Capitulo 11

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La pequeña decidió volver cada noche a aquella habitación y fue así como con el paso del tiempo comenzó a aprendérsela.

Una noche, no escuchó aquella melodía, pero a pesar de eso decidió volver con la mujer, tal vez se había quedado dormida, se acerco al final del pasillo y notó que la puerta de la habitación estaba cerrada, era bastante raro, al intentarla abrir esta se dio cuenta de que estaba sellada, algo decepcionada se dirigió de regreso a su cama, pero tan pronto se acercó, escucho varios pasos, enseguida se escondió tras una maceta que se encontraba justo a un lado de la entrada del dormitorio.

Dos hombres a los costados de las puertas, observaba a varias de la niñas de la habitación salir, la rubia esperó a que los hombres se fueran para adentrarse en la habitación y regresar a su cama, sin saber que era lo que pasaba. Esperó durante horas las cuales se convirtieron en días , esperando volver a escuchar esa melodía, pero ese día nunca llego.



-Tienes que estar confundida- Dylan la miró no sabía como reaccionar. -Estoy segura- afirmo Melissa firme.-Mi mama no tenía tatuajes- el castaño tomo la foto y apunto al cuello de su madre. 

-¿Lo vez?- la rubia se encoge de hombros. -Tal vez se lo hizo después.

Dylan no quería crearse falsas ilusiones, no quería creer nada de lo que la ojiazul decía, e intento olvidarlo, pero el simple pensamiento de que Melissa había conocido a su madre, o de que esta estaba en peligro no lo dejó dormir por varias noches, sin quererlo Melissa le había devuelto las ganas al castaño de encontrar a su madre, sin quererlo Melissa había expuesto a Dylan a uno de los peores peligros.

El castaño decidió evitar el tema a toda costa, mientras buscaba a los hombres y les seguía el rastro a escondidas de todos, incluso de Hayley y de Tyler, la ultima vez que se obsesionó por encontrar a su madre todos le terminaron dando la espalda. Logró convencer a la chica de la florería para que esta le dijese cuando volverían los hombres a cambio de una cita con Tyler, probablemente el pelirrojo lo odiaría por el resto de su vida, pero alguien tenía que sacrificarse.


Pero mientras tanto Dylan se dispuso a pasar el mayor tiempo posible hablando con la rubia, conocerla, ahora ya no con el mismo propósito que antes que era ayudarla, no es que ya no quisiera hacerlo si no que  ahora lo hacía por que estaba seguro de sentir algo por esta, decidió intentar con uno de los consejos de su abuela, fue el primer consejo que le dio sobre el amor, hace 11 años cuando el castaño tenía tan solo nueve, le gustaba una niña de su escuela, la cual nunca le hacía caso, era difícil acercarse a ella.

Su abuela decidió darle un paquete de UNO como solución, Dylan sabía la razón de esta, sus abuelos se hicieron novios después de un juego de uno, bueno en realidad después de varios, las reglas eran si su abuela ganaba le daba una cachetada a su abuelo pero si este ganaba su abuela tendía que acceder a una cita con el.

17 cachetada para conseguir esa cita, eso es determinación.

"-La mejor manera de ganar el corazón de alguien es por un juego de mesa-"

Esas fueron las palabras de su abuela.

Dylan decidió cambiar la cita por un beso y ya que el jugar uno era una traducción cada sábado en la noche, el castaño se había vuelto un experto en el juego no tanto como su abuela pero estaba seguro que después de ella, el era el mejor.

Le tomo tan solo una partida para conseguir el beso, ese fue su primer beso y si gracias a su abuela y un paquete de cartas de uno.


Justamente era Sábado en la noche, de vuelta a los viejos tiempos, el castaño decidió no empezar jugando UNO, si no Jenga pero uno con preguntas, odiaba jugar a este por qué era lo que su abuela usaba para saber mas de lo que pasaba en la vida de Dylan a sus 14 años, era bastante incomodo, pero esto le serviría con la rubia ahora, aunque esto ya no podía ser considerado como una invasión a la privacidad.

Melissa observa detenidamente cada pequeño pedazo de esta madera rosa. -¿Que es esto?- pregunta con una pieza de esta madera en su mano.

-Es un juego- Dylan toma la pieza de la mano de la rubia y la pone sobre la torre, después de explicar el juego la partida comenzó, la primera pieza no contenía ninguna pregunta el castaño cruzaba los dedos para que la mayoría de las piezas tuvieran alguna pregunta y paso pero solo con las de el.

-Peor vergüenza- leyó en voz alta. -Bueno probablemente fue cuando mi abuela decidió hacerme una fiesta sorpresa e invitar a todos en mi escuela, y nadie fue por que no tenía amigos- respondió despreocupado y colocó la pieza sobre la torre. 

-Yo si hubiera ido- murmuro Melissa y tomo la siguiente pieza la cual también estaba en blanco a ese paso la rubia podría escribir la biografía de Dylan mientras que el castaño ni siquiera podría escribir su nombre completo.

El rizado toma otra pieza. -¿A quién extrañas?- este piensa unos segundos. -A mi abuela definitivamente.

Melissa saca cuidadosa y lentamente la pieza de en medio de la "Base" 

-Describe a tu príncipe azul- lee en voz alta y no dice nada. -¿Principe azul?- la ojiazul nunca había visto ninguna película, ni tampoco había escuchado sobre las historias de los valientes príncipes que rescatan princesas y viven felices para siempre, su infancia fue algo, diferente.

-Si tu chico ideal- esta seguía sin entender. -¿El amor de tu vida...?- Melissa lo piensa unos segundos, había escuchado esas palabras antes en realidad nunca las entendió por completo.

-No lo se- responde la rubia, el castaño se desilusiona un poco. -Esa no es una respuesta.

-¿Por qué no me describes tú a tu príncipe azul?- dice la rubia extendiendo su mano para entregarle la pieza del juego. 

-Por qué soy un chico enteramente heterosexual- en realidad la rubia no entiende ese termino, pero finge hacerlo. -Y por qué la pregunta te tocó a ti- el castaño le devuelve la pieza.

-Bien- la rubia se resigna. -Sería un principe y también sería azul- sonríe victoriosa.

-Eso no cuenta- Dylan se cruza de brazos. -En ninguna parte especifica nada.- responde Melissa.

-Aunque sea contesta bien una de las mías- dice el rizado. 

-Okay- la menor se levanta y toma una de las piezas que el castaño acomodó anteriormente. 

-¿A quién extrañas?- lee en voz alta. -Mary Ann- responde.

-¿Mary Ann?- la rubia asiente. -¿Quién es?

-Mi mejor amiga- sonríe. -¿Y que le pasó?- pregunta Dylan y Melissa lo piensa unos segundos.

-Ella no puede escapar.

-¿De donde?- la ojiazul lo mira sin responder, el rizado lo entiende y saca un pieza esta no tiene pregunta, así que Melissa toma otra de las piezas, y como era costumbre el juego fue interrumpido por Tyler y Hayley, decidieron cambiar de juego por otro, domino fue el elegido, durante el juego el pelirrojo no paro de mirar a Melissa y lanzarle sonrisas, las cuales de vez en cuando la rubia le devolvía inocentemente la sonrisa.

El rizado comenzó a notarlo y a mirar a Tyler para que parara, este decidió ignorarlo por completo, Dylan espero a que la partida acabara y el pelirrojo se levantara por algo de comer para enfrentarlo, este entro a la cocina con el castaño tras el.

-¿Que fue todo eso?- pregunto el castaño serio.

-No se de que me hablas- por supuesto que lo sabía. -Oh claro, entonces lo de las miraditas y sonrisas estúpidas ¿Que fue?- Dylan se cruza de brazos.

-Se llama ser cordial mi querido amigo- responde Tyler. -¿Solo ser cordial?

-Bien, ser cordial y pasar fichas bajo la mesa ¿Feliz?- el pelirrojo sale de la cocina, tal vez el castaño solo estaba siendo paranoico.






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