004| Las hebras rojas.

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—Tengo tanto sueño que podría quedarme dormida de pie... —Bostezó mientras se quitaba las sábanas de encima.

Llevaba algunos días sin poder dormir más de cinco horas seguidas y le estaba pasando factura. Bajó las escaleras de su casa a paso lento y se comió unas pastas mientras observaba una revista de armas ninja. Se cepilló los dientes y se cambió.

Salió de su casa en cuanto se dio cuenta de que llegaba tarde. Era su don, siempre, sin excepciones, llegaba tarde. Y normalmente pasaba en los peores momentos posibles.

—¡Ah! —exclamó al tropezarse—. ¿De verdad planeo ser ninja sin ser capaz de coordinar mis pies? Soy de lo que no hay... —murmuró todavía en el suelo. Llevó su mano a su tobillo y frunció el ceño, le dolía un poco.

—Eh, levántate, alguien podría pisarte —profirió Sasuke Uchiha frente a ella. Su habitual cara de rechazo no se hizo esperar.

—No me digas, Uchiha, ¡y yo que planeaba quedarme aquí para siempre! —exclamó la Uzumaki con el ceño fruncido. Sasuke Uchiha era la persona más arrogante que conocía, no le aguantaba y toda su clase lo sabía, por eso las chicas se llevaban tan bien con ella.

—Sí, sin duda el suelo es el lugar correcto para una minúscula piedra como tú —dijo Sasuke.

Ella se levantó de un saltó y le apuntó con su dedo índice.

—¿Sabes? Sería una pena si alguien comprase todos los tomates de Konoha y tú te quedases sin ellos para siempre —amenazó ella. Él agarró su mano, la apartó y activó su Sharingan.

—¿Y no será esa persona la archiconocida Karen pelotomate? —masculló el chico.

Ella se soltó de su agarre y le miró de arriba a abajo, su cabello comenzó a elevarse por las puntas.

—¡Sasuke! —exclamó Sakura corriendo hacia el par—. ¿Karen? —murmuró aguntando una carcajada al verla tan enfadada.

—Aléjame de él antes de que lo mate —masculló la Uzumaki.

—¿Matarme? ¿Tú y cuántos cómo tú? —preguntó Sasuke con sorna.

—¡No digas esas cosas, Karen! —gritó Sakura, agarrándose al brazo del Uchiha. Él intentó que se le alejara.

A Karen se le había olvidado. No había pensado en que Sakura siempre se pondría del lado de Sasuke sin importar el qué. Refunfuñó por lo bajo y reanudó su marcha hacia la academia ninja.

Caminó unos cuantos metros sin prestar atención a su alrededor hasta que chocó contra alguien y se cayó, de nuevo. Su torpeza parecía no conocer límites, no pudo evitar cuestionarse cómo no se había abierto la cabeza todavía. Había llegado a parar al patio de enfrente de la academia, faltaba poco para conseguir llegar a su aula.

—¡Oye, mira por dónde vas! —exclamó el chico con el que se había chocado—. Pero mira a quien tenemos aquí, el tomate de primero. —La Uzumaki frunció el ceño. —Tendré que enseñarte que no se tropieza con los de quinto. —Sonrió de lado.

—Lo único que podrías enseñarme es a no peinarme de esa manera —comentó ella, sonriendo.

—Eres tremendamente insoportable —dijo él.

—Me lo tomaré como un cumplido, viniendo de alguien como tú.

El chico consiguió agarrarla del pelo y tirarla al suelo. Karen se intentó levantar, pero él le dio una patada a su brazo rápidamente.

—Déjame, pedazo de imbécil, o te arrepentirás —masculló, intentando soltarse del agarre.

—No sabía que los tomates podían hablar. —Karen suspiró y, de un salto, se puso de pie. Le dio un puñetazo a la pierna izquierda del chico e hizo que cayera de rodillas frente a ella.

—¿Sabes? Hablas demasiado como para pelear así de mal, yo cerraría esa boca hasta poder derrotar a alguien de primero. ¿Este es el nivel que tienes en sexto? Vaya decepción. —El chico apoyó su mano en el suelo para poder levantarse, pero Karen se la pisó, haciendo que gritara del dolor.

—Si bien considero que está recibiendo su merecido, no deberías ensañarte tanto con él —dijo un chico de cabellos largos y usuario del Byakugan.

—¿Ensañarme? Pero si acabo de comenzar —Sonrió de lado, haciendo crujir sus nudillos.

—Para ya antes de que te castiguen a ti —habló él, poniéndose entre ambos chicos.

—¿Quién eres? ¿Por qué le defiendes? —preguntó Karen, mirándolo de arriba abajo. Tenía el pelo marrón largo, ojos perla y unas vendas en la frente.

—En primer lugar, te estoy defendiendo a ti, no a él. Y, en segundo lugar, pedir a alguien que se presente, sin presentarse antes, es de mala educación. —La chica suspiró y dejó que el matón comenzara a correr en dirección contraria a la suya.

—Soy Karen, Karen Uzumaki, ya sabes, del clan Uzumaki, no es que Uzumaki sea mi segundo nombre... —Tragó en seco. —Lo siento, no hago más que divagar. —Rio nerviosamente.

—Soy Neji. —Karen asintió.

Justo cuando Karen se iba a girar para irse, el chico que había salido corriendo intentó atacarla, pero ella, que creyó ser más rápida que él, intentó darle un puñetazo. Al apoyar su peso en el tobillo en el que se había hecho daño, cayó al suelo por culpa del dolor.

Neji activó su Byakugan y golpeó algunos puntos de chakra del chico, haciéndole correr despavorido de nuevo. Le observó alejarse con el Byakugan por si volvía para dar pelea.

—Pensaba que no había sido para tanto, sí que duele —murmuró Karen para sí.

—Llamaré a alguien de tu clase para que te lleve a la enfermería —dijo el Hyuga.

—Pregunta por Naruto. —Sonrió. —Naruto Uzumaki.

—Dejémoslo. Ya llegamos tarde, sería una pérdida de tiempo el ir a buscar a alguien cuando te puedo llevar yo mismo. No te importa, ¿no? —Ella negó. Agarró a la de pelo escarlata y la cargó en su espalda. —Tú chakra es increíblemente brillante... —murmuró el chico al sentirlo—. Jamás he conocido a alguien tan cálido como tú.

—Creo que es porque tengo fiebre —comentó la chica entre risas.

Pero Neji no se refería a eso. El chakra de Karen era brillante, reflejaba esperanza y, además, era inmenso. Nunca, en toda su vida, se había cruzado con alguien como ella.

 Nunca, en toda su vida, se había cruzado con alguien como ella

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Don't Leave Me | Neji HyugaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora