Acto 2

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—Bien... Creo que todos se han marchado. — Comentó el albino, mientras estaba de pie, apoyándose en el marco de la puerta del camerino, en el cual se encontraba el joven rubio, quitándose algunas prendas para usar una vestimenta más cómoda, pero no dejándose de ver sensual y afeminado.

En el caso del joven no había problema con las prendas que utilizara, puesto que era tan delgado y tenía rasgos tan delicados en su rostro, que daba la sensación de ser una chica, por lo que el dueño del burdel le sacaba provecho a esto.

— ¿¡Qué!? ¿Se puede saber qué haces aquí? Se supone que solo ingresas con autorización. — Afirmó el rubio, esta vez con cierto gesto de molestia, al ser sorprendido nuevamente por aquel hombre.

—Es sencillo responder algo como eso, la seguridad de este lugar empeora cada vez más, así que me fue fácil llegar hasta aquí... Solo quería saber si te encontrabas bien, después de todo, varios hombres intentaron aprovecharse de ti allá y hasta donde sé, tu solo querías hacer tu numero ¿No es así? — Le preguntó con tal seguridad como si supiera todo enteramente de él. — ¿Quién demonios te crees? ¿Qué pensabas? ¿Qué estaba llorando como niño estúpido en mi camerino porque intentaron abusar de mí con sus asquerosas manos? No es la primera vez que ocurre, se cómo es esto. — Afirmó volviendo su vista al espejo, para remover su cabello con cierta vanidad frente a este mismo y luego levantarse caminando decidido hacia el albino. — No necesito de tu protección, lindo, pero gracias por preocuparte.

— ¿Estás seguro? —Preguntó el albino, acercando su delicada mano hacia su rostro, para acariciar su mejilla con cierta familiaridad. — No parecías cómodo con aquella situación.

— Que no te importe, no es algo nuevo para mí... Por otro lado... Esto también puede ser considerado abuso ¿Sabes? — Se refería a la caricia que le estaba brindando a su rostro, mientras dejaba entrever una mirada relajada.

—No es abuso, si comienza a gustarte y me permites hacerlo. — Afirmo, con aquella sonrisa galante, acercando su mirada a la suya, traspasando su espacio. — Dime... ¿Te agrado mi ayuda? —Le preguntó refiriéndose, aquel baile que habían tenido entre los dos.

—No bailas tan mal. — Respondió sonriendo levemente sin notarlo, mientras recordaba aquel episodio. — Pero no quiero deberte nada Dime... ¿Qué quieres? ¿Un beso en los labios? ¿Una mamada? ¿Sexo? Creo que eso ultimo no puedo dártelo con facilidad, pues tendrías que pagar un poco. — Habló con tal naturalidad del tema, echando su transparente túnica hacia delante, la cual cubría su vestido negro, dejando al mayor un poco desconcertado, pero no sorprendido ¿Qué más podría esperar en un lugar así? — ¿Y? ¿Qué deseas?

—Por ahora tu nombre y algo más... — Respondió sin dudar, echando parte del rubio cabello del contrario hacia detrás de la oreja de este mismo, mientras reparaba su rostro más de cerca teniendo la oportunidad. — Dudo que te llames La rose rouge —Comentó sonriendo un poco con este.

— ¿Solo mi nombre? Que aburrido, aunque un poco osado lo que pides... Puedes decirme Yuri o Yura... Creo que si era todo, ya lo he pagado.

— ¿No olvidas algo?

— ¿Qué cosa?

—Te dije que había algo más por pedir. — Le tomo de su brazo para acercarlo a él y luego rozar sus labios con la piel de su mejilla para besar esta misma. Dejando completamente rojizo al rubio y empujándolo este luego de aquel acto.

— ¡Estúpido! ¡Van tres veces! ¡TRES VECES QUE ME SORPRENDES ASÍ! Ya no lo hagas... Solo vete. — Se dio la vuelta intentando ocultar su claro sonrojo, para ir a sentarse nuevamente frente a su espejo, pero cuando planeaba echarlo ignorándolo, escucho la voz del que era conocido como uno de los hombre más ricos en los suburbios, el señor de 43 años llamado Vincent, era alguien que había pagado para un encuentro con Yuri, pero este luego de dejar de lado la presencia del albino en su camerino, había caído en cuenta que no estaba del todo preparado para recibirlo, él nunca había estado con alguien de forma intima realmente pese aparentar lo contrario, así que una parte de el sentía mucho miedo y le dolía el estar en tales condiciones, pero necesitaba dinero, patrocinadores, necesitaba sacrificar para salir de allí y ser un gran actor. — ¡Maldición! Ese tipo ya viene y tú sigues aquí, Tsk.

— ¿Y cuál es el problema? No tengo inconveniente en ver tu visita.

— ¡Que es un cliente, idiota! ¡Y si te ve aquí lo malinterpretara todo!

El albino sabía a qué se refería el rubio, pero parecía haber agarrado un extraño gusto por verle exaltado, así que solo fingió no importarle ser descubierto en aquel lugar. Sin embargo fue sorprendido por el rubio, empujandole para que saliera del camerino.

— ¡Vamos, largo no quiero que te relacionen con algo malo! Esa gente es peligrosa.

—También lo soy.

— ¡Tú no entiendes!

—Y tú no ves que ya viene ese vejete.

— ¡Maldición, maldición! ¡Es cierto! ¡Tonto, idiota, si no hubieses venido!

—Estarías triste. —Comentó en burla el albino, siendo jalado por elrubio del brazo, para ser escondido en un gran closet que había en lahabitación.

— Ash... Solo quédate aquí, no digas ni una palabra, no respires, no nada, nocometas una tontería, ni siquiera te conozco y ya estamos en esta situación.

— ¡Mi adorado Yura! — Esbozo aquel hombre, entrando sorpresivamente a lahabitación, mientras traía con él un hermoso ramo de rosas rojas.

— ¡Mi señor, Vincent! — Respondió fingiendo que estaba emocionado por verle,mientras cerraba de golpe y rápidamente las puertas del closet, para que elalbino no fuese percibido. Rogando que este no lo hubiera visto aun, de locontrario tendría un gran problema no solo con el dueño del burdel, sino con aquelcliente que era tan bien recibido allí. —Idiota...No salgas, no hagas nada... —Pensó mientras observaba de reojo el lugar endonde yacía escondido.      

Diamonds for Love [Diamantes por amor] [Vikturio] [PLOV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora