FUCKING AND PERFECT YOU; mgc #1

― [31] ; treinta y uno

Había mentido cuando le dije a Michael que les comunicara a los chicos que me había ido a casa de Harriet. No iría a la casa de Harriet. No quería ver a nadie, así que me dediqué a caminar derecho sin mirar a dónde me dirigía para perderme en esa zona de la ciudad. Tomé mi teléfono, abriendo la casilla de mensajes con Número desconocido, subiendo en la conversación hasta el primer mensaje. 

De: Número desconocido.

Para: Dev.

"Hey, ¿cómo estás? Espero que no te hayas olvidado de lo que pasamos anoche x"

Siempre me disgustó este mensaje y siempre lo iba a hacer. Mucho más desde ahora.

De: Número desconocido.

Para: Dev.

"Soy Mike, ¿de verdad te has olvidado?  ;) x"

Quería golpearme por haber sido tan estúpida, pero no podía hacerlo por que en aquel entonces no tenía idea de quién era Michael Clifford, sólo lo conocía como el guitarrista de 5 Seconds Of Summer y en este momento desearía seguir conociéndolo solamente de esa forma. 

De: Número desconocido.

Para: Dev.

"Oh, disculpa, ¿no eres Dallas?"

Seguí releyendo todos los mensajes que nos habíamos enviado hasta llegar a los de hoy a la mañana. Sabia que no valía la pena llorar por algo que sabía que iba a terminar de esta forma pero no podía contener las lágrimas. Odiaba haber confiado en él a pesar de haber sabido de ante mano que nada bueno saldría de ello. 

Michael era el típico chico al que no le importaba nada, ni nadie. Sólo le gustaba andar de fiesta en fiesta, de noche en noche, de chica en chica. Él nunca iba a poder enamorarse de alguien tan completa y rápidamente cómo lamentablemente lo había logrado yo, sin siquiera haber recibido algo de su parte que me dijera que él me quería, siquiera. Fue un inconsciente salto al vacío. Lo hice porque quería, por necesidad. Necesitaba sentirme querida, necesitaba querer a alguien. Para mí, era como esas estúpidas cosas de adolescentes. Queremos algo y hacemos cualquier estupidez sólo para luego poder presumir y desmostar que lo hicimos, pero nunca medimos las consecuencias. Bueno, este era un ejemplo. Mí propio ejemplo. 

Levanté la vista de mi teléfono, para observar a dónde me había traído mis ciegos pies. Era una calle algo concurrida. Varias tiendas abiertas con personas entrando y saliendo. Traté de distinguir en las esquinas algún cartel que le diera un nombre a esta calle en la que me encontraba, pero al parecer no había ninguna. Seguí caminando, admirando las vidrieras y el contenido detrás de ellas. 

Llamada entrante: Ashton 

Suspiré y contesté el teléfono.

—Hol-

—¡¿Dónde estás?! Dev, por dios en dónde te metiste. ¿Por qué no viniste con Michael de regreso? ¡Y ni siquiera trajo la leche! Por favor dime que estás bien. 

—Estoy bien. 

—Y en dónde...

—En... algún lugar. No lo sé.

—¿Te perdiste? 

—Ashton, estoy bien. Ahora buscaré un taxi y volveré a casa, a la nuestra. 

—¿No vendrás a casa de Ed?

—No, ¿puedes traer mis cosas cuándo regreses?