#8 - Monster Among Men

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"Um, hola, Michael aquí, si estás escuchando esto es porque no puedo atenderte ahora, así que por favor, deja tu mensaje después del tono, adiós".

—Mike, es el quinto mensaje del día. Por favor, espero que puedas devolverme el llamado, en serio necesito hablar contigo.

Corté la comunicación, suspiré y rodé mis ojos.

Creo firmemente que el silencio es lo más difícil de soportar cuando estás intentando acostumbrarte a sobrevivir sin la persona que más amas en tu vida. La incertidumbre te mata lentamente, las dudas te carcomen. Me gustaba pensar que eso era sólo una pequeña pausa, por el bien de ambos. Nunca fue decisión mía, ni por casualidad. Sé que de él tampoco, pero no estaba en condiciones de especular sobre la actitud de Michael.

Tampoco podía acercarme de imprevisto a su casa, ya que Susan había recomendado dejarlo meditar un tiempo sobre sus acciones. Ahora que lo pienso con más claridad, sé que si hubiera conocido lo que nos esperaba, hubiera aguardado el tiempo necesario en lugar de estar intentando acercarme a toda costa. Hubiera sido lo más lógico. A la mierda, tenía diecisiete años y era fundamental salvar a Mikey, costara lo que costara. No fue así, y si no hubiera tenido que bajar del autobús sé que hubiese intentado llamarlo una vez más.

Caminé hasta el departamento de Ashton, donde los chicos se habían reunido y me esperaban para tratar de hablar de Mike. Entré al edificio, marqué mi destino en el ascensor, subí, caminé hasta el departamento, toqué el timbre, Ashton me recibió, lo saludé, entré. Fue todo tan sistemático que casi ni lo percibí, sólo estaba concentrada en chequear mi celular en caso de que Mikey se decidiera a responder mis mensajes o llamadas.

—¿Puedes levantar la vista del teléfono, sweetheart? —Ashton suspiró, algo molesto. —Deja de hacerte mala sangre.

Yo puse mis ojos en blanco, dejando el celular en mi mochila mientras saludaba a Luke y Hailey. Dejé la mochila en una silla.

—¿Y los Hood? —indagué.

—La madre de Cal los invitó a cenar en su casa —respondió Hails—. No querían fallarle.

Yo reí. —Genial.

—Anna me pidió que te digamos que espera que no te enfades.

—Para nada —aseguré.

Me senté en el sillón frente a la pareja y suspiré otra vez. Luke me miraba constantemente y me estaba logrando incomodar. Lo miré también, esperando que hablara pero no lo hizo. Ashton trajo una bandeja con galletas y vasos con jugo, compartiendo chistes con Hailey sobre lo bien que le saldría ser mesero en un futuro.

Busqué mi mochila con la mirada. No podía estar sin mi teléfono, ¿qué tal si él dejaba todo de lado y llamaba? "Al diablo todo", pensé y me puse de pie, dispuesta a buscar mi teléfono.

—Deja de atosigarlo. —Finalmente, el rubio rompió su silencio, para detenerme.

Me di vuelta hacia él, que había posado su mirada azul en mí, fijamente. Hailey y Ashton se percataron del gesto y se cuestionaron entre ellos.

—¿Disculpa?

—No es bueno para ninguno de los dos, Sasha —explicó, acomodándose en el sillón. Se pasó una mano por el cabello y soltó el aire retenido—. Ya pasé por esto, por eso hablo.

Mi amiga hizo una mueca. —Luke, lo nuestro fue diferente.

—Pero yo sí comprendo cómo se siente Mike ahora. —El chico la desafió. En todo ese tiempo, nunca había visto a Luke hablar tan en serio, mucho menos contradecir a su novia.

Mixtape #1, lado B {mgc} // EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora