CAPITULO 11

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No pensé que dormiría. Imaginé que me quedaría ahí tumbada, echando de menos mi casa y pensando en el giro estrafalario que me había dado mi vida.

Inquietantes destellos de los ojos del chico del pasillo cruzaron por mi mente, pero estaba tan cansada que no podía enfocarlos. Incluso la odiosa psicopatía de

Aphrodite era algo que me aparecía a una somnolienta distancia. De hecho, la última preocupación que podía recordar antes que cualquier otra era sobre mi frente.
¿Me dolía de nuevo por la marca y el corte sobre la sien, o era porque me estaba saliendo un descomunal grano? ¿Y tendría mi pelo buen aspecto mañana en mi primer día de escuela de vampiros? Pero cuando me acurruqué con mi edredón e inhalé el familiar aroma del plumón y el hogar, me sentí inesperadamente segura y calentita....
Y del todo ausente.

Tampoco tuve pesadillas.
Al contrario, soñé con gatos. Imagínate. ¿Tíos buenos? No. ¿Nuevos poderes vampíricos chulos? No. Tan solo gatos.
Había uno en particular, una pequeña gata naranja atigrada con diminutas zarpas y una panza con una bolsa que parecía la de un marsupial.

NO hacía más que chillarme con la voz de una anciana y preguntarme qué es lo que me había retrasado tanto. Luego, su voz de gato cambió a aun irritante zumbido y yo...

-¡Zoey, vamos! ¿Apaga ese dichoso despertador!

¿Qué..., eh? – Oh, mierda. Odio las mañanas. Tanteé con la mano en busca del botón del apagado del trasto. ¿Ya he mencionado que estoy total y completamente ciega sin mis lentillas? Cogí mis gafas y de empollona y miré la hora. Las seis y medios de la tarde, y me acababa de despertar. Hablando de cosas extravagantes.

¿Quieres ducharte la primera o quieres que lo haga yo antes?

Preguntó somnolienta Stevie Rae.

Voy yo, si no te importa.

Claro que no... Bostezó.

Vale

La verdad es que deberíamos darnos prisa por que, no se si tú, pero yo

tengo que desayunar o me voy a morir de hambre hasta la comida.

¿Cereales? Solté de repente. Me encantan los cereales, y tengo en algún sitio una camiseta de YO  CEREALES para demostrarlo. En particular me encanta Conde Chócula—otra macabra ironía vampírica.

"Sí, siempre hay un motón de esas cajas pequeñas de cereales y rosquillas y fruta y huevos y todos lo demás".

"Me daré prisa." De repente tenía hambre. "Oye, Stevie Rae, me tengo que vestir de alguna forma?"

"No," bostezó nuevamente. "Sólo tener una de esas sudaderas o chaquetas que llevan el símbolo de tercero y estará bien. "

Me di prisa, aunque estaba muy preocupada de no tener el aspecto adecuado y deseé tener horas para arreglarme una y otra vez el pelo y el maquillaje.

Utilicé el espejo para el maquillaje de Stevie Rae mientras ella estaba en la ducha, y decidí que quedarme corta era mejor opción que pasarme. Era extraño como mi Marca parecía cambiar todo el enfoque de mi cara.

Siempre había tenido unos hermosos ojos—grandes, redondos y oscuros, con muchas pestañas. Tantas que Kayla solía gimotear sobre lo injusto que era que yo tuviera pestañas suficientes para tres chicas y que ellas solo tuviese unas pequeñas cortas y rubias. (Por cierto... echaba de menos a Kayla, especialmente esta mañana mientras me preparaba para ir a una nueva escuela sin ella.

Puede que la llamara más tarde. O le escribiese un correo electrónico. O... recordé el comentario que Heath había hecho sobre la fiesta y decidí que mejor no). De todos modos, la marca de alguna manera hacia que mis ojos pareciesen aún más grandes y más oscuros.

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