XIII - Final.

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— ¡Suéltame! —SeungCheol gritaba y se movía desesperadamente, intentando que los brazos del otro adulto lo soltaran.— !No! ¿Qué hacen?

— Cheollie, no lo hagas más difícil, por favor.

— No pueden hacer eso, ¡yo nunca firmé!

— Lo sé. —MinGyu dejó de poner tanta fuerza en sus brazos cuando el mayor no tenía intenciones de escapar de nuevo a la habitación del hospital.— Pero yo sí lo hice.

La cabeza, ahora de cabellos negros, levantó la mirada y frunció el ceño enojado, sintiendo una sensación de traición en el pecho. Y estuvo dispuesto a gritarle cuando una mano se posó en su boca, impidiendo que haga cualquier ruido.

El más alto lo llevó a otro lugar más alejado para no causar molestias a los demás pacientes y enfermeras. Fue ahí donde quitó su mano y cerró los ojos para escuchar el regaño que SeungCheol le pondría, pero nunca llegó.

En cambio, solo se escuchaban sollozos.

El más bajo estaba llorando, pero de una forma en la que nunca lo había visto hacerlo. Una manera en la que ocultaba su cara con sus propias manos y, supuso que cuando impidió su visión intencionalmente, se había deslizado por la pared hasta quedar sentado en el piso.

— ¿Por qué lo hiciste? —preguntó después de un tiempo en silencio, su voz escuchándose débil por seguir llorando.— Prometimos esperar hasta su cumpleaños, ¿qué te llevó a desconectarlo?

MinGyu suspiró, agachándose para tomar el rostro del mayor y limpiar sus lágrimas.— Porque no había manera en que SeokMin despertara, llevamos meses esperando por algo totalmente imposible. —miró directamente a los ojos contrarios.— Perdóname por no hablarlo contigo, pero tú nunca hubieras aceptado.

En una esquina del inmenso edificio, donde la gente casi nunca se paraba porque era mejor esperar una respuesta en los asientos más cercanos a las recepcionistas, se encontraba una pareja llorosa, sufriendo por la muerte de su hijo.

Ninguno de los dos habló. No saben cuando se movieron, pero terminaron abrazándose, el de cabellos negros sin ocultar su llanto mientras que el moreno lloraba en silencio.

Cuando MinGyu observó que la gente iba yéndose del lugar, besó la cabeza de SeungCheol para seguir hablándole en voz baja.

— Debemos ser fuertes ahora, no puedes dejar que la tristeza te lleve a ti también, ¿no quieres volver a casa y saludar a Chan? Él extraña a su padres. —comenzó a balancearse un poco para calmar al mayor a la vez que esperaba una respuesta.

— Chan nunca verá a su hermano otra vez. —susurró para no ser escuchado por el otro, pero terminó siendo lo contrario.— No pude proteger a su hermano mayor, ¿cómo podré protegerlo a él?

— Sabes que no fue tu culpa. Ni aunque hubieras tardado más tiempo en subir al auto, tampoco el que hubieran tomado otra calle, habría asegurado que no los chocarán.

— Yo debí manejar, fui un idiota al tomar aquel taxi porque no me sentía seguro de manejar. —MinGyu no sabía si sentir que había logrado algo. SeungCheol había dejado de llorar, pero ahora estaba culpándose a sí mismo, no sabía que era peor.

— Mírame, Cheol. —y tal cuándo lo dijo, el contrario volteó a verlo.— Tú no podías manejar, entiende eso. Estabas enfermo y el doctor te prohibió hacerlo.

Eso fue lo último que dijo el menor, porque reconoció a una figura femenina a lo lejos, sonrió un poco cuando visualizó otra más pequeña. Y sacudió el cuerpo del mayor, llamado su atención y señalar disimuladamente a su lado derecho.

— Chan quería ver a sus padres y no tuve el corazón para negárselo. —comentó la madre de MinGyu, saludando a ambos y dándole un abrazo fuerte a SeungCheol.— Tu madre en un momento viene, está peleando con tu padre y mi marido.

Ambos rieron un poco, pero fue SeungCheol quién preguntó.

— ¿Ahora por qué?

— Ambos apostaron cuantas vueltas podía dar Chan en un minutos, lamentablemente mi marido fue el ganador al estar más cerca. Cabe decir que Chan terminó mareado.

— ¿Dónde está mi hijo? —MinGyu, con su hijo menor en brazos, saludó con un beso a su suegra.— Me quiere más el esposo de mi hijo que mi propio hijo, así no se puede.

— Tranquila, mujer, eres demasiado dramática.

— Cielito, ¿podías llevarte a Chan anpor un helado? —separó al niño de dos años de su padre para llevárselo a su abuelo.— No vuelvas hasta que te avise.

Claramente el hombre ya mayor obedeció a su hermosa esposa.

— ¿Quieren explicarme qué pasó? Porque puedo ver a mi niño con rastros de lágrimas. —se cruzó de brazos, esperando respuesta y, obviamente, la otra señora se puso de su lado.

SeungCheol miró a MinGyu, pidiendo ayuda silenciosamente.

— SeokMin... —comenzó lento, no quería contarlo todo de golpe.— Yo... bueno, firmé para que...

—Nosotros firmamos para desconectar a SeokMin. —acabó el pelinegro, recibiendo miradas llorosas de ambas mujeres.— No había forma de que despertase, ya habíamos esperado e intentado todo.

— Entonces...

— Sí, mamá. SeokMin ya no está con nosotros. —terminó MinGyu.

Nuevamente, los sollozos iniciaron en aquel hospital. Porque era claro que la muerte de alguien importante siempre dolía.

Imaginary Friend.  [Seventeen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora