Capítulo 20 - PERO

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PERO


Narra Lucía:


Acabo de llegar a Madrid para dar una sorpresa a María. Tuve que volverme a casa este tiempo por problemas familiares pero creo que es hora de volver a retomar mi vida y creo que no hay nada mejor para empezar que hacerla una visita e intentar ayudarla.

Llego hasta su casa y me pongo algo nerviosa, no sé cuál va a ser su reacción, espero que se alegre y pueda ver su sonrisa. Por lo que me han dicho las chicas no sonríe mucho salvo cuando está con Blas.

Llamo a la puerta y la que me abre es Didi que me sonríe.

—Hola, ¿qué tal todo? —saludo al verla en la puerta.

—Hola Lucía, pasa —me responde dejándome pasar—. Las cosas creo que van algo mejor pero creo que le va a encantar verte, te ha echado mucho de menos —cierra la puerta cuando paso.

Didi me acompaña y me lleva hasta el jardín en el que están todos, incluido Blas. Me quedo observando la escena y me fijo en cómo interactúan los dos. Se encuentran sentados uno junto al otro. Se están riendo así que yo también lo hago, parecen felices pero... en los ojos de María hay tristeza. Lo añora, extraña todo del él, la manera en la que estaban y cómo ahora se tiene que conformar con ser solo su amiga.

Me acerco lentamente hasta ella. Los demás me descubren y me miran asombrados pero les hago un gesto para que guarden silencio. Unos pasos más y llego hasta ella para taparla los ojos con mi mano.

—¿Qué narices hacéis? —se queja cuando salta del susto.

—¿Quién soy? —pregunto sonriendo.

—Pues... —titubea intentando reconocer mi voz—. No lo sé —admite al final.

—Voy a darte una pista —digo riendo—, te conozco desde los tres años —le digo— ¿Quién soy? —vuelvo a preguntar.

—No puede ser verdad —dice sorprendida cuando averigua mi identidad— ¿Eres tú, Lucía? —pregunta.

Aparto mis manos de sus ojos y María se gira, me mira sorprendida y sin creérselo. Se levanta y me abraza con efusividad. Al cabo de unos segundos oigo unos jadeos y sé que está llorando.

—No llores cielo —le digo intentando tranquilizarla—. Ya estoy aquí —la abrazo con más fuerza.

—Te he echado tanto de menos... Gracias —me dice—. Te necesito ahora aquí conmigo —me dice mirándome a los ojos.

Me coge de la mano y me dirige a un lugar más apartado del resto para poder hablar tranquilamente. Así lo hacemos, nos ponemos al día de todo lo que nos ha pasado pero sobre todo de cómo se siente con respecto a Blas. La pobre está hecha polvo, ella quiere decirle que lo ama pero no puede y eso la está matando poco a poco.


Voy a la cocina a por un vaso de agua cuando me choco con alguien de repente.

—Lo siento —me disculpo—, no te había visto —digo.

—No te preocupes, la culpa también es mía, no he mirado por donde iba —me dice.

Alzo la mirada y veo que es Carlos. No me había fijado pero es muy guapo. María decía que él era perfecto para mí pero nunca hemos hablando así que no lo conozco. Lo que sí es cierto es que no mentía en lo de que era guapo. 


Narra Carlos:


Un amor de verano || Auryn || Blas √Donde viven las historias. Descúbrelo ahora