Me desperté a la mañana siguiente y por un segundo no entendía donde estaba, siempre me pasa eso cuando nos mudamos a una nueva casa. Esperaba abrir los ojos y ver mi antigua casa de nuevo. Pero no es así, aquí estamos, en Doncaster, a punto de comenzar otra vez.
Me levanté de la cama y me di una ducha. Hoy debía ir más temprano al instituto, ya que alguien me daría un recorrido por allí para que me comience a orientar. Lo cual es bueno así no tendré que preguntar por las aulas en cada nueva hora y además tendría la posibilidad de conocer a alguien nuevo. Quizá hasta pueda hacer amigos otra vez, y esta vez esperar que no sean como los demás.
Cuando bajé las escaleras me encontré a mi familia desayunando y me uní a ellos. Luego, partimos hacia el instituto con Emma.
Se notaba que Emma estaba triste, a ella le costaba mucho estos cambios. Para ella no era fácil hacer nuevos amigos sabiendo qué tal vez dentro de un tiempo los dejaría atrás. Le dolía mucho más que a mi, por ser tan apegada a las cosas y a las personas.
- ¿Todo bien, Emma?- pregunté para sacarle tema de conversación, mientras caminábamos hacia el nuevo instituto.
-Si, es solo que estoy preocupada. Imagínate que nadie quiera hablar conmigo, o que me ocurra algo vergonzoso hoy, seré el hazmerreír de todos. - me dijo, al parecer estaba realmente preocupada. Su cabeza estaba concentrada en el piso, y además se sentía la tristeza en su voz.
- Tranquila, eso no pasará yo estaré contigo. Nadie se burlará de mi hermanita. - le dije con una sonrisa.
- No me digas hermanita, no soy menor que tú . Tal vez por unos minutos, pero no cuenta.- me dijo molesta y seguimos caminando.
Emma y yo somos mellizos, al parecer yo nací unos minutos antes que ella, lo que relativamente me hace mayor que ella. Mi hermanita no lo quiere aceptar, por eso se hace la ofendida. Me gusta hacerla enojar de vez en cuando. Es un gran pasatiempo.
Antes de que me dé cuenta, estábamos en la puerta del nuevo instituto, Dartford High School. No había casi ningún alumno, ya que habíamos ido un rato antes para que nos den el recorrido. Solo se veían a profesores yendo de allá para acá.
Nos dirigimos hacia la dirección, donde nos dio la bienvenida el director, el señor Jones. Era muy simpático, tenía unos 50 años de edad, y sus canas ya empezaban a verse en los costados de su cabeza. Nos presentamos frente a él y nos pidió nuestros datos para completar unas planillas. Al poco tiempo alguien tocó la puerta.
- ¡Pasa! Está abierto.- gritó el director para que aquella persona que había tocado la puerta lo escuchara.
Entro una muchacha de nuestra edad, con el pelo castaño que le caía en unos rulos perfectos. Llevaba puestos unos lentes, los cuales impedían ver con facilidad el color de sus ojos, pero que luego de unos segundos pude notar que eran de un color grisáceo yendo a verde. Ella sostenía unos libros y carpetas en sus brazos, lo que daba a entender que al parecer había pasado algo con su mochila, ya que no la llevaba puesta.
- Buenos días.- dijo, se veía que estaba nerviosa por su tono, un poco tembloroso.
- Hola Mel, te presento a Evan y Emma Smith.- le dijo el señor Jones.- Chicos, ella es Melissa Jones, mi hija y les dará la visita por el intituto. Ya pueden marcharse.- nos informó y salimos para comenzar el recorrido.
Empezamos a caminar y Melissa y Emma comenzaron a hablar, yo no les presté mucha atención al principio pero luego me uní a la charla. Era una chica simpática, a decir verdad, habló más con mi hermana que conmigo, se ve que se llevan bien. Estoy feliz por Emma que ahora no tendrá de qué preocuparse.
Melissa nos dio nuestros horarios y nos mostró dónde estaba cada aula.
- Esto es injusto ¿porque ustedes coinciden en todas las clases? Estaré sola todo el día. - dijo Emma quejándose de su horario, y noté que se sentía un poco decepcionada.
- No pasa nada, iremos contigo en los descansos, seguro conocerás a alguien con quien compartas clases.- la trató de calmar su nueva amiga.
[...]
Por fin terminó el día. No fue un mal día, al menos ya tengo una amiga, Melissa. Como compartimos todas las clases, hablamos mucho; hasta llegó a tal punto de confianza en contarme que había pasado con su mochila: se la había llevado su hermano mayor por "accidente". Es una muy buena persona y además tenemos bastantes cosas en común. Me presentó a sus amigos y todos ellos nos incluyeron en el grupo de una manera mucho más agradable que mis otros amigos en las ciudades anteriores. Creo que seremos buenos amigos.
Finalmente, luego de cenar junto con mi familia, subí a mi habitación para ordenar algunas cosas del nuevo instituto y después irme a dormir. Pero, antes de ya irme a acostar sucedió algo extraño. Se escuchaban unos ruidos raros afuera de mi casa, por lo cual me asomé a la ventana para ver qué sucedía. Al costado de nuestra casa había una persona, que parecía estar tratando de tocar el aire frente suyo. Este estaba como muy concentrado en lo que sea que estaba haciendo, moviendo los brazos de una manera extraña.
Me resultó familiar, pero eso era ilógico, no conocía a casi nadie aquí. Además, como ya era de noche, no lograba divisar bien a esa persona, por lo que lo hacia más improbable la posibilidad de que lo conociese. No le presté atención y seguí haciendo algunas cosas del instituto mientras escuchaba música.
Unos minutos después volví a mirar, ya que me había quedado intrigado de lo que estaba haciendo esa persona, aunque ya no estaba. Me fui a dormir pensando en aquello, algo inusual estaba pasando, pero no le di mucha importancia.
Cosa que creo que debería haber hecho...
Holaaa.
Hicimos un mini maratón con los dos primeros capítulos, esperamos que los disfruten.
Comenten que les pareció y si quieren voten.
Gracias, nos leemos el martes...
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Interworlds
Teen FictionEvan Smith, un chico de 17 años, llevaba una vida normal hasta que se va a vivir a Doncaster. Allí, conoce a Jack, un chico pelirrojo que parece esconder un secreto, que también es nuevo en la ciudad. ¿Que secreto esconderá Jack? ¿Podrá el amor de...