PROLOGO.

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Habían pasado 4 años desde que Luna había nacido, la copia barata de Nights Of Blood (NOB) solo mataba en enero, junio y diciembre, pero no como antes, solo mataban a dos personas al azar en los meses mencionados. Escuche a lo lejos como tocaban la puerta de mi habitación para acto seguido escuchar como esta se abre, unos pasos pequeños se acercan hasta la cama y como un pequeño dedo indice comienza a levantarme.

- Mami... - Murmura haciendo que abra un ojo - Tuve una pesadilla - Suspire un poco feliz, me estire levemente y le hice espacio de mi lado.

- Ven - Digo mientras golpeo levemente la cama - ¿Quieres contarme tu pesadilla?

- No quisiera recordarla - Me dice mientras se acurruca en mi pecho.

- Entiendo - Susurro mientras acaricio su cabello - ¿Sabes? Te pareces mucho a mi a tu edad.

- ¿Porque lo dices? - Sus ojos llenos de curiosidad me recordaba a Logan, ella es muy parecida a su padre.

- Yo también cuando tenia pesadillas corría a donde se hallaba mi mama, solo para sentirme segura en sus brazos - Le di un beso en la frente y ella sonrió llenándome de tranquilidad y felicidad.

- Que tiernas - Murmura Edwin observándonos sobre mi hombro.

- Perdón por levantarte - Me disculpo haciendo reír levemente a Edwin.

- No hay problema - Dice en un murmullo antes de volver a acostarse.

Luna no sabe que Edwin no es su padre, facilitando nuestra extraña relación ya que cuando luna cumplió tan solo 2 años el me propuso ser su pareja pero en aquel entonces no pude decir que sí,  debo de admitir que aun tengo a Logan en mi corazón y mi mente y terminaría aceptando su propuesta por pesar ya que no sentía amor por el. En estos últimos años he aprendido a querer su forma de ser y hasta podría decir que me he estado interesando un poco en él, pero nada es seguro.

Habían pasado un par de horas desde que Luna se había acostado con nosotros y yo no podía conciliar el sueño aunque lo quisiera, me levante con mucho cuidado de la cama y me encamine hacia la cocina, pero antes pase por el cuarto donde dormían las niñas para asegurarme de que Hela se encontrara completamente dormida. Ya en la cocina me comence a preparar un poco de té para que me ayudara a relajarme y poder descansar bien, pero en ese momento me sentí observada inquietándome un poco y colocándome alerta ante cualquier movimiento.

- Te encontré - Dijo una voz familiar desde la puerta trasera - Admito que me fue difícil hallarte pero no es imposible.

- ¿Qué quieres ahora? - Pregunte un tanto desafiante mientras me colocaba de frente hacia donde ella se hallaba.

- Solo quería saber si estos cuatro años te han ayudado a olvidarte de él - Su tono era burlón y sabia muy bien a lo que se refería.

- ¡¿Dónde lo tienes?! - Tenia rabia pero por el bien de las niñas debía de calmarme, no debía de exponerlas.

- Sabes muy bien que no te lo diré así que deja de preguntar estupideces, fuera de eso, pude observar que lo reemplazaste con una niña que tuviste con tu nueva pareja - Pude ver como sonreía con malicia entre la oscuridad de la noche haciendo que mi cuerpo se tensara - Ahora el niño es mío y aunque algún día se vuelvan a ver el nunca te reconocerá como su madre - Finalizo para después irse.

Ella había logrado su cometido, quería torturarme con las cosas que mas amaba en esta maldita vida pero nunca se lo iba a dejar tan fácil, apenas amaneció le explique todo a Edwin, empacamos las cosas de las niñas y nuestras y nos fuimos ese mismo día de aquella casa.

La Doble.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora