(parte 8)

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-- ¿Estas seguro de qué debería estar aquí? -- pregunto Aron mientras  bajaba del auto de su novio.

-- Claro, tú vas a donde yo vaya-- Scott le guiño un ojo y le dio un suave beso en la mejilla antes de tomar su mano y  desfilar por el caminillo de entrada hacia una linda casa de dos pisos con un jardín delantero lleno de hortencias de varios colores.

-- Tal vez a Daemon no le guste que este aquí.

-- No lo creo, se que parece que odia a todo el mundo, pero así es él.

-- Ya lo sé, no sé como pude pasar todo el día con su cara de poker...algún día se le va a endurecer la cara, digo, no le cuesta nada sonreir.

-- Lo mismo pienso, pero no es como que pueda obligarlo a hacerlo.

Ambos rieron y se acercaron a la puerta. Cuando Scott tocó el timbre se escucharon ladridos que sobresaltaron un poco al rubio. Nunca había tenido una mascota y los perros no eran sus preferidos, demasiadas babas y demasiado entusiasmo enfrascado en un cuerpo peludo.

-- Creo que te espero en el auto-- susurró Aron esperando que Scott no lo escuchara, pero supó que fracaso cuando el chico de ojos azulados soltó una suave risa.

-- No me digas que te dan miedo los perros.

-- Obvio que no, como si una bola de  pelos fuera a darme miedo. -- infló las mejillas y desvió la vista. -- ¿Acaso me crees un debilucho?

-- Si definitivamente te dan miedo...

-- ¡Que no!-- Aron se giro y le dio un puñetazo en el brazo.

--Auch, eso no era necesario-- el más alto hizo un puchero bastante cómico -- ahora exijo un beso como compensación.

-- No pienso darte nada.

-- vamos muñequito, no me hagas esto. Sabes que me muero si no me besas.

-- Para que quieres que alguien que le teme a los perros te bese.

--¿Entonces aceptas que le temes a los peros?

--¡Que no!...solo no me gustan mucho que digamos.

Scott empezó a reirse y Aron estaba dispuesto a darle otro puñetazo justo cuando la puerta fue abierta y por ella apareció una linda jovencita de cabello negro y ojos de un café claro. Aron olvido por un momento que estaba teniendo una pequeña "pelea con su novio", especialmente cuando cachorro salió disparado del interior y prácticamente se  lanzó sobre Aron haciéndolo caer sentado en el suelo.

-- Santa y jodida mierda-- Se quejó el rubio mientras trataba de esquivar los lengüetazos del cachorro. Aunque en realidad no sabía si era correcto llamarlo cachorro ya que era bastante grande. -- Deja de reírte Scott y mejor ayudame.

-- Lo siento...-- El más alto trataba de contener sus carcajadas y se apresuro a apartar suavemente al cachorro y luego le tendió la mano a su chico.

-- Puaj, tengo la cara llena de babas. -- y no era mentira. Su rostro estaba pegajoso.

-- Lamento eso-- la chica tenia sostenido al cachorro por el collar. -- Crush  suele ser demasiado amistoso y lamer toda tu cara es su forma de saludar.

-- Pues si no me saluda, no me ofendo. -- respondió el rubio-- ¿Y quién le pone Crush a un perro?

-- Daemon -- la chica rió divertidad-- el dijo que este pequeño cachorro era como su crush.

Ese fue el turno de Aron para reír y no pudo parar ni siquiera cuando Daemon apareció por el pasillo con su usual cara de  pocos amigos. Quien iba a decir que un chico tan rudo como el pelinegro podía tener debilidad por los cachorros.

Solamente tú (Suerte #1.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora