«Don't Forget Us» [Haikyuu!! Español]

[XII] Keiichi-Kun

Los chicos sólo se negaron todas y cada una de las veces que él pelirrojo les pedía lo mismo, que lo llevaran a ver a Kageyama.
Intentaba recordar donde él vivía, apretaba los ojos y los labios intentando ver más allá de su borrosa barrera de recuerdos. Sólo paró cuando su cabeza comenzó a doler, y un par de lágrimas cayeron por sus mejillas.

- No seas llorón.- Tsukishima llegó a su lado, él lo ignoró.- Son tal para cual.- El rubio suspiró, quedándose con él.- Créeme, si tuviera su dirección te la daría, no me importa si los mayores se enojan conmigo, ya me harté de sus ríos de lágrimas.

Eso llamó la atención del más bajo.

- Mañana ese idiota vendrá a la escuela, tenlo por seguro. Y vas a hablar con él ¿De acuerdo?- El pelirrojo asintió.- Y no quiero que pase la misma tontería con la chica de tu salón y eso.- Le golpeó el hombro suavemente y se alejó antes de que el otro hablara.

Se quedó parado ahí, sobando su hombro y pensando en cómo resolver lo que había causado. Ni siquiera podía recurrir a la experiencia, no recordaba nada.
Se había peleado con Kageyama antes, y sabía como contentarlo, al menos lo sabía antes de la amnesia.

Después de unos minutos más pensando se resignó, tendría que esperar al día siguiente para poder hablar detenidamente con él, para poder arreglar las cosas y que al fin esa persona que parecía ser muy importante para él, lo ayudara como debió hacerlo al principio de todo.
El entrenador dio por terminada la práctica de ese día, saliendo todos del gimnasio y entrando a la sala de club para llevarse sus cosas e ir a casa.
Shōyō tomó su teléfono y envió un único mensaje a su padre, diciéndole que la práctica había terminado y que podía ir a recogerlo.

🕳️🕳️🕳️

Shōyō llegó a casa y lo primero que hizo fue abrazar a su madre fuertemente. Rompió a llorar en sus brazos y la mujer, preocupada, le preguntó qué sucedía.

— Mamá.– Sollozó.– ¿por qué no me lo dijiste, por qué no me dijiste que Kageyama es mi novio? Le he hecho tanto daño esta semana y ni siquiera sabía.– Continuó llorando, su padre puso una mano sobre su espalda como intento de reconfortar a su hijo.

— Cariño, no es algo que nosotros debíamos decirte. Podría dejarte más confundido, y ya vimos qué pasó.– Se explicó, alarmada por la situación de su hijo.

— ¡Todos me dicen lo mismo! Nadie quiere decirme nada, tengo tantas preguntas que nadie está dispuesto a contestar, necesito arreglar las cosas, quiero regresar a ser el mismo Shōyō de antes.– Lloró aún más.

Cuando Shōyō se calmó subió a su habitación, y se tiró a la cama hasta que llegó la hora de la cena.

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Al día siguiente, Kageyama llegó a la escuela en el auto de su padre, que le propinó un regaño antes de dejarlo salir del auto.

— Hijo. Ya te dije esto ayer, si vuelves a safarte de la escuela solo por lo de Shōyō, no voy a llevarte a casa.– Tobio suspiró.

— Espero arreglar las cosas con él hoy, papá.– Apretó la correa de su mochila.– Sino no sé qué pasará.– Su padre de alborotó el cabello y quitó el seguro del auto, dejándolo bajar por fin.

— Que te vaya bien, come tu almuerzo, suerte en el club.– Lo despidió con una sonrisa, el chico le hizo un gesto de despedida con la mano.