Imaginary Friend. [Seventeen]

VIII

— ¿Listo para jugar?

El menor negó con la cabeza, escondiéndose más entre sus almohadas para poder dormir. Era obvio para SeungCheol que SeokMin podría estar enfermo, pero nadie había entrado para verificar si el niño estaba bien.

— ¿Te sigues sintiendo mal? —le tocó la frente para confirmar la posible gripe.— Tienes que llamar a tu padre, cariño.

— Tú eres mi papá.

— Hablo de tu verdadero padre. —pero el mayor no se había molestado con las palabras dichas, hacía algunas noches que SeokMin le decía así.

— Me llevará con el doctor y no me gusta. —se acercó a SeungCheol para que lo tomara en brazos, aferrándose del cuerpo contrario cuando un pequeño dolor de cabeza empezó, sus ojos cerrándose.

Se mantuvieron en la misma posición hasta que de cabellos claros vió una mueca muy conocida en la cara contraria. Rápidamente corrió hasta el baño y lo arrodilló en el retrete, SeokMin vomitó lo poco que había comido en todo el día.

Aquello no sería raro, pero SeungCheol sabía que cuando alguien vomitaba con algo de sangre todo iba para mal. Dejó al menor y fue hasta la puerta de la habitación, abriéndola completamente para luego cerrarla con fuerza. Repitió la misma acción hasta que pasos resonarán por el pasillo, desapareciendo antes de que el hombre llegara al lugar.

El adulto al entrar, supuso que su hijo menor jugaba con la puerta y lo buscó para decirle que hiciera otra cosa con menos ruido hasta que las arcadas llegaron a sus oídos. De forma rápida fue al lugar proveniente de los sonidos y la imagen de SeokMin vomitando con poca sangre lo hizo moverse rápido.

Llamando a su hijo mayor a la vez que intentaba limpiar al menor de todos e intentar cargarlo.— ¡Ve por las llaves del auto! —gritó nada más vió al adolescente llegar, quién sin decir nada obedeció.— ¿SeokMin? ¿Sigues despierto?

El nombrado solo atinó a asentir, sus ojos cerrándose poco a poco. El adulto bajó a una velocidad increíble las escaleras, teniendo cuidado para no caer y llevarse a su hijo con él. Salió de la casa sin importarle no cerrarla del todo y corrió a donde se encontraba su hijo mayor sentado en el asiento del conductor.

— ¿Iremos al hospital? —preguntó mientras lo encendía.

— No queda de otra.

Pero había algo importante.

SeokMin no quería ir sin su peluche.

— ¡Papá! —comenzó a gritar, llorando de dolor cuando su garganta ardió.— ¡Papá!

— Estoy aquí.

— No, no, no. —veía a SeungCheol en la ventana donde se encontraba su habitación y levantó los brazos como si quisiera ser cargado por él.— ¡Papá! ¡Papá!

Y aún así, el adulto que lo cargaba pensó que se refería a él.

Qué ingenuo.