El Diario de una Sobreviviente - Parte 3 [Daryl Dixon-TWD]

Día 862

Era media noche. Sarah había dormido gran parte del día, luego despertó, se dio una larga ducha, comió y por último, volvió a dormir.

No había hecho nada en varios días, pero su cuerpo exigía descanso.

Al despertar se encontró con la mirada oscura de su captor, que la observaba silenciosamente con los dedos entrelazados tocando sus labios y sus codos apoyados sobre sus rodillas. Ella se sobresaltó al verlo  sentado en una esquina en la oscuridad. Su corazón se agitó de repente y sus huesos comenzaron a temblar. Él no dijo nada.

- Negan -dijo ella casi en un susurro y tragó saliva.

- Daryl Dixon -dijo con voz grave.

- ¿Qué? -ella estaba impactada.

- El hombre por el cual me rechazas es Daryl Dixon -afirmó.

Pasaron unos segundos en silencio. Ella no estaba asimilando lo que ocurría. Él sacó el diario y lo tiró sobre la cama para aclararle las cosas. Ella impactada tomó el pequeño cuaderno entre sus temblorosas manos y lo miró. Sus ojos se comenzaban a humedecer y en ese momento ella con la voz entrecortada dijo:

- ¿Tú lo leíste? -él no respondió-. ¿Tuviste el atrevimiento...?

- No creo que estés en posición de reclamar nada -interrumpió con voz firme.

- No tenías ningún derecho de...

- ¡Eres mi maldita esposa! -gritó y a ella se le escaparon las lágrimas-. Te lo di todo y así me lo pagas. Eres una... -se detuvo.

Ella lo miró fijamente con los ojos vidriosos.

- Dilo -susurró-. Dilo -exigió-. Pero luego no te retractes. ¡Dilo!

Él no hizo nada más allá de levantarse y pasarse las manos sobre el pelo. Estaba fuera de su control y odiaba eso. Le daba rabia que pasó por un imbécil frente a Rick. Se la presentó como su esposa y por otro nombre sin saber que éste ya la conocía. Pensó que Rick se estaba riendo en estos momentos al recordarlo y eso le enfurecía aún más.

- Meghan -la llamaba así porque no conocía su verdadero nombre-, sólo quiero saber una cosa.

Estaba más calmado, pero aun así su sangre hervía por dentro. Se acercó a ella y la miró directamente a los ojos.

- Dime quién eres.

Sabía perfectamente el precio de su respuesta. Un paso en falso y Daryl, quien estaba en su poder, estaba muerto. Bajó la mirada y dijo entre sollozos:

- Negan -su tono de voz era apenas audible.

- Mírame cuando te hable -demandó-. ¿Quién eres?

Ella soltó unas cuantas lágrimas, y con cada una de ellas el corazón de Negan se encogía y el de ella se caía a pedazos. Sarah inspiró hondo, levantó la cabeza y dijo con voz firme:

- Yo soy Negan.

- Buena chica -dijo satisfecho y besó sus húmedas mejillas antes de irse mientras su labio inferior titubeaba.

Al cerrar la puerta abrazó el diario, lo estrujó contra su pecho como si sintiera que se le fuera a escapar de entre los brazos y lloró y lloró y lloró.

- Daryl -dijo entre sollozos-. Daryl, perdóname. Daryl, perdóname por favor. Perdóname -dijo con más fuerza.

Ella sabía lo que él le iba hacer a Daryl si ella decía que no. No quería que lo matara, no podía permitir que eso sucediera. Aunque esa decisión la estaba matando por dentro.

- ¡Perdóname, mi amor, perdóname-e-e-e! -repetía una y otra vez-. ¡¡Aaaahhh!! Perdóname, por-fa-vor. ¡Te odio Negan, te odio! Te odio, te odio, te odio...

Lo odiaba, pero se odiaba más a ella misma.

Negan escuchaba su llanto por el pasillo detrás de la puerta. Sentía su corazón hecho un puño. Le dolía hacerla sufrir, pero le dolía más su odio. ¿Por qué ella no lo podía amar como a él? Se preguntaba. Sin embargo, él llevaba la ventaja en la carrera: él la tenía y no la pensaba compartir con nadie. Ella era suya y de nadie más. Aunque fuera a la fuerza y en contra de su voluntad, aunque ella lo odiara, pero ella se quedaría con él al final.

Dwight, desde las sombras presenciaba aquella escena mientras fumaba un cigarrillo. Esa información era valiosa y sabía que podía utilizarla en el momento adecuado.