...mayor que yo III...

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Estaba sentada en el asiento del copiloto y sólo se sentó allí porque él manejaba.

Estaba levemente inclinada hacia atrás, su cabello suelto y perfectamente lacio, su rostro hacia la ventana, sus piernas cruzadas, sus brazos cruzados bajo su pecho y sus senos hermosamente juntos y apretados resaltaban en su escote.

Hacía cinco minutos que habían emprendido el viaje a su casa, y ella sólo podía pensar en su decisión, ella quería tirarse al pequeño bombón rubio que estaba a su lado; sus amigos la empujaron a tener fantasías eróticas toda la noche, Wiss y Picoro no paraba de susurrar en su oído *"imagínate si te hace esto o aquello, deberías probar tal cosa con él"* y cómo si esos comentarios no la habían prendido fuego, el bailar con él una canción lenta, prácticamente pegados, tan pegados que sintió su erección presionando en su estómago, el rostro completamente rojo de él, la quemó, la hizo arder y volar lejos.Definitivamente tenía que probarlo.

Pero¿y cómo? Era la pregunta del millón, puesto que él no lo haría, seguramente por miedo a perder su trabajo <todo depende de ti> pero estaba fuera de práctica, ella nunca tuvo que buscar a un hombre, los hombres prácticamente se tiraban a sus pies y sólo tenía que decir SI o NO.
Bufó molesta...

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El nunca manejó tan despacio, inconcientemente no quería llegar a destino, la miraba de a ratos, era una maldita postal erótica esa mujer, ese vestido increíblemente sensual en ella gritaba "pecado". Y quería pecar, carajo que quería.

Pero ¿y cómo? Simplemente no le dices a tu jefa *"Sra. Quiero hundirme tanto en Ud. Que se olvidará de los que estuvieron antes" "Ud es mí fantasía desde niño, y siempre desee verla arrodillada frente a mí con su boca en mí verga"* y esos pensamientos estúpidos que tenía todo el tiempo le causaban un dolor de huevos terrible, vivía de erección en erección, no tenía novia, tampoco quería una, asi que, si no pasaba la erección, sólo podía autocomplacerse en la soledad de su habitación.

La escuchó bufar y se animó a preguntar -¿le sucede algo Sra?-.

La preciosa voz la sacó de su nube y giró su rostro para verlo, tenía la mirada al frente, estaba serio, se había sacado el saco y la corbata, los primeros botones desprendidos <precioso> involuntariamente mordió su labio <¡cuantas ganas le tenía!>.

-mmm... Sabes, hay un hermoso bosque a unos minutos de aquí, sé que es tarde pero ¿Te importaría llevarme?-.

-¿está segura?- la observó<mujer sensual>.

-si, me gustaría ver el amanecer- se acomodó en su asiento -si no quieres está bien-.

-no,no... claro vamos, sería lindo- <¿lindo? Enserio dijiste eso, estúpido>.

Ella sonrió, le indicó el camino y siguieron fantaseando cada quien por su lado.

Menos de diez minutos y habían llegado a un descampado con algunos árboles, un lugar muy oscuro, había algunos autos desparramados y empañados, no tenía que ser adivino para saber que estaban haciendo las parejas, se pregunto ¿por qué una mujer como ella quería ir allí?pero no encontró una respuesta rápida.

Ella cortó el silencio para indicarle que siga unos metros más por una calle de tierra empinada, subieron sin problema y estacionaron cerca de un barranco, se podía ver la ciudad desde allí, aunque seguía oscuro y deshabitado.

Milk fué la primera en bajar y apoyarse en la trompa de auto, eran las 4:30 de la madrugada y la luna se veía espléndida desde ese lugar.

El tomó el saco bajo su brazo y salió, se mantuvo a una prudente distancia, pero ella al darse cuánta lo llamó y le hizo señas que se acerque, él obedeció.

Relatos LEMON GochiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora