|planes mal hechos|

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Capítulo tres:

Zayn.

—¿Qué? —dijo en un hilo de voz.

Sonreí y negué con la cabeza. No iba a dar más, simplemente estaba algo idiota porque era mi cumpleaños.

—Nada—respondí—. Sólo una taza de café.

Ella frunció el ceño y asintió lentamente mientras anotaba. La perdí de vista cuando se adentró en la cocina.

Mi celular vibró.

—Hola, cariño—susurró Gine.

Joder. Estaba a punto de arrancarme los cabellos. Colgué.

La única manera de librarme de ella era diciéndole que tenía novia. Podrías confundirte, oh sí que lo harías. Seguramente cuando vez a la clase de chica que es Gine, pensarás “Tiene que follarse hasta los hombres casados” Pero no, Gine no era capaz de dañar a un noviazgo de un día. Ella era una clase de zorra rara.

—¿Me colgaste? —volvió a llamar.

—Sí, necesito hablar contigo—volví a colgar.

Tenía algo planeado. Esta vez vino otra mesera, la cual dejó la taza de café torpemente frente a mí para luego irse con su sonrisa pícara.

Marqué el número de Jo.

—¿Qué quieres, Zayn? —gruñó.

—Necesito tu ayuda—rogué a mi mejor amiga.

—Hum… ¿qué clase de ayuda? —suspiró pesadamente.

Vacilé.

—Dime rápido, estaba hablando con mi madre—bufó molesta.

—Necesito que te hagas pasar por mi novia—pedí.

Soltó una horrible carcajada.

—Oh Dios mío—murmuró—Necesito hablar contigo.

El agudo pitido hizo eco en mis oídos para luego dejar de salir de mi shock.

¿Mi mejor amiga me ha colgado?

Definitivamente el karma era una perra.

Joder, tenía que hacer algo. Si no le decía que a Gine que tenía una novia, me rogaría hasta que le terminé dando lo que quiere y yo no quiero contagiarme de alguna enfermedad. Tal vez, no la tenga pero no quiero seguir teniendo relaciones sexuales con ella, ya todo se había vuelto más aburrido.

Salí de esa cafetería, la cual me había recomendado Jo. Iba a hablar con mi mejor amiga ahora mismo y ella me iba a decir que sí, y luego Gine se iba a ir de mi vida para siempre.

Toqué suavemente la puerta de la casa de Jo. Su madre siempre me regañaba cuando la tocaba fuertemente, ella me odia, es muy fácil de verlo. Creo que fue esa vez que vine con borracho con unos compañeros para invitar a Jo a una fiesta.

El rostro de su madre se asomó por la puerta, tenía ojeras muy notables, el cabello color rojo enredado, bueno, ella era muy desaliñada pero seguía estando guapa.

—¿Qué quieres? —dijo.

—Hola, señora Adams. Vengo a hablar con su hija—le dije sonriendo cordialmente.

Ella giró los ojos.

—Voy a separarme de mi esposo, no me llames así—ordenó mientras abría la puerta.

Sonreí amargadamente y corrí hacía el cuarto de Jo.

Ella ya tenía la puerta abierta cuando llegué, eso me sorprendió ya que ella siempre tenía todo desordenado y mientras su madre me tenía en la calle, ella se ponía arreglarlo.

—Entra—hice lo que dijo y me senté en su cama abrazando a su oso de peluche… el cuál no sabía quién se lo había dado.

—¿Qué querías decirme?

—Me iré unas semanas a Londres—avisó sorprendiéndome por completo.

—Pero…—me levanté de un salto—, ¿y la Universidad?

Estaba bien que se fuera, eso era genial pero… tenía envidia, mucha envidia. Ella iba al lugar donde se encontraban mis amigos y eso me daba unas tremendas ganas de llorar.

—Me dieron vacaciones—sonrío tímidamente.

—¿Con quién vas? —pregunté. Tal vez podría invitarme solo.

—Con mi novio. Carl ahora es mi novio—dijo.

¡Maldición! Posiblemente ella quiere un poco de privacidad con él así que no me llevará.

Mi plan se había arruinado por completo

coffee || z.mDonde viven las historias. Descúbrelo ahora