El cielo se tornaba cada vez mas y más grs mientras de explicar mi plan, parecía que una tormenta nos caería encima, y la presencia de ambos dragones cerca se hacia mas constante. Cuando creo que ya me haboa dejado entender y estaba losto para ejecutar lo dicho hubo una queja.
-Yo no pienso colaborar en esto.
Zaveid, aclaró tono de desagrado apartándose unos pasos y haciéndose el desentendido, en verdad me causó una gran molestia, muy notoria para Lailah que me recomendó intentar guardar la calma. En esos momentos la calma no era algo que tuviera de la mano.
-Zaveid, te necesitamos -. Fue humillante pero esto era una suplica, necesitaba su ayuda.
-No, no lo haré, no quiero tener nada que ver con el Señorito de la Desgracia.
-Ya no soy El Señor de la Desgracia. Reconozco que en su debido momento e sido el peor ser existente en esta tierra pero...
-¿Quieres reedificarte? Ese argumento es muy barato como para convencerme. Te propongo algo, salva a esos dos y obtendrás mi apoyo.
-Zaveid, te necesito para lograr eso.
-¿Enserio no puedes valerte por ti mismo? En fin, me da igual lo que hagas, te doy hasta el final del día, si los salvas te ayudare y sino, te echaré de este lugar y me encargare yo solo de este asunto.
-Zaveid-san, por favor necesitamos tu ayuda.
_Oh querida Lailah, tan bella como siempre, es horrible verte acompañando a esta desgracia.
_No es como tu dices, Sorey-san es nuestra esperanza.
-¿Así? ¿Dices algo así después de que trajo el caos absoluto al mundo?
No hay remedio, no hay forma de convencer a Zaveid. La mala impresión que se a llevado de mi no se lo va a quitar de la cabeza. Definitivamente no contare con su ayuda hasta superar la meta que el me ha planteado. Lailah trataba de convencer al serafín del viento de las mil y una forma que conocía, pero todos sus argumentos eran tirados al suelo por uno mejor dado por Zaveid.
-Lailah dejalo, acepto tu propuesta Zaveid.
-Sorey, ¿Estas seguro?
-Si, se que podremos, así que sera mejor ponerse en marcha ahora mismo.
-De acuerdo.
Me sentía muy tenso, los nervios me devoraban por dentro, y rogaba desde lo más profundo que el de plan no fallara, o seguramente moriríamos sin reparó. Pedí la piedra a Mikleo, temí mucho de que pudiese perder el control al quitarse aquella joya pero no sucedió nada, se mantuvo igual que siempre. Lo coloco en el suelo y de un golpe con mi espada pude dividirla en dos partes, una de ellas se la entrega a Rose y la otra me la quede yo. Nos colocamos en nuestras posiciones y esperamos a que ambos infernales descendieran a la tierra al notar nuestra ausencia.
Rose junto a Lailah se encontraban ocultas detrás de una roca al lado del risco, y yo en otra que se encontraba en frente. Rose se encargaría de Edna, el dragón de menor tamaño pero no exactamente pequeño, mientras que yo me encargaría de Eizen. Durante la espera mis dedos se movían inquietos sobre la roca, Mikleo, que se encontraba a mi lado, al notalo puso una mano en mi hombro.
-Va a funcionar, te lo aseguro -me susurro. Y por un momento mi seguridad regreso aunque al notar a ambos dragones descender me volvió a sentir completamente intranquilo. Ahora comienza todo.
La idea consiste en que Rose, con ayuda de Lailah logren estar lo suficiente cerca como para colocar la joya cerca a su cabeza. Lo mismo iba para mi pero contra Eizen.
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Vuelve a Brillar (SorMik) [Concluido]
Hayran KurguSecuela de la historia, "Lo único que me importa". Sorey esta dolido, no soporta vivir sin Mikleo. Orillandose a la oscuridad, Sorey abandona su puesto de pastor para tomar el del señor de la desgracia dejando al mundo desbastado. Unos años después...