Sabía que no debía mostrarse tan desanimado, sabía que todo aquel follón de la mudanza era su culpa ( en su mayoría), pero es que era tan díficil mostrarse animado por algo que le parecía tan tedioso. Una nueva mudanza ¿y qué? Se había cambiado de casa tantas veces que ya hasta creía conocer el país entero y cada lugar era igual al anterior; no podía acostumbrarse demasiado pues sabía que tarde o temprano tendría que empacar sus cosas de nuevo y partir a un lugar distinto. Ya hasta empezaba a considerar la idea de dejar todo empaquetado en cajas, así la proxima vez se ahorraba el trabajo.
—Estamos por llegar, cielo. —Informo su madre con la voz cansada y un poco irritada.
En realidad Aron no podía culparla, después de todo la pobre mujer se había pasado la primeras cinco horas de viaje tratando de entablar conversación con él, cosa que fue un fracaso total, pues Aron arrastraba el peor humor en aquel momento y nada de lo que Lily dijera le serviría para hacerlo más participativo.
"Estas siendo un idiota" se dijo a si mismo, pero eso no mejoro su humor ni un poco. Lily Phillips era la mujer más dulce y comprensiva del planeta, era como un ángel caido del cielo, era la mejor madre del mundo entero, al menos eso a ojos de Aron...pero claro, todo hijo que ama a la mujer que le dio la vida pensaría eso. Sin Embargo Aron tenía muchos motivos para estar seguro de que su madre era una santa.
Desde que tenía memoria siempre habían sido ellos dos contra el mundo. Su madre luchando por sacarlo adelante a pesar de contar con un esposo para echarle la mano y Aron tratando de ser un buen hijo a pesar de contar con un padre que lo guiara por el camino. A pesar de todo ellos eran felices, a pesar de las continuas mudanzas y los tropiezos que se topaban de vez en cuando. Lily siempre había sabido como hacer que todo funcionara, de alguna manera ella siempre tenía la solución a todos los problemas...o bueno, a casí todos.
—¡Es aquí!— dijo la mujer emocionada al tiempo que estacionaba el auto frente a una bonita casa que desprendía un aura hogareña que le gusto a Aron. —¿Te gusta?
—Si, es muy bonita.
Ambos bajaron del auto y fue Lily quien se precipitó por el modesto caminillo de entra, saltando como una niña pequeña. A pesar de su mal humor Aron no pudo evitar reir ante la visión de su madre, ella era toda luz y calidez. Su cabello era rubio y con la luz del atardecer, su cabello parecía refulgir como si fueran llamas doradas y brillantes.
—¡Vamos Aron!— dijó abriendo la puerta y haciéndole señas para que se acercara.
Aron tomó una larga respiración y se acerco hacia la casa, después de todo no es como que pudiera hacer nada más. La mudanza estaba hecha y no había manera de revertirla. Por dentro la casa era bonita, era de una sola planta pero se notaba amplia. Las cajas que habían llegado por la mañanas estaban ordenadas en la sala, al igual que los pocos mubles que su madre se negaba a soltar. El resto de muebles había sido proporcionados por la agencia de bienes raíces a la que Lily había acudido.
—¿Cuál es mi habitación? — preguntó Aron.
—Es la que esta la final del pasillo y tiene una venta hacia el jardín trasero.
—Bien...
Avanzó por el pasillo y entró a la última habitación. Era bastante amplia y ya contaba con una par de repisas, una estantería, un escritorio y por supuesto, la cama. Se acercó a la ventana y hecho un vistazo al patio trasero, el cual estaba bordeado por una sencilla cerca de madera...nada mal, para variar.
—¿Te parece si pedimos pizza?— su madre apareció de repente dándole un pequeño susto, el cual supo disimular nuy bien. —Es que no tengo ganas de cocinar.

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Solamente tú (Suerte #1.5)
RomanceSpin-off de la saga suerte ========== Aron Philips había perdido la fe en el amor, después de tantos desaciertos no podían pedirle que siguiere creyendo en un sentimiento que se le antojaba demasiado egoista. Pero entonces una mudanza cambiaria sus...