Natasha Romanoff

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Título: Un beso de despedida.

Advertencia: Smut.


Natasha Romanoff. El amor de mi vida.

Todo empezó cuando ella iba de encubierta en una misión, la ví me pareció tan encantadora así que le hablé, me pidió mi número y tuvimos unas citas muy secretas y discretas, me pareció raro al principio pero yo no juzgo.

Ya tenemos dos año saliendo y tuvimos una enorme pelea por los acuerdos de Sokovia, ella desapareció y sin decir nada, en las noticias decían cosas y yo no estaba segura de que creer.

Eran las 3 am del domingo, yo estaba sentada en el sillón leyendo y tomando café cuando escuché el ruido de la llave, me congelé ¿era mi imaginación?

Abrió la puerta y nuestras miradas se conectaron, dejé mis cosas de lado y corrí a ella, la abracé sollozando y ella me devolvió el abrazo con un sentimiento, me separé y le dí una cachetada.

— te amo tanto que tengo ganas de asesinarte, Natalia Alianovna Romanova —dije haciendo un puchero de tristeza, ella me envolvió en sus brazos otra vez y sentí pequeños sollozos.

La abracé de vuelta, solo una vez en dos años la había visto llorar al contarme los horrores de su pasado luego de un rato se separó y tomó mi rostro, me miraba tan detenidamente que parecía memorizar cada detalle de mi.

Sentí como si se astillara mi corazón, ella tenía que irse y no podríamos vernos por mucho tiempo.

— Nat, he entendido cada vez que tienes que ir a salvar al mundo, es tu trabajo, es lo que amas y jamás te dejaría o te lo impediría pero llevo casi una semana sin dormir, no te comunicas ni vienes a casa ¿cómo crees que me siento? —suspiré conteniendo las lágrimas y ella acarició mi rostro.

—No podía, cariño, las cosas se complicaron y tendré que huir con Steve y los otros —yo empecé negar con las lágrimas que ahora se desbordabapor mis mejilla y me abracé a ella, sentí como acariciaba mi cabello, luego me separó y me besó.

Le devolví el beso con desesperación y con el corazón latiendo a mil por hora, sentía como el último beso que me daría.

Me alzó de las piernas cargandome a la habitación, me recosto en la cama y me desvistio, y yo a ella. Me empujó suavemente y besó cada parte de mi, tenía la respiración acelerada y los ojos aguados, me senté y tome sus rostro, besé toda su cara y me abracé ella sintiendo su piel rozar la mía como la mejor caricia.

Sentí su mano acariciandome justo en el lugar correcto de la manera correcta, me afirmé de sus hombros gimiendo suavemente en su oído y embriagada por su olor.

Al llegar, con la respiración agitada y la piernas temblorosas, le di la vuelta quedando arriba de ella y junte sus labios con los míos de forma apasionada, pronto sentí la lágrimas mezclándose en el beso pero eso no me detuvo. Empecé a mover mi centro contra el suyo primero lentamente, luego sus manos me tomaron con fuerza por las caderas apresurando mi ritmo. Era el placer más torturoso que había experimentado, quería llegar al clímax con ella pero también quería vivir este momento para siempre, esos momentos en que somos solo ella y yo, donde no hay misiones ni deberes ni distracciones, sólo nosotras gimiendo y inundadas por esa placentera sensación. Llegué yo primero y ella me siguió moviendo prolongado mi clímax hasta que ella también se vino. Solo se escuchaban nuestras respiraciones y de nuevo la realidad arrasó con nosotras.

Me separé a hacer una pausa para admirarla, tomé su rostro en mis manos y ella tenía sus manos en mis caderas a acariciando, sus ojos cristalinos y los míos inundados en lágrimas.

one shots [marvel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora