VIII

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La princesa y el príncipe pasaron mucho tiempo hablando, evitando preguntas incómodas

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La princesa y el príncipe pasaron mucho tiempo hablando, evitando preguntas incómodas. Después de casi una hora volvieron los otros, dando escusas de su tardanza, sin decir la verdad...

-Entonces, ¿un grupo de hadas los perseguían y se encerraron en el baño? -dijo Ichigo algo asombrado.

-Aja, esas moscas son muy persistentes -afirmó Gian.

-¡Oye! -una hada lo golpeó con una pequeña libreta, se había ofendido por el comentario de el pelirrojo- Aquí está un cupón para su próxima visita -el pequeño ser de menos de unos veinte centímetros dejo de volar y se paró en la mesa, saco de su libreta diminuta un papel, el cual desdoblo hasta ponerlo en su tamaño original, mostrando un lindo cupón de dos helados por el precio de uno.

-Sí no quieres que te llamen mosca, deja de entrometerte -dijo Gian molesto.

-Solo cumplo con mi trabajo.

-¿Escuchar conversaciones ajenas es tu trabajo? -con esa pregunta la hada se sonrojo y desvío la mirada.

-¿Por qué me das un cupón? -preguntó el de lentes extrañado- Solo se los dan a quienes hacen una compra grande.

-Usted gasto mil quinientos yedris en helado -explicó la hadita.

-¡¿Qué yo que?! -gritó llamando la atención de todo el lugar- Debe ser un error.

-Con su primera y segunda compra...

-¿Segunda compra? -Sen la interrumpió y después busco como loco su cartera en los bolsillos de su pantalón- ¡Seiya! -gritó al darse cuenta que no tenía su cartera.

El peli-blanco agarró la cartera que tenia oculta abajo de él y la lanzó hacia el peli-marrón, el cual la atajó.

-Solo hice unos pedidos extras -se escusó Seiya, el de lentes se levantó molesto haciendo preocupar a los presentes.

Sin dudarlo el peli-blanco se levantó y se sentó arriba de Ichigo, dándole la espalda a la amenaza y ocultando su rostro en el pecho del mayor.

-¡Déjate de tonterías, no te puedes ocultar así! -gritó el peli-marrón acercándose más.

-¿Por qué no? Se ve muy tierno
-preguntó el príncipe abrazando a su maestro.

-Porque es muy cobarde de su parte y...

-¿Y? -preguntó desafiante el peli-negro con un tono de voz burlón, sus ojos se volvieron a iluminar, Sen retrocedió de inmediato.

-N-nada... -respondió serio y el príncipe volvió a la normalidad.

-Cómo sea, espero disfrutarán el helado -la hada se fue volando, dejando a los chicos un poco tensos, excepto Ichigo, él estaba muy feliz acariciando el cabello de su maestro, pero, hasta Seiya sabía que era preocupante el gran poder que tenia su estudiante.

-Vamos a pasear, apenas es mediodía -propusó el pelirrojo con una sonrisa, para disimular la tensión.

-¿Estas seguro que quieres caminar? -la indirecta le llego perfecto a Gian haciendo que se sonrojara.

-¿Cómo más voy a llegar a mi casa si no es caminando? -respondió con una pregunta-, o, ¿acaso me vas a pagar un taxi?
-Caminar es ejercicio, el ejercicio es bueno y no es caro -dijo el peli-marron y agarró a su estudiante del brazo, con fuerza logro levantarlo de una.

-¡Ay! Ten cuidado -se quejó el pelirrojo haciendo un puchero.

-Estas muy grande como para ponerte así.

-Yo soy un ser libre, no un viejo amargado -le saco la lengua al mayor y se acarició la cadera.

-Están haciendo toda una escena -dijo Seiya levantándose de las piernas de su estudiante, Ichigo bufó porque su maestro se alejó y también se paró.

-¿Por qué nos tenemos que ir? -preguntó el peli-negro con el ceño fruncido, quitando su típico tono alegre por uno algo irritado.

-¿Qué sucede?, ¿tanto te molesta que Seiya se quitará de tus piernas? -preguntó con una sonrisa pícara el pelirrojo.

-Él es muy, muy tierno -contestó el príncipe aún serio.

-No es para tanto -Sen se metió en la conversación y recibió una mirada asesina de parte de Ichigo-. Me-mejor nos vamos -se notó nervioso por ese extraño comportamiento.

-Es sorprendente verte así, supongo que si eres un demonio -habló el pelirrojo.

-Dices todo lo que los demás no quieren decir -comentó el peli-marron desviando la mirada hacia un rincón.

-Soy la voz de todos, querido -respondió de forma dramática.

Varias personas los veían, pero con tan poco tiempo, ya se habían acostumbrado a tener las miradas encima.

-Sí siguen hablando jamás caminaremos a ningún lugar, muevanse -el peli-blanco interrumpió la charla con su actitud algo cortante, de inmediato su estudiante lo abrazo por detrás y colocó su quijada arriba de la cabeza del menor.

-Ahora que lo pienso...

-¡Felicidades! Estas pensando, eso es muy bueno -interrumpió Gian extendiendo los brazos infantilmente.

-¿Qué eres exactamente? -término de hablar Ichigo, ignorando la actitud del pelirrojo.

-Soy un fragmento nuclear -respondió Gian.

-Ah, que bien -dijo el príncipe y comenzó a caminar, hasta que se detuvo por el agarró del pelirrojo.

-¿Sabes lo qué es un fragmento nuclear, pero no un helado? -preguntó incrédulo sin entender la ignorancia de el demonio.

-Mi madre me hablo de ellos.

-¿Qué es un fragmento nuclear? -esta vez la pregunta provino de Seiya, el cual ladeo la cabeza confundido.

-Pues, los fragmentos digamos que son divisiones de nuestra personalidad, cuando un humano se acerca mucho a la magia estas divisiones se vuelven personas en su mente y los demás piensan que están, sin embargo, algunas personas logran controlarlo lo suficiente y lograr mostrar sus fragmentos a los demás e incluso usar las habilidades especiales que contienen.

》Los fragmentos núcleo son aquellos que manejan las demás divisiones, la mayoría suelen ser divisiones sabias, inteligentes, pero como nos damos cuenta también hay errores como Gian -explicó el peli-negro con mucha naturalidad y el nombrado lo vio con los ojos entrecerrados, muy ofendidos-. Cuando un humano que puede manejar sus fragmentos muere, sus divisiones más fuertes se suelen volver personas reales y algunas se unen y forman una sola; los fragmentos tienen mucho poder y habilidades únicas, aunque nunca serán tan fuertes como un demonio.

-¡¿Disculpa?! Yo he asesinado demonios -dijo Gian llevando su mano a su pecho, actuando completamente indignado.

-Ni siquiera los fragmentos núcleos pueden superar el poder de un demonio de alta categoría.

-Ni que fueran de la realeza.

-¡¿Realeza?! No, para nada, nadie habla de eso -el peli-negro se puso muy nervioso, así que cambio el tema de conversación-. Vamos a caminar, el ejercicio es gratis.

-Quiero conseguir galletas... -susurro el único humano del grupo, como si su fuerza se debilitará a cada segundo que no comía su dulce.

Los chicos se fueron del local, caminaron por varios lugares, Ichigo miraba asombrado casi todo con una hermosa sonrisa, aveces ni parecía un demonio, la princesa se unió a su alegría y los otros dos los veían de lejos mirando de forma romántica su situación.

El cuento del príncipe demonio (yaoi) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora