Hayes Grier

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Narra Riley.

Me encontraba frente a la casa de mis amigos, toque la puerta esperando a que alguien abriera y así sucedió, dejándome ver a un Dillon sin camisa y con unos shorts de mezclilla, unas calcetas largas y tenis converse, sonrió al verme.

- ¡Riley!.- pronunció con alegría mientras abría sus brazos para envolverme en ellos.
- Hola Rupp.- le dije en su pecho y el removió mi cabello con su mano.
- Te he extrañado.- puso sus manos a sus costados y me dio el pase.
- Lo siento, yo también te he extrañado.- le dije de la misma manera.- Pero mi nuevo trabajo a consumido todo mi tiempo.- ladee mi cabeza y saqué un poco mis labios.
- No te preocupes, lo importante es que estás aquí, en la cocina están Stassie, Kels y Brant, los demás están en el jardín trasero.- jalo mi brazo ligeramente con la intención de que lo siguiera, pero no me moví, por lo que él me miró extrañado.- Que pasa nena?
- Es que, tengo que ir a terminar una sesión que me quedo pendiente.- le dije y el rodó los ojos.- Lo lamento en serio Rupp, solo he venido a traer esta ropa que me dieron para Nash.
- Bueno, dejala en su habitación.- me dijo con un tono de resignación, hice una mueca y fui a la habitación de mi amigo.

Para mí era algo increíble estar en pasarelas y revistas, era uno de mis más grandes sueños, lo que detestaba era que mi vida ya no era como antes, y la extrañaba.
Acomode las bolsas sobre la cama de Nash y cruce la puerta para dirigirme a la salida.

- Ha donde vas tan rápido?.- la voz de Hayes me hizo pegar un brinco en mi sitio, escuché su risa y giré.
- Hey.- le hice un gesto de amor y paz y él se acercó para tomar mi cintura.- Voy a una sesión, ya me tengo que ir.- Grier rodo los ojos como lo hizo Dillon anteriormente y después echo su cabeza para atrás pero sin soltarme.
- En serio?.- dijo cansado.- Ni siquiera nos saludaste.- soltó su agarre y se puso de espaldas.

Hayes y yo habíamos comenzado algo, teníamos citas, veíamos películas abrazados, yo me sentaba en sus piernas, dormíamos juntos, estábamos juntos, pero no tan oficial, como sea, eso se había puesto en pausa en el momento que comencé a trabajar y dejé de tener todo el tiempo del mundo. Maldición, vaya que extrañaba al lindo Hayes.

- No te enojes por favor.- lo abrace de la espalda, tratando de relajarlo, su cuerpo era tan perfecto, me hacía babear, y el no haber estado con él en mucho tiempo simplemente no ayudaba.
- Como quieres que no me enoje?.- me preguntó serio aún en esa posición.- Hace dos semanas que no charlo contigo, extraño escucharte hablar y reír, o solo con ver tus lindos ojos me bastaría, pero ahora no tengo nada de eso Riley.
- Es por mi trabajo, necesito que lo entiendas, y que puedas estar conmigo cuando triunfe.- dije apegandome a su espalda.
- Incluso si no lo haces ahí estaré.- se giró quedando en frente mío y beso mi frente.- Pero necesito estar con mi chica de vez en cuando.- me tomo por la cintura y yo sonreí, asentí.
- Cancelaré lo de hoy.- le dije segura, yo también necesitaba estar con él, y mis amigos. Sonrió enorme y no tardó en atrapar mis labios.
- Estamos en la piscina.- me lo imaginé por cómo iba vestido, pero yo no había traído nada de ropa, hice una mueca.- No traes ropa?.- preguntó metiendo sus manos dentro de mi blusa.
- No iba a quedarme.- me encogí de hombros.
- Traes Calvin Klein.- dijo jugando con el elástico de mi ropa interior.- Funciona igual.- soltó una risa y me tomo por el trasero, junto sus labios con los míos y yo puse mis manos al rededor de su cuello, disfrutando cada segundo de él.
- Creí que ya no seguían juntos.- apareció Sammy en el pasillo.- Me equivoqué.- subió sus manos y siguió su camino.

Nosotros reímos y Hayes me quito la blusa y el short que traía, dejando a la vista mi conjunto CK negro.

- Vamos.- el pequeño Grier tomo mi mano y me puso delante de él, me abrazó por la cintura y caminamos así hasta el jardín.

Estuve con todos mis amigos y eso me hacía muy feliz, pasar el tiempo con ellos lo era todo. Estaba sumamente agradecida porque tenía a Hayes, me daba equilibrio, felicidad y amor, no se que mas podía pedir.

- Eres la más hermosa.- dijo en mi oído esa voz tan reconocible.- No te alejes.- me besó la cien y yo gire en la piscina para poder ver a mi chico con el cabello mojado y unas cuantas gotas bajando por su cuello y hombros.
- No creó poder alejarme de esto.- tome impulso y enrolle mis piernas en él, lo sujete por los hombros y le di un corto beso en los labios.

Hayes beso mi cuello y me sostuvo en sus brazos por todo el día, es él mejor.

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