#15 - She Looks So Perfect

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Desperté al otro día, aún entre los brazos de Mikey, ambos seguíamos totalmente despojados de nuestra vestimenta, cubiertos por las mismas sábanas, y, por sobre todas las cosas, felices. Él seguía durmiendo, y se veía tan angelical... Sus ojitos cerrados, su respiración uniforme, pacífica... Michael no es de este mundo, realmente. En fin, procuré no molestarlo, inspeccionando con mis ojos cada centímetro de su rostro, anonadada. Podría hacer eso todos los días de mi maldita vida y estaría orgullosa de ello.

Dí un pequeño recorrido a la habitación con la mirada. No sabía bien dónde habría pasado la noche Luke, pero, a juzgar por los mensajes de Hailey que ví cuando tomé mi teléfono, ella también estaba al tanto de lo que estaba por pasar esa noche, de modo que no debía preocuparme. Entre otros detalles, nuestra ropa estaba por toda la habitación: su remera en la cama restante, mis skinny jeans en el piso, etcétera.

Le contesté a Hailey una carita ruborizada, dándole a entender que mi respuesta a sus preguntas eran un sí. Ella comenzó a enviar audios y yo bufé, considerando la opción de tener que abandonar ese lugar sagrado para poder ir al baño sin despertar a Mikey y escucharlos. Conté hasta tres, levantándome lentamente y poniéndome la remera de mi novio y su ropa interior, riendo divertida al pensar en su reacción al verme.

Me miré al espejo mientras escuchaba las notas de audio. Mi pelo estaba mucho más que alborotado; mis labios, más rojos de lo común y el mero recuerdo de lo que habíamos vivido me hacía estremecer. Cerré los ojos, riendo y cayendo en la cuenta que no había entendido una sola palabra de las que estaba escuchando porque mi mente estaba en cualquier lado menos allí.

Salí del baño, encontrando a mi novio despierto, recostado en el respaldar.

Él suspiró, guiñándome el ojo y extendiendo una de sus manos hacia mí. Dejé el celular en la cama y me acerqué, tomando su mano, subiéndome a la cama y posicionándome sobre él para besarlo en los labios y susurrarle un "buenos días, bebé". Sus manos recorrieron mi cintura, devolviéndome el beso, mordiendo mi labio inferior, susurrando unos "buenos días, angelita" a cambio.

Le sonreí ampliamente. —¿Has dormido bien?

—De maravillas —respondió, sin dejar de mirar mis ojos.

—Yo también —confesé, besándolo otra vez.

Su teléfono fue el que sonó esta vez. Me levanté de encima suyo, sintiendo su mirada en mí en todo momento. Caminé hasta el mueble con el espejo, para finalmente peinar mi cabello en una cola de caballo, al mismo tiempo que él era quien escuchaba un mensaje de audio, riendo. En cuestión de segundos, lo reproducía nuevamente, esa vez en volumen alto, y el emisor era un chico cuya voz reconocí al instante, con risas de fondo.

"Señor y señora Clifford, buenos días. Lamento mucho molestarlos en este maravilloso día, pero pronto acabará la hora límite del desayuno y sería una lástima que se lo perdieran. Ah, y espero que no haya otro Clifford con ustedes, ya que sería altamente inoportuno visto y considerando que estamos a nada de lanzarnos al estrellato. Sin más y esperando ver sus malditos traseros en el comedor del hotel en menos de veinte minutos, saludo cordialmente".

Negué con la cabeza, sin dejar de reír. —Ashton es un imbécil.

—Lo es —rió Mike—, pero tiene razón, hay que ir.

—En diez minutos estaré lista —le hice saber, escaneando la habitación en busca de mi ropa, la cual tomé del piso.

Él examinó mi atuendo, atento. Me miró como diciendo "no puedo creer que estés haciendo esto" y rio levemente.

—Diablos.

—¿Qué? —Susurré, sin comprender

Él titubeó antes de decir algo, mordiéndose el labio inferior.

Mixtape #1, lado B {mgc} // EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora