Eran cerca de las dos de la madrugada cuando se encaminó a la tienda veinticuatro horas de la esquina. Sus dedos crujieron al bajar las escaleras, agarrotados tras las incesantes horas tecleando frente al ordenador. Debía entregar aquel ensayo como fuera, ya había rascado dos semanas del calendario a base de excusas por no admitir el bloqueo creativo que la asediaba. El reloj circular frente a la puerta de su dormitorio mezclaba los minutos con sus pensamientos. Suspiró frustrada tomando el pomo en su mano y salió a la calle. El frío de la noche se coló por las mangas de su sudadera acariciándole la piel desnuda. Se frotó los brazos avanzando unos metros hasta la entrada de la tienda.
El aire estaba viciado y el sonido monótono de los congeladores irrumpió el incómodo silencio en el que saludó al dependiente con un gesto de la cabeza, adentrándose hasta el fondo en el pasillo de la izquierda. Divagó con la mirada por los estantes con bollería, absorta en la idea de que había olvidado la inspiración en el último starbucks que visitó al otro lado de la ciudad.
La campanilla de la entrada anunció la llegada de alguien más. Escuchó unas risas ahogadas de pasos cansados en su dirección y desvió la mirada al inicio del pasillo.
- Sinceramente... Eso es pretencioso- murmuró la chica de sedosa melena azabache mirando hacia atrás.
- ¿Cómo puede ser pretencioso creer que es lógico echar los cereales antes que la leche?- rebatió el chico entre risas, levantando las cejas incrédulo y quitándose unos mechones rubios de su frente.
Venus los observó de soslayo. Gotas de sudor perlaban sus pieles manchando las camisetas térmicas y cargaban macutos negros con ojos vidriosos y los labios heridos. Achinó la vista fijándose en él atentamente, tratando de recordar dónde le había visto antes.
- Pues claro que lo es, Danny- insistió ella, dando unos pasos de espaldas y chocando con Venus- Disculpa- soltó girándose instintivamente.
- No pasa nada, no te preocupes- sonrió torpe, alzando la vista para encontrar los profundos ojos negros de la chica sobre ella.
Sus miradas se cruzaron intensamente y sintió sus orejas teñirse de rojo al bajar la vista al suelo.
- Perdona, - interrumpió una voz grave- Vas a la universidad Julienn Romeo, ¿verdad?
El chico rubio la miraba como si hubiera hecho un gran descubrimiento y sonrió acercandose con interés.
- Sí...- contestó perdida.
- Eso pensé- murmuró alegre- Soy Danny Ritzo, vamos juntos a clase de periodismo de sucesos- explicó tendiéndole una mano. La aceptó con una leve sonrisa dedicada a la chica detrás de él, incapaz de apartar la mirada- Esta es Hannah- añadió señalándola con un movimiento de cabeza.
- Hey- saludó ella con un gesto ligero de la mano, dejándola escuchar su voz ronca por segunda vez.
Venus se quedó absorta en su boca, la lengua había aparecido indiscreta humedeciéndole los labios.
- Venus- se presentó tras un corto silencio- V, para los amigos.
Ambos sonrieron.
- ¿Vives cerca?- dijo Hannah interesada, con la mirada fija en sus ojos. Se obligó a desviar la vista de sus dientes a la estantería de enfrente y asintió.
- Arriba, en el séptimo piso- respondió cogiendo finalmente la oferta de donuts- Debo irme ya- suspiró, haciendo amago de marcharse- Nos veremos el Lunes- murmuró pasando junto a Danny con una sonrisilla incómoda antes de alejarse en dirección a la caja.Volvió a mirar inconscientemente de reojo a Hannah y suspiró ante la rápida visión del color de su piel. Aquel canela pálido le recordaba a su adolescencia, a la primera vez que besó una chica cuando estaba por cumplir diecisiete años. Sonrió para sí misma. El sabor a cerezas del gloss en sus labios le vino a la mente. Recordó las manos apartándole el pelo tras la oreja, sus dedos aferrándose a la camisa para atraer a la otra chica contra su cuerpo y la sensación en la entrepierna derritiéndose de excitación.
Tragó saliva al subirse al ascensor. Las memorias cosquilleaban en su bajo vientre convertidas en deseo y cruzó las piernas con fuerza, sintiendo la presión de los vaqueros contra su intimidad. Dejó caer la espalda contra la pared de la máquina, escuchando el mecanismo interior de subida estremecerse y pensó en lo poco que tardaría en estar averiada de nuevo. Cuando llegó al séptimo piso, cruzo rápida el corredor hasta su puerta y se adentró en el apartamento.
Quería tocarse. Lo necesitaba. El hormigueo insaciable en su entrepierna le pedía desatarse y sus pezones se endurecieron bajo la tela rugosa de la sudadera. Se desabrochó los pantalones y lanzó la parte de arriba al suelo, con la piel erizada al contacto del cálido salón. Tumbada en el sofá, hundió excitada su mano dentro de las bragas. Jadeó pensando en los últimos besos que habían perlado su cuerpo, sintiendo el rastro del amante fantasma en su cuello, sus clavículas y sus costillas antes de llegar a la cadera. Aquello la encendió casi tanto como tener a una chica bajo ella y verla estremecerse de placer. Se acarició las ingles haciendo una leve presión con las yemas de los dedos, imitando urgida el toque posesivo de otras manos antes de pasar a rozar en círculos su palpitante clítoris. Se derretía entre las piernas, le encantaba esa sensación. Frotó sus labios lubricándolos hipersensibilizada y ahogó un gemido mordiéndose las mejillas. Quería correrse. Se pellizcó un pezón suavemente, disfrutando de la electrizante estimulación de su sistema nervioso e introdujo la punta de dos dedos en su interior. Contuvo la respiración. Los latidos de su corazón invadían frenéticos sus oídos. Comenzó a doblarlos contra las paredes de su vientre y el creciente hormigueo del orgasmo se intensificó. Pulsó su clítoris con el pulgar, presionando, insistiendo hasta sentir que se desvanecía y cuando el placer explotó alrededor de sus dedos, arqueó la espalda exhalando un largo gemido.

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Channel Red
Teen FictionEn esta novela hay: • yuri (chicaxchica) • mommy k*nk • praise k*nk • sexo lésbico • escenas y lenguaje explícitos • violencia Si no te gusta este tipo de contenido, por favor, no denuncies, sólo sal de la novela. Gracias❤ Venus, universitaria sin i...