequeña figura que se halla inconsciente y recostada al lado de Eizen —. Sin embargo llegaron unos entrometidos y bueno… Ya vez que los resultados salieron mejor que lo deseado.

Entonces Eizen poso su mirada sobre nosotros para luego regresar se la al serafín de viento y por último posarla sobre su hermana. Llevo una de sus manos hacia el rostro de Edna y quito algunos mechones de su frente, sonrió dulcemente y finalmente aparto la mano. Se puso de pie y tomo a Edna en brazos empezando a andar dirigiéndose al sendero que descendía de la montaña.

—Sera mejor bajar. Abra una tormenta y este lugar no es el adecuado para hablar.

Se dirigió a nosotros en general y obedecimos de forma sumisa a la orden. Tal y como lo predijo Eizen, una torrencial lluvia empezó a caer sin piedad sobre nosotros. Nos dirigimos con prisa a Marlind una ves descendimos de la montaña. La ciudad del árbol se halla vacía, solo quedaban los residuos de lo que algún momento fue una ciudad resplandeciente de armonía. Entramos en la posada actualmente cubierta por las telarañas y dejando a Edna en una de las habitaciones junto a Lailah cuidándola. Nosotros, los que quedamos, nos acomodamos en la recepción. Allí Eizen tomo una botella de vino de la bodega colocada en el comedor, sirvió una copa a Zaveid y también ofreció una más, yo me negué a tomar. Prosiguió a servirse una copa el mismo. Al tomar un sorbo dejo salir un sonó suspiro y de paso un comentario.

—Jamas creí  poder saborear nuevamente  de un trago como este… Sin duda es un milagro — Eizen lanzó una mirada hacia mi y Rose, que se hallaba sentada sobre un taburete a mi lado —. Se los agradezco…

—No, no hace falta — negué varias veces con la cabeza—. Le prometí a Edna que te salvaría. Se lo debía, por mi culpa, ella también se a transformado. Todo por que fui egoísta…

Una mano rozó  mi hombro, era mi mas leal serafín acompañante, es esos momentos mis palabras fueron ahogadas por las suyas, que trataban de defender mis actos.

—No es solo su culpa. Yo me interpuse ante el flujo de las cosas y destruir su balance. Si vas a culpar a alguien que sea a mi, yo me hago responsable de todo.

—Mikleo…

Una sonora carcajada se hizo notar dentro de esta silenciosa posada. Era Eizen, sumado con Zaveid que también reía. Ambos muy felices, estaba sorprendido.

—Ustedes me recuerdan a personas que conocí hace mucho tiempo. Un equipo extravagante conformado por personas extrañas — dijo aun entre pequeñas sonrisas bebiendo un poco de su trago—. Sobre todo tú —. Señalo a Mikleo —, un infernal que acompaña a un pastor y hace el bien.

—No busco hacer el bien, pero tampoco quiero el mal de nadie. Solo estoy a su lado por que le quiero y estaré allí mientras sea necesaria mi ayuda.

—Ya veo... — Eizen dejo salir un suspiro y prosiguió a posar sus ojos en mi persona —. Joven pastor, le debo mi vida y la de mi hermana. Odio deber favores, pienso retribuirle todo cuanto esta a mi alcance ¿Que es lo que necesitas de mi o Edna?

Vuelve a Brillar (SorMik) [Concluido]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora