(Parte 6)

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Había pasado más de un mes desde que Aron y Scott formalizaron su relación y todo había ido viento en popa. Aquellos sentimientos y la atracción que los había juntado en un primer momento, solo se hizó más y más fuerte. Después de un mes de noviazgo ellos eran inseparablemente felices.

—Supongo que nadie gana la apuesta— dijo Aron inclinándose ligeramente sobre la barandilla que bordeaba el mirador. Los atrdeceres en aquel lugar eran simplemente preciosos.

—Creo que tienes razón —Scott soltó una carcajada y rodeó la cintura de Aron con sus brazos. —Conosco a Daemon de toda la vida y no puedo creerme que aun no se haya dado cuenta de lo nuestro. Es hasta cierto punto ridículo.

Aron asintió estando de acuerdo. En poco más de un mes que llevaban de ser novios, Daemon parecía estar completamente ciego. En más de una ocasión Aron había besado las mejillas de Scott frente al pelinegro y este parecía no darse cuenta de ello. Era alucinante y muy gracioso. ¿Cómo alguien podía ser tan estrecho de miras?

—Daemon es algo de otro mundo, tan despistado. —Dijo Aron— Pero ya que ninguno logro ganar la apuesta me gustaría saber...¿qué ibas a pedirme si ganabas?— Giró su rostro sobre el hombro para poder ver los ojos azulados de su novio.

—Iba apedirte un beso.

Aron soltó una risa, pero se detuvo al ver la seriedad de Scott. Entonces se giró completamente y colocó sus manos sobre le pecho del su chico.

—Puedo darte un beso sin necesidad de ganar una puesta.

—Lo sé— Scott sonrio bobamente— Pero para mi un beso tuyo es el mejor premio del mundo. Es algo que me hace sentir tan especial que no hay nada que me guste más.

"Demonios ¿y qué se supone que haga yo para soportar su dulzura?" se preguntó Aron mientras inspeccionaba el rostro de sus novio. Aun seguia sin saber como reaccionar en momentos como aquellos, en los que Scott podía desarmarlo con un comentario. Era como si el chico de ojos azulados fuera capaz de acariciar su alma con las palabras y se sentía tan bien que Aron empezba a preguntarse que sería de él si Scott algun día se iba de su lado. La sola idea era aterradora.

—Supongo que ahora piensas que tengo poca imaginación— Susurró Scott deslizando su nariz por la mejilla de Aron. Le encantaba sentir la suavidad de la piel de su muñequito.

—¿Bromeas?— El rubio deslizó sus brazos hasta rodear el cuello de Scott, se puso de puntitas y lo beso lento, dsifrutando de la sensación que recorría su cuerpo cada vez que lo hacia. —Eres increible Scotty, tan dulce, tan perfecto que no sé si te merezco.

—Tú mereces todo Aron y si pudiera te bajaría las estrellas y la luna...—Scott suspiró y cerró los ojos —Te quiero, muñequito.

—También te quiero Scotty.

Eran esos momentos tan intimos los que provocaban que Aron creyera estar soñando. Aun no lograba comprender como fue a toparse con un chico tan increible como lo era Scott. ¿y por qué no lo había conocido antes?  Porque Aron hubiera cambiado a todos sus ex novios a cambio de Scott, sin pensarlo dos veces.

Pero el timbre de un teléfono rompió esa atmosfera tan acogedora que los rodeaba. Scott suspiró frustrado y sacó su móvil.

—Hola mamá...¿eh?..—Scott abrió los ojos ampliamente preocupando a Aron. —Lo siento, lo olvide. Pero no te preocupes ahora voy hacia allá. ¿Necesitas que lleve algo?— Aron no entendía nada y aunque la curiosidad lo carcomía por dentro no dijo nada. —Esta bien,...y mamá, llevaré un acompñante.

Solamente tú (Suerte #1.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora