Diamonds for Love [Diamantes por amor] [Vikturio] [PLOV]

Acto 8

Se quedó pensativo tras el telón, caminando después a paso lento hacia su camerino, para comenzar a quitarse algunas prendas y maquillaje, notando como el silencio luego de algunas horas iba apareciendo, pues los clientes salían del lugar y volvían a sus vidas.

Pero el silencio era incomodo, Yura no quería sentirlo, estaba confundido sobre lo que sentir luego de aquello que le había dicho Lilia ¿En quién debía creer? Ante sus ojos la respuesta era obvia, la mujer que había cuidado de el desde su infancia no podía estar diciendo algo para perjudicarle y aquel chico peliplata solo era un aparecido, pero... ¿Qué le pasaba a su corazón? No podía parar de latir con rapidez, cada que vez que pensaba siquiera en su nombre... No podía sacarlo de sus pensamientos, con el simple hecho de llevar sus dedos a su mejilla, ya recordaba aquel beso.

Cada cosa en relación a él, removía sus adentros, así que se sentía avergonzado al saber que no cumpliría lo que la mujer le había pedido, él debía saber más, estaba consciente que aquello le saldría caro, pues su posición, el medio en el que se movía era cruel y despiadado, tan cruel que podía llevarse lo que el sintiera por el albino por delante, pero Yuri... No era de los que se quedaban con la duda, mucho menos reprimía su sentir, él debía explotarlo, sacarlo y luego digerirlo, así que en su cabeza la decisión estaba tomada.

—Pero... ¿Ahora qué? —Comentó para sí mismo, mientras se colocaba de pie e iba hacia su cama con una cómoda pijama y cruzaba sus piernas, pensativo. —No puedo verle de forma tan descarada durante las presentaciones, Lilia o Yakov me vería... ¡Ash, maldición! No debería importarme lo que esas momias piensen, pero... No quiero meterlo en problemas, ni tampoco involucrarme en problemas, no sé nada de él y las veces que hemos logrado encontrarnos ha sido por cuenta suya ¡Qué estúpido fui, debí interrogarlo y sacarle la mayor información posible! — Se recostó sobre la cama, llevando sus manos hacia atrás y observando el techo que lo resguardaba. — ¿Estafador, pasado oscuro? Si claro... Parece solo un idiota creído que puede manejar el mundo. — Esbozo, recostándose de lado, iluminándose su mirada un poco. — El baile de hoy estuvo agradable... Viktor, ojala hubiese podido verte un poco más.

— ¿Lo crees? — Comentó aquella figura en medio de la oscuridad, sentado sobre el borde su ventana y siendo iluminado después por la luz de la luna, mientras se burlaba dulcemente del rubio.

— ¡Idiota! ¿Qué haces aquí? — Refunfuño sonrojado, reacomodándose rápidamente usando su sabana como manto protector.

— Shhh, baja la voz o puede que los demás se enteren de que estoy aquí.

— De pasar eso nos mataran, es por eso que para comenzar, no deberías estar sentado en el borde de mi ventana, insisto que eres un loco que escapo o algo así.

— ¿Lo crees? ¡Puede que sea un loco peligroso y que tú seas mi nueva víctima! Ya sabes... Como esas de la leyenda de Jack el destripador.

— No soy como esas horribles prostitutas baratas que ese tipo loco mataba, soy mejor que eso. — Echo su cabello a un lado como un acto de vanidad ante el albino.

— Ya puedo creerlo. — Afirmó este levantándose del borde para ir hacia la cama, pero cuando estaba a punto de hacerlo, noto como la manija de la puerta del joven estaba sonando como si alguien intentase entrar y fue allí cuando dio varios pasos atrás.

— ¡Escondete, ya! — Le grito en susurro para no ser escuchado y tirándole una de sus almohadas, para que se escabullera más rápido, notando como este de inmediato salía rápidamente por aquella ventana y parecía haberse escondido bien. Cuando realmente solo se estaba acomodando a un lado de la ventana, sosteniéndose de los bordes para no caer.

— ¿Yura?

— ¡Oh! Ah... Viejo eres tú.

— ¿Quién más podría ser, mocoso?

— ¿A qué viniste? — Preguntó intentando no llevar su mirada hacia la ventana.

— Tenía un simple comunicado, mañana te reunirás con uno de los hombres más distinguidos de esta ciudad... Su nombre es Jean Jaques Leroy, es actualmente dueño de las empresas Leroy, marca muy reconocida y la cual más vende autos no solo nacional, sino internacionalmente...

— ¿Y para qué me cuentas toda esa biblia, viejo?

— Porque espero que le des un trato digno, además... Él te vio bailar esta noche y no solo está, sino que ha venido antes para poder verte... Ese chico está interesado en ti, tiene una buena posición económica y está dispuesto en hacer que cualquiera de tus deseos se vuelva realidad, si tan solo se lo pidieras y accedieras a estar a su lado... Así que mañana, no estarás en la presentación, tendrás una cena con él.

— ¿¡QUÉ!? Pero... Pero... ¡Si ni siquiera lo he visto! ¡Yo no le conozco!

— ¿Y eso desde cuando ha importado? Es alguien que te puede ayudar y dar una excelente vida, yo lo aseguro y eso debe ser suficiente para ti. No quiero reproches, para mañana Lilia se encargara de ayudarte con tu vestimenta para presentarte ante el... ¿O quieres que te visite? También nos dejó esa posibilidad.

— Ni lo uno, ni lo otro, no quiero, no quiero y punto.

— Mocoso, tú debes pagarme todo el dinero que he gastado en ti... Nada en esta vida es gratis y eso te lo dije hace mucho... Que en algún momento debías pagarme la gran deuda que tenías conmigo, el momento ha llegado y estarás listo para él, quieras o no. — El mayor camino hacia la salida, para luego volver su vista al rubio. — Le pediré que te visite, te lo dejaré más fácil. — Finalmente luego de decir aquello salió, cerrando la puerta con suma furia, que el sonido del choque resonó en el pasillo del burdel.

— Maldición... — Exclamo, dejando salir aquella expresión casi como un suspiro, sintiendo como la resignación se apropiaba de su cuerpo y alma y la motivación quedaba sumida junto con la imagen de Viktor. — Que importa... Esto es lo que quiero ¿No? Siempre quise que alguien me sacara de esta situación y parece que ha llegado... No puedo estar con sentimentalismos. — Pensó, notando como aquel chico entraba por su ventana nuevamente y derrumbaban todos sus pensamientos tan solo con verle.