Capítulo 29 - DESESPERACIÓN

605 47 10
                                    


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


DESESPERACIÓN


Llego sin aliento e intento verla como puedo ya que las lágrimas me lo impiden. Sigo andando hasta que la veo. Está allí subida, encima del muro del puente. Me aterro de repente y corro hasta ella.

—¡MARÍA NO POR FAVOR! —grito en su dirección.

María gira la cabeza y me mira. Sus ojos muestran sorpresa porque no esperaba verme allí, que la encontrara.

—Vete Blas —me dice volviendo la vista al frente—. No quiero verte. Está decidido, se acabó —habla pero no la siento segura.

Da un amago de tirarse pero corro hasta ella y la agarro de la muñeca para que no lo haga. Mi corazón late muy deprisa y mi cuerpo tiembla de los nervios.

—No lo hagas por favor —suplico acojonado mirándola.

María me mira con los ojos llenos de lágrimas.

—Lo siento Blas pero ya no puedo más —dice rota.

—No por favor —pido— ¿Hablemos sí? —ruego porque me haga caso.

—No Blas —me dice tajante—. No hay nada de qué hablar. No te acuerdas de mí, no me quieres y yo no soporto esto más. No soporto verte cada día y que no te acuerdes de todo lo que hemos vivido. No soporto la idea de ver cómo te gusta otra persona cuando antes me querías a mí. No soporto la idea de que jamás vaya a poder tenerte, que no voy a volver a besarte ni a abrazarte. No soporto saber que jamás me volverás a mirar a los ojos de la forma tan especial que lo hacías —me explica llorando.

—Yo... lo siento María —me disculpo—. Yo no quería esto y tú lo sabes —intento justificarme sin éxito porque sigue llorando.

—No lo sientas —me dice—, sé que no es tu culpa pero ya da igual todo. Da igual todo lo que pase ya que tú no volverás a recuperar tu memoria, has perdido todos nuestros recuerdos —termina de decir.

—No digas eso —intento acercarme a ella pero se aleja—. Quién sabe, a lo mejor algún día vuelvo a recordar —intento sonar esperanzado—. Pero por favor, baja de ahí, te vas a matar —digo asustado y angustiado.

—¿Y? —dice irónica— ¿A quién le va a importar? —dice dolida.

—A mí —contesto serio y tajante—. Me importa a mí —digo dolido.

—Mentira —me dice—, yo no te importo nada —susurra.

—Ahora eres tú la que está diciendo una mentira —sonrío levemente porque se está convenciendo de ello—. Sí que me importas y mucho —comienzo a llorar por toda la situación que estamos viviendo.

Se queda callada, no sé qué es lo que le pasa por la cabeza. Lo único que tengo claro es que si se tira por el puente yo me muero.

No sé qué es lo que tiene María, hay algo en ella que me hace sentirme seguro, en casa. Es una sensación rara pero a la vez reconfortante. Cada vez que está cerca, mis sentidos se disparan y tengo una obsesión por protegerla, por hacer todo lo posible para que nada malo la pase, para que no sufra. Solo quiero hacerla feliz. Pero lo que más me fastidia es el hecho de que he sido el primero en hacerla sufrir y eso me está consumiendo poco a poco.

Un amor de verano || Auryn || Blas √Donde viven las historias. Descúbrelo ahora