009| El ímpetu personificado.

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—¡Mirad, aquí llega nuestra nueva integrante! —exclamó un hombre de cejas increíblemente gruesas, que llevaba puesto un mono verde.

—¡Karen! ¡Está más bella que nunca! —gritó Rock Lee, que desde hacía un año se vestía igual que su maestro. La Uzumaki realizó una mueca y negó con la cabeza, rechazando el amor de su amigo

—¿Ya os conocéis? —preguntó Gai, Karen asintió.

—Sí, les conozco a ambos. —El hombre alzó su pulgar y realizó una amplia sonrisa.

—¡Pero yo no te conozco a ti, así que realizaremos una ronda de presentaciones! —exclamó Gai.

El grupo se sentó frente a su maestro, que se quedó de pie con una enorme sonrisa. Karen estaba entre Neji y Rock Lee, que parecían ser la antítesis del otro.

—Bien. Decidme vuestro nombre, lo que os gusta, lo que no y vuestro sueño para el futuro —dijo Gai. Todos asintieron—. Comenzaré yo. Mi nombre es Maito Gai, me gusta batirme en duelo contra mi eterno rival, lo que no me gusta es perder contra él y mi sueño para el futuro... ¡Veros convertiros en ninjas increíblemente fuertes!

—¿Quién es tu eterno rival? —preguntó la chica.

—¡Kakashi Hatake, increíble, ¿eh?! —Ella asintió. —Venga, Lee, te toca a ti.

—¡Mi nombre es Rock Lee! ¡Me gusta entrenar duro y mi maestro, lo que no me gusta... ¿las agujetas después de entrenar?! ¡Y mi sueño para el futuro es ser el mejor usuario de Taijutsu de todas las naciones!

—Neji, ¡sigues tú! —exclamó Gai. El nombrado suspiró sin demasiadas ganas.

—Soy Neji Hyuga. Me gusta meditar, no me disgusta nada en concreto. Y mi sueño para el futuro es inexistente —explicó él con su típico semblante serio.

—Karen, ¡eres la última! —Ella asintió, sonriendo de manera incómoda.

—Soy Karen Uzumaki. Me gusta estar con mis amigos y me disgusta la cebolla. Mi sueño para el futuro... nunca he pensado en ello, sinceramente.

—¡Perfecto, ya hemos acabado! ¡Comencemos el entrenamiento! —Sus alumnos asistieron. —¡Cincuenta sentadillas, cincuenta flexiones y treinta vueltas a todo el campo! —Alzó el pulgar.

—Debe estar loco... ¿A qué equipo he ido a parar? —Suspiró. Estaba cansada y todavía no había empezado.

—Esto no es nada —dijo Neji mientras todos se ponían a hacer sentadillas.

—¡Oh, dios, Karen, el calamar que comí ayer tenía más ánimos que tú! —gritó Rock Lee. Ella frunció el ceño.

—¡Seguro que el calamar no hizo cincuenta sentadillas! —exclamó la Uzumaki. Su maestro empezó a reír.

—Bueno, como Karen es nueva, saltaos lo demás y haced solo las treinta vueltas al campo. —Rock empezó a llorar.

—Es usted muy benevolente —murmuró Lee, llorando junto a su maestro. Karen se arrepintió de haberle dicho que luchara por sus sueños.

—Os espero en la meta. —dijo la pelirroja, comenzando a correr.

—¡No me ganarás ni en tus mejores sueños! —Lee corrió tras la Uzumaki.

—Me pregunto cómo ambos pueden ser tan estúpidos... —murmuró el Hyuga, siguiéndoles el paso.

—Será un buen equipo, estoy seguro —murmuró para sí, sonriendo al escuchar el bullicio causado por sus alumnos.

Tras unas veintisiete vueltas, todo alrededor de Karen comenzó a dar vueltas. Pensó que perdería el conocimiento, pero simplemente cayó al suelo, mareada. Rock Lee pasó por su lado, pero estaba tan centrado en ganar que no reparó en su amiga, que luchaba por no vomitar.

Intentó ponerse  de pie de nuevo, pero fue incapaz, cayendo al suelo enseguida. Sintió unos brazos, agarrarla. Abrió los ojos y vio a Neji, más bien a una especie de mancha parecida a su compañero.

—No hace falta que me lleves —murmuró la chica, llevando su mano a su frente.

—Estás temblando... Eres más frágil de lo que pensaba. Y yo que te tomaba por alguien fuerte... —comentó el Hyuga. Karen dejó escapar una carcajada. Seguramente le había dado un bajón de azúcar, al fin y al cabo, no había desayunado nada.

—Esto me recuerda a los viejos tiempos —murmuró ella. Neji asintió con sutileza—. Por cierto, ¿por qué se fue Tenten?

—Desistió de ser ninja. Su destreza dependía de las armas, quizás demasiado. Mucha gente le dijo que aquello era inútil, que un ninja debía depender únicamente de su propia fuerza, y al final lo creyó. —Karen realizó un mohín.

—¿Y desististeis?

—¿Desistir de qué? —Ella rodó los ojos.

—De convencerla. —Neji asintió.

—Era muy cabezota, tenía una baja autoestima y, últimamente, fallaba bastante en sus misiones. No podíamos hacer nada aunque quisiésemos. —Karen asintió.

—Pues que mal —murmuró la chica—. Aunque si no se hubiese ido, yo no hubiera entrado. —Neji negó con una sutil sonrisa en la cara.

—No está bien alegrarse de desgracias ajenas. —Karen dejó escapar una carcajada.

—No me alegro de desgracias ajenas, me alegro de fortunas propias.

—No me alegro de desgracias ajenas, me alegro de fortunas propias

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Don't Leave Me | Neji HyugaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora