Melissa se encuentra frente la puerta de la habitación de Dylan, lleva 10 minutos frente a esta, el castaño no ah salido, ya son las 2:34 y este sigue dentro.
¿Debería tocar? ¿Seguirá enojado? ¿Por qué se comporto así la noche anterior? ¿Qué hizo Melissa? ¿Qué dijo? estas preguntas no han salido de su cabeza desde la noche anterior , no quiere que Dylan siga molesto, mas allá de por que el es el que le prepara la comida, o por ser quién la salvo, sino por que es su mejor amigo.
Toma valor y se dispone a abrir la puerta, pero tan pronto acerca su mano a la perilla esta gira y la puerta se abre. La rubia se encuentra frente a Dylan.
-Hola- Melissa lo mira cabizbaja, en tono en el que el castaño la saludo la hace dudar si este sigue molesto. -Hola- responde la ojiazul.
-Creo que me quede dormido- este sonríe algo avergonzado. -Voy a hacerte algo de comer, debes de tener hambre- el castaño revuelve el cabello de Melissa y baja las escaleras.
La rubia se sienta en la mesa, Dylan comienza a comer, pero la ojiazul ni siquiera toca su comida, se encuentra muy ocupada preguntándose que es lo que pasa, el castaño actuó como cualquier otro día, como si no hubiera golpeado a Tyler, como si no le hubiera gritado, es como si nada hubiera pasado la noche anterior.
-¿No piensas comer?- pregunta Dylan interrumpiendo sus pensamientos, enseguida Melissa asiente y comienza a comer, cuando estos terminan, el castaño le propone jugar un juego de mesa, a la rubia le fascinaban ¿Como es que no se había enterado de su existencia?
-¿Que te parece si esta vez tu escoges tu el juego?- propone el mayor, la rubia asiente con una gran sonrisa, y abre el cajón donde estos se encuentran, analiza cada uno de ellos con la mirada, y logra observar una pequeña caja rectangular, la toma.
"UNO"
Lee con dificultad, aun no era muy buena leyendo, pero gracias a Dylan mejoraba cada día mas.
Se acerca al mayor y extiende su mano con el juego, este lo mira unos segundos para después mirar a Melissa. -¿Ese quieres?- pregunta esperando que Melissa cambie de opinión. -Si.
El castaño lleva un largo tiempo sin jugar este, mas que nada por que le recordaba a su abuela. -Esta bien, pero te advierto que soy demasiado bueno- pero no hay nada que no haría para consentir a la menor.
Después de explicar las reglas comienzan a jugar, Dylan sigue siendo bastante bueno, la rubia no lo es, los números no son lo suyo, especialmente, porque a penas hace unas semanas los comenzó a aprender, pero a pesar de que esta tarde mucho para poner una tarjeta, el castaño la espera pacientemente sin quejarse.
-¿Quieres cambiar de juego?- pregunta el mayor, pero la rubia niega. -Solo necesito unos segundos- el rizado asiente y la espera hasta que esta pone su carta.
-Había olvidado lo mucho que me gustaba este juego- dice Dylan. -Los tuve arrumbados en el cajón por demasiado tiempo.
-¿Por qué?- pregunta la rubia.
El rizado se encoge de hombros. -Todos son aburridos cuando se juega solo- el mayor pone una comodín. -Verde- este mira a Melissa. -Es una de las muchas ventajas de haberte encontrado, ahora tengo con quién jugar- los dos sonríen, la rubia busca entre sus cartas, pero el mayor continua mirándola, los mechones rubios de su cabello, deslizándose hacía su cara, como muerde su labio mientra piensa que carta tomar, y como frunce el ceño mientras los hace.
-¡Uno!- exclama la ojiazul y deja una de sus cartas. -¿Que?- Dylan enseguida sale del trance en el que esta lo tenía, busca entre sus cartas y saca otro comodín que había olvidado que tenía, y lo pone en el montón de cartas.
-Amarillo- sonríe victorioso, la menor suspira y acerca su mano al montón para comer, pero se detiene antes de hacerlo y arroja su carta, la cual era un 2 amarillo.
-¡Gane!- grita Melissa emocionada mientras salta alrededor de la casa, el castaño pone sus manos en su cabeza, analizando como es posible que una novata le haya ganado, la única que había sido capaz de ganarle era su abuela, aunque tal vez el que haya reservado todos los castigos en lo que esta se acostumbrara al juego.
-Exijo la revancha- dice el mayor. -De todas maneras te ganare- responde la rubia despreocupada. -Fue solo suerte- murmura el castaño, y toma las cartas para revolverlas.
11 rondas y Dylan solo ganó dos de ellas, decidieron terminar el juego por qué ya había anochecido, el rizado se sentía plenamente feliz de tener a la rubia, a pesar de haber perdido tantas veces le encantaba ver como Melissa se emocionaba cada vez que ganaba, le encantaba pasar tiempo con ella, los dos se dirigieron a su habitación a dormir.
Melissa intentaba correr, pero no tenía suficientes fuerzas para hacerlo, una gran nube de humo la consumía, sentía como si se estuviese asfixiando poco a poco y no podía hacer nada al respecto, quería correr mas rápido, pero le era imposible
-Tu solo sirves para obedecer- se escucha una voz grave que hace eco en todo el lugar.
Una sombra aparece dentro de todo el humo y se acerca lentamente, enseguida la rubia lo reconoce. -¿Crees que puedes salir de aquí y ser alguien? ¿Crees que te iras y serás feliz para siempre?- este ríe. -¿Quién va a querer a una chica como tu? no eres nada, no tienes familia, no tienes amigos, no tienes a nadie mas que a mi, soy todo lo que tienes y tendrás- la sombra se vuelve cada vez mas grande conforme se acerca.
-Eres una inútil, no sirves para nada, y gracias a mi haz tenido la mejor vida que alguien como tu pudiera tener, si no fuera por mi, tal vez ni siquiera estarías viva- la mirada de este es firme y fría.
Melissa intenta tomar valor pero el miedo que siente es evidente. -D-d-de-déjame en p-pa-paz- tartamudea, un miedo la consume por completo. -No puedes escapar de mi- la rubia siente como la toman bruscamente de la cintura y la arrastran hacia el humo, siente como le va faltando el aire poco a poco siente como se asfixia.
Melissa despierta, con su respiración agitada y su corazón palpitando tan fuerte que siente que este va a estallar, un par de lágrimas caen, abraza sus rodillas y como una niña, llora desconsolada, desde que llego no ha habido ni una noche en la que no tenga una pesadilla relacionada con esa sombra, esa voz, ese hombre.
Escucha un par de ruidos en la puerta esta siente escalofríos pero a pesar del miedo y las lágrimas en sus ojos esta decide asomarse y logra observar a alguien frente a esta, decide bajar las escaleras aunque aun temeroso, cuando esta se dispone a abrir la puerta siente su corazón palpitar más y mas fuerte, su respiración se agita y esta abre la puerta de golpe, cuando lo hace se encuentra con Hayley, la cual se exalta.
-Dios, me asustaste- dice la castaña con la mano en su pecho. -Lo siento ¿Qué haces aquí?- Hayley se encoge de hombros. -Pues vengo a dejarle su regalo a Dylan, quería hacerlo en persona, pero discutimos y creo que lo mejor por ahora es dejarlo solo.
-Regalo ¿Para que?- al principio la castaña piensa que se tratat de una broma, pero al ver la expresión de confusión en el rostro de Melissa se da cuenta de que esta equivocada.-Mañana es su cumpleaños, pensé que sabias- la rubia niega. -Bueno ¿Crees que se lo puedas dar?
-Si- la ojiazul toma el regalo aunque aún un poco confundida y se despide de la castaña.
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OBEY
RomanceEl no sabe su nombre, no sabe de donde vino, solo la encontró sin pista alguna para saber de donde vino, quiere que le deje de temer. Ella solo quiere escapar, no quiere hablar de su pasado, se le ah enseñado a obedecer ante todo, sabe que la busca...