Ocho

87 9 1
                                    

Después

"And I know I was wrong, but I won't let you down. (Oh yeah, yeah, yes I will.)"

La había decepcionado, pero me decepcioné aún más a mí mismo.

Tomé la cuarta hoja arrancada de mi cuaderno y me dirigí hacia su casillero. Los pasillos aún no estaban del todo vacíos, sin embargo, no habían rastros de Nina por ninguna parte, asique simplemente caminé hacia allí despreocupadamente. Pero antes de poder llegar, una voz me detuvo.

-Para -escuché detrás mío. Instintivamente guardé la hoja en el bolsillo de mi buzo, pero era más que obvio que la persona que me había hablado sabía porqué yo me encontraba allí.

Bianca me observaba con una mirada llena de odio y tristeza, mientras mantenía sus brazos cruzados y la barbilla en alto.

-Tienes que parar todo esto -habló nuevamente, señalando con su cabeza el bolsillo en donde yo guardaba el sobre-. Tan sólo empeoras las cosas para ella.

Sus ojos ahora estaban llenos de lágrimas, pero sabía muy bien que eran lágrimas de bronca. De impotencia. Sabía lo mucho que amaba a Nina y me sentí aún más culpable. Recordé en un flash todos los momentos que habíamos pasado los tres juntos y no pude evitar mirar hacia el suelo. Su mirada tan sólo me incomodaba.

-Y te acordaste un poco tarde de decirle que siempre la cuidarías y que tu corazón le pertenece, porque lo único que hiciste con mi prima fue romperla en mil pedazos. Asique, si realmente te importa, para con toda esta mierda y déjala en paz de una buena vez.

Levanté la vista pero ella ya se había ido. Los pasillos quedaron completamente vacíos, y recosté mi espalda contra un casillero. Derrotado. Así era como me sentía. Sentí como perdía a Nina una vez más. La idea de escribir esa estúpida canción en un par de hojas había sido estupida, es decir, ¿en qué estaba pensando? No esperaba que Nina me perdonase ni nada por el estilo, entonces, ¿para qué lo había hecho?

Caminé con rapidez hacia el primer bote de basura que encontré y tomé la última hoja que habría escrito entre mis manos. La rompí por la mitad y la tiré. Debía olvidarla, debía olvidar todo lo sucedido. Pero muy en el fondo sabía que no podía mentirme a mí mismo: Nina Waldorf estaría en mi corazón para siempre.

I saw sparksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora