CAPITULO 17

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La siguiente semana logró distraerse bastante gracias a sus amigos: Kyungsoo, Chanyeol, Yixing, e incluso Minseok sin saberlo, habían sido de mucha ayuda.

No iba a negar que pensaba demasiado en Sehun... Algunas veces deseaba demasiado verlo, pero otras tantas, quería golpearlo muy fuerte. Cuando veía a Jongdae quería preguntarle por él, saber si estaba bien, si ya era novio de la chica esa, o muchas otras cosas más.

A veces también se sentía tonto, pues seguramente el rubio ni siquiera había pensado en él ni una sola vez en ese tiempo. Le dolía darse cuenta de eso, pero era suficiente motivador para hacer algo que lo distrajera de pensar en ese egoísta. No se merecía sus pensamientos alguien que no pudiera corresponderle, no valía la pena desperdiciar su tiempo con una causa que ya le sabía perdida desde el principio.

El sábado por la mañana decidió comenzar bien su día, así que después de darse una larga ducha, se dispuso a tocar un rato su piano y tratar de componer algo, pues en eso también se había estancado, y el culpable volvía a ser su tormento actual: le sobraba inspiración, pero no podía evitar que Sehun apareciera en sus pensamientos cuando deseaba componer o cantar alguna canción. No le gustaba que las cosas fueran de esa forma, sentía que el rubio no se merecía que le dedicara sus canciones, por lo que dejó de lado la música y se refugió en sus libros, que lo distraían por completo, envolviéndolo en otra realidad que no era la suya.

Pero, después de una larga reflexión, se dio cuenta de que, probablemente sacando sus sentimientos y frustración de esa forma, lograría desahogarse y sentirse al menos un poco aliviado.

Después de un buen rato concentrado en su labor, escuchó el timbre sonar. Supuso que se trataría de Chanyeol, así que aprovecharía su visita para que le diese el visto bueno a la canción que estaba componiendo.

Abrió la puerta con una sonrisa en el rostro, dispuesto a decirle a su amigo unas cuantas bromas como: "se nota que no puedes vivir sin mí" o "¿Tanto me extrañas?"

Su expresión cambió por completo cuando al abrir no vio al peli-morado, sino que en su lugar estaba la persona que lo perturbaba. En efecto, frente a su puerta se encontraba parado Oh Sehun.

Junmyeon no pudo disimular la sorpresa, pero también entre todas las emociones que estaba sintiendo al verlo, sentía claramente el resentimiento y coraje. Se quedaron un rato en silencio intercambiando miradas y antes de que Junmyeon pudiera decir algo, Sehun se le adelantó.

-Vine a darte esto –el castaño tomó el sobre que le estaba tendiendo el más alto, analizando su contenido y encontrándose con unos billetes. Volteó a verlo sorprendido. –Es por tu ayuda con las fotos, te dije que te pagaría...

-Ten, no es necesario –Junmyeon le devolvió el sobre, pero Sehun negó con la cabeza. –Vamos, de verdad no lo quiero –siguió insistiendo ante la negativa del rubio.

-Acéptalo, no me gusta deberle favores a nadie, es algo que te debía, así ya estamos a mano –esas palabras volvieron a clavarse en el pecho de Junmyeon, lastimándolo un poquito más. Entonces una idea pasó por su mente, asumiendo que era la mejor, decidió continuar con ella.

-Mira, hagamos un trato –dijo firme, poniendo el sobre contra el pecho del rubio, haciendo que en acto reflejo este lo tomara –En lugar de darme dinero, prefiero que me hagas un favor. Ya sabes, favor con favor se paga, ¿no?

-Te escucho... -respondió Sehun no muy convencido aún, pero con una curiosidad muy grande.

-Necesito que desaparezcas de mi vida –A Junmyeon le había costado demasiado pronunciar esas palabras, no pudiendo evitar que le temblara ligeramente la voz.

-¿Cómo? –Preguntó descolocado el más alto.

-Tú me perturbas, me perturbas y me lastimas. –se sinceró el castaño, viéndolo a los ojos y notando el rostro sorprendido y confundido del rubio. –Sé que no lo haces a propósito, pero lo haces, por eso lo mejor para mí es no verte... Así que, por favor, te ruego que no vuelvas a buscarme, y si nos topamos tienes que fingir que no me conoces... -Junmyeon lanzó un suspiró triste antes de continuar. –Solo haz eso y estamos a mano...

Y antes de que el rubio pudiera contestar algo, Junmyeon se metió a su departamento y le cerró la puerta. Sehun reaccionó después de unos segundos de haber escuchado la puerta cerrarse. Se dio cuenta de la gravedad de lo que acababa de pedirle el castaño y de lo mucho que eso le estaba lastimando.

-¡Junmyeon! –comenzó a dar golpes en la puerta y a tocar el timbre -¡Hay que hablar! ¡Por favor ábreme!

-¡Vete Sehun! –contestó desde dentro el menor con la voz quebrada, haciendo que el corazón del rubio doliera un poco más –¡No es muy difícil para ti! ¡Solo tienes que dejarme de una buena vez en paz!

Junmyeon se encerró en su cuarto para no escuchar al rubio, se metió a su cama y se tapó la cabeza con una almohada mientras las lágrimas abandonaban sus ojos y comenzaba a sollozar despacito, pues no quería que Sehun lo escuchara llorar.

Sin darse cuenta volvió a quedarse dormido, por lo que ni siquiera notó en qué momento el rubio dejó de insistir para que le abriera la puerta.

Sin duda le dolió pedirle algo como eso a Sehun, pero sabía que no tenía otra opción, porque si realmente quería olvidarlo, tenía que sacarlo de su vida y no le eran de ayuda sus visitas espontaneas o encontrárselo todo el tiempo y tener que saludarlo. Fue una decisión difícil pero necesaria.

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Espero de todo corazón que la historia te esté gustando, te ruego que la leas hasta el final :) 


La vida también puede ser hermosaWhere stories live. Discover now