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Todo estaba oscuro alrededor. Creía escuchar música. Una melodía lejana, acomodada en algún recóndito espacio turbio de su mente. Y la voz de una mujer. "Nos volveremos a encontrar".

−Bucky...

El suave susurro le despertó. Conociendo la precaria situación en la que se encontraba, incluso durmiendo estaba alerta. La luz del alba penetraba a través de las ventanas mal cerradas, permitiéndole ver la silueta del capitán. Despertando.

Sus ojos se encontraron cuando se posicionó a su lado en la cama.

−Bucky... − volvió a pronunciar, obteniendo como única respuesta un corto gruñido. − ¿Por qué estamos aquí?

Se hizo a sí mismo esa pregunta y, al no encontrar respuesta, nuevamente se mantuvo en silencio. Comprobó bajo la atenta mirada del rubio sus heridas, cerciorándose de que no hubiera sangrado interno. Las había cubierto con trozos de ropa de ambos y, para cambiarlas, tuvo que repetir el proceso de arrancar algunos retales para cubrirle la piel. Muy poco quedaba ya de las camisetas interiores de algodón de cada uno.

−Bucky...

−No soy Bucky – habló al fin, molesto.

−Tú eres Bucky. Mi Buck. Han pasado tantos años...

−Será mejor que no hables. Tus heridas... − fue hacia las ventanas para observar el exterior de la casa, verificando que siguieran estando en paradero desconocido para cualquiera de los dos bandos que los estuviera buscando.

−Sé que puedes recordar. Por eso me has traído aquí.

−Iré a por comida.

Salió dando un portazo, aspirando el aire del exterior para tranquilizarse.

Sí, huyendo.

El primer encuentro con el capitán le había despertado dudas. Dudas que ese hombre, Pierce, se aseguró de eliminar con un nuevo borrado. Y él, como buen perro de Hydra, no se lo había impedido. Uno no escapa del dolor si es lo único que conoce. Sin embargo, algo dentro de él ya se había despertado y, por mucho que trataran de eliminarlo, era demasiado tarde.

Por ese motivo, el siguiente encuentro había hecho que descargara sobre el capitán toda la ira y frustración que mantenía encerradas en su interior. Sentimientos que, durante todos aquellos años bajo el yugo de Hydra, jamás se permitió exponer. De hecho, ni esos ni cualquier otro. Con el dolor de las torturas y la confusión conforme iba perdiendo más y más su identidad original, aprendió a no sentir para lograr sobrevivir. Pero...

"Eres mi amigo"

Le había creído y por eso estaban ahí. Aunque siguiera siendo incapaz de recordar.

Miró por encima del hombro hacia la puerta de la casa. La única llave hacia su libertad estaba ahí dentro. El mismo Soldado que había enfrentado a la muerte sin temor alguno, en ese momento era incapaz de encarar su pasado. Por primera vez en mucho tiempo tenía miedo.

Se alejó de la casa en busca de algo de comida, tal como anunció antes de salir. No tardó en dar con un conejo que, en un abrir y cerrar de ojos, terminó siendo víctima de su navaja. Hydra le mandaba a las misiones solamente con un objetivo y algunas armas, el resto debía buscárselo él mismo. Con el tiempo se convirtió en un buen rastreador. Sin embargo, era la primera vez que la sangre cubriendo sus manos se le hacía hipnótica.

−Bucky...

Se giró, sobresaltado. No había nadie a su espalda. Miró alrededor. Rogers no estaba ahí. Idiota, se dijo, con esas heridas iba a tenerlo difícil para alcanzarle tan rápido. 

Meneó la cabeza, aún embotada, y cogió el conejo ya despellejado para volver a la casa, recogiendo de camino algunos troncos con los que encender una hoguera.

Él era el asesino que todos temieron durante años. No podía permitirse el lujo de tener miedo. Si quería ser un hombre libre debía empezar a afrontar ciertas cosas...

The Line [Trilogía Stucky - 1] - TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora