Capitulo 8

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HACE CINCO AÑOS

-¿Puedo pasar?

-¿Qué haces aquí? ¡Lárgate!

-Solo quiero disculparme contigo...

-¿Disculparte por meterte con Di? ¡¿O por sentirte culpable al ver mi cara?!

-Nunca me metí con Dimitri, Marah. El vestido se me atascó y...

-Claro, claro. Y ahora yo debo creer que una se va quitando los vestidos frente a todos, ¿verdad?

-Tenia que ensayar y él estaba allí. Te juro que no pasó nada, Marah. Dimitri llegó para decirme que ya no quería que me encargara del club en su ausencia y no me importó desvestirme delante de él, sí, fue por eso por lo que se me atascó la cremallera y le pedí ayuda.

-No te creo...

-Te digo la verdad y ya cumplí con haber venido a hablar contigo. Y sí, lamento el que te hayan hecho esto en tu estado. –Salió de la habitación dejándome completamente sola con mis pensamientos.

¿De verdad no había pasado nada? ¿O me están engañando? Porque si era así, la única que había traicionado nuestra relación había sido yo y entonces... Si que había merecido ese castigo.

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-Mmm... –Gemí sintiendo besos húmedos por mi estómago antes de subir a mi pecho. –¿Qué haces?

-Despertarte delicadamente para que tengas un buen día.
Me estremecí al sentir sus dientes mordiendo mi cuello para abrir los ojos. –Ya no estamos enfadados ¿verdad?

-No puedo estarlo después de nuestra noche...

-Entonces debo apuntarme otro punto a mi favor, preparé el desayuno. –Sonreí tirándole del pelo para besarlo. –Vístete en lo que pongo la mesa.

-De acuerdo. –Dejó un último beso en mis labios antes de salir de la habitación.

Suspiré estirándome en la cama antes de ponerme de pie para recoger mis braguitas junto al camisón de seda.

-¿Qué diablos? –Pasé la mano por la gran marca morada que había en mi muslo justo donde acababa el camisón. –¡Di!

-¡Estoy en el balcón!

-Pero será... –Me acerqué ahora al espejo de cuerpo entero descubriendo otro morado en mi cuello.

-¡Nena, se van a enfriar los gofres!

-¿Qué es todo esto? –Pregunté al pasar las cortinas para cruzarme de brazos.

-¿Qué?

-¿Qué? –Repetí mientras que él reía para acercarce a mi.

-Te gustan tanto como a mi hacértelos, y lo sabes.

-Idiota. –Arrastré una de las sillas sentándome en ella para darle un sorbo al vaso de zumo que había sobre la mesa. –¿Qué planes hay para hoy?

-Uh, muchas reuniones. –Se sentó junto a mi para partir su gofre.

-Entonces iré a ensayar con las chicas.

-¿Qué hay con la nueva? Me han dicho que la cuidas bien.

-Sí, me produce ternura. Y ahora está feliz de que su amiga y ella trabajen en la misma sala.

Paradise In HellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora