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Espero que mueras, maldito bastardo.

SeokMin despertó por el ruido de puertas cerrándose con demasiada fuerza, la voz de su padre se escuchaba lejana cada vez más y solo podía oír la respiración de alguien más, tranquila.

Se levantó viendo a la parte delantera del carro, su hermano dormía en una posición graciosa que le sacó algunas risitas muy bien discretas. También se fijó por la ventana y la figura de su padre iba desapareciendo en una tienda.

— ¿Estás listo? —volteó a su derecha y vió a SeungCheol con una sonrisa.— ¿Quieres escapar?

— No podemos.

— Claro que sí, es nuestro momento. —abrió la puerta, el frío aire entrando al pequeño lugar logrando dar un escalofrío en ambos menores, por suerte el adolescente no despertó.

— Cheol, no. —exclamó un poco más fuerte, sin embargo el mayor no le hizo caso.

— Es la única oportunidad, por favor. —por momentos miraba hacia arriba por si venía el hombre.— Pequeño, debemos irnos ahora.

— No.

— ¿Seguro? ¿Prefieres estar aquí que con otra familia? —SeokMin sabía que el contrario se comenzaba a enojar, sin embargo no se movió ni un poco.— Bien, luego no te arrepientas.

Y desapareció, no sin antes cerrar la puerta con cuidado para que no regañen al menor.

SeungCheol no volvió en todo el viaje, así que sólo tenía su peluche.

Imaginary Friend.  [Seventeen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora