Día 971.2

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Algunos Salvadores se rindieron, otros murieron, pero cada uno de ellos fue derrotado.

Ahora eran Negan contra Rick. Ambos líderes peleando puño a puño uno contra el otro sin descanso. Negan no aceptaba su derrota por orgullo y dignidad. No quería aceptar que aquellas palabras eran ciertas. Por más que se negara, por más que nadara en contra de la marea, él perdería porque Rick no lo dejaría.

Ambos eran iguales. Mismos propósitos, mismas opiniones, misma actitud líder, pero tenían algo que los diferenciaba: uno había perdido la fe.

De repente, se escucharon dos disparos al aire. Provenían de lejos. Michonne reaccionó pensando en Rick y comenzó a buscar con la mirada el origen. Pensaba que él estaba en peligro. Cruzó miradas con Daryl, quien estaba igual de desconcertado, pero no se podía mover porque debía vigilar a los Salvadores que tenía sus manos sobre sus cabezas.

Rick y Negan, con sus respiraciones entrecortadas, se detuvieron y buscaron con la mirada al causante de los disparos. Se sorprendieron cuando la vieron allí de pie frente a ellos con su arma apuntando sus cabezas.

- ¿Sarah? -dijo Rick con un pedazo de vidrio cortándole la mano.

- Hola, Rick -dijo ella con un poco de vergüenza. Miró a su alrededor como buscando algo.

- Daryl, está cerca.

- Lo sé -Negan no dejaba de mirarla sorprendido-. Lo vi al lado de Michonne.

- ¿A qué has venido?

- A detener a Negan.

El susodicho irguió sus espalda respirando rápidamente. Era demasiado bueno para ser verdad -pensó.

- Negan.

- Cariño, no te metas en esto. Mejor lo hablamos cuando lleguemos a casa.

- Ya no hay casa, Negan -replicó ella-. Pero puede haber una si tan sólo te rindes.

El no respondió. Simplemente no esperaba esa respuesta viniendo de ella. Sarah era más una mujer de palabras escritas que verbales. Lo tomó por sorpresa que esta vez le hablaba sin temor alguno, sin tapujos, como si siempre fuera así. Era la misma mujer, pero se veía diferente.

- Las cosas pueden ser diferente, Negan. Todos podemos cooperar juntos y hacer mejor las cosas -trataba de hacer entrar en razón al tirano sin dejar de apuntar su arma-. Por favor, no me hagas hacerlo.

- Linda...

- Por favor -interrumpió ella.

- Hazlo si te atreves, cariño, porque yo no voy a parar.

Sarah cayó sobre sus rodillas y rompió en llanto. Rick dejó el trozo de vidrio caer y se acercó a ella para consolarla. Estaba frustrada, pensó que lo haría entrar en razón. Pensó que con una amenaza sería suficiente para obligarle a tomar otra decisión, pero no fue así. No quería dispararle, pero las circunstancias la obligaron.

Negan tomó su amada Lucille con ambas manos. Se acercó a ambos con la intención de atacar por la espalda a su rival. Sarah lo vio, tomó su arma rápidamente, empujó a Rick con fuerza a un lado. Negan no lo vio venir, ya no podía detenerse, venía con mucha velocidad y fuerza al mismo tiempo que ya era demasiado tarde cuando el el golpe llegó a su cabeza justo después del disparo del arma de Sarah. Fueron unos pequeños segundos, pero no hicieron mucha diferencia.

Sarah, cayó al suelo con el rostro golpeado. El impacto del bate no fue tan duro como el golpe que se llevó contra el tronco del árbol. Aún así, ella seguía con vida. Escuchaba un silbido en su oído izquierdo. Su ojo estaba cerrado por la sangre que se resbalaba por rostro desde la cabeza. Ella, a duras penas a garró fuerza para levantarse despacio. Estaba mareada. Daryl, corrió al presenciar lo ocurrido. Intentó ayudarla, le limpió la sangre del ojo con su dedo pulgar. Le repetía que todo estaba bien, pero ella no dejaba de llorar.

No dejaba de mirar el cuerpo de Negan postrado en el césped con los ojos abiertos, ensangrentado. Ella se escapó de los brazos de Daryl cuando este intentó abrazarla, para ir al lado de Negan. Presionó la herida a un costado de su cuerpo con fuerza para evitar un desangrado mayor, pero ya era tarde. La bala había perforado un pulmón.

- Perdóname, por favor. No te mueras -repetía con lágrimas en los ojos.

- Sa...rah -murmuraba en su lecho de muerte.

- No hables, por favor, no hables.

- Per...dón.

Habiendo dicho esto, Negan soltó un último aliento y su corazón se detuvo. Sarah, gritaba y lloraba. Sentía un fuerte presión en su pecho que la estrujaba tan fuerte que se le cortaba la respiración. Ella le había dicho que no lo amaba, pero no significaba que no lo quería. Creía que podía convencerlo, que podría cambiar, que haría las cosas bien esta vez. Ella creía que podía hacer algo bueno, al menos por una vez en su vida.

No dejaba de presionar ni de repetir que lo salvaran, pero ya era tarde. Rick se acercó al cuerpo y Daryl la rodeó con sus brazos con la intención de alejarla de allí mientras su amigo le cerraba los ojos. Maggie estaba allí. No sabía cómo sentirse ahora que habían derrotado al asesino de su esposo. Además, de saber que Sarah, su amiga, estaba viva. Aunque le dolía verla sufrir.








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El Diario de una Sobreviviente - Parte 3 [Daryl Dixon-TWD]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora