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"Bucky..."

"Recuérdame, Bucky..."

"Me conoces..."

"No voy a luchar contigo..."

"Eres mi amigo..."

El puño de metal descargó la ira contra el espejo ante él. El cristal agrietado le devolvió reflejado en decenas de trozos su rostro desfigurado por la frustración y la ansiedad. 

Se había encerrado en el baño para no golpear al capitán. No le culpaba por tener una vida propia allá afuera, pero le martirizaba la idea de no lograr recordar nada. Y ese par de ojos tiernos no dejaban de presionarle para hacerlo. 

"Recuerda..."

Durante los casi tres días que llevaban juntos había tenido ligeros destellos de memoria. Sutiles, demasiado débiles para darles forma. Las conversaciones que tuvieron durante el trayecto en coche arañaron un poco más su mente, pero el capitán seguía insistiendo en que recordara y la sensación de fracaso le estaba matando. 

Bajó la mirada y un jadeo impresionado se atascó en su garganta al verse las manos cubiertas de sangre, goteando en el suelo. Se revisó en busca de heridas, pero cuando volvió a mirarse no había rastro de esta. 

−¿Ya has recordado?

Volteó apresurado con una sensación de vértigo en el estómago. Rogers no había entrado, pero su voz sonó como si lo tuviera pegado a la nuca. Seguía estando solo en el baño, con el pestillo echado aunque fuera una estupidez. 

Bucky... 

−¡¡Cállate!! 

Cerró los ojos y golpeó sin parar las baldosas de la pared, rompiéndolas a su paso. Rogers no dejaba de llamarlo de aquel modo. Su voz pasaba de la alegría a la tristeza, de la esperanza al dolor. Matices que solo podían estar guardados en su mente. Ecos perdidos, quebrados. Lejanos.

La cabeza empezó a doler y trastabilló con los dedos aferrándose al cabello. No era la primera vez que sentía que estaba rozando el borde de la locura. Cada vez que sucedía, Hydra lo sentaba en la máquina y reiniciaba su cabeza. Pero no estaba con ellos. 

Estaba solo.

Cayó sentado al suelo abrazándose la cabeza, sollozando de dolor mientras nuevas imágenes invadían su cabeza. 

Un niño rubio y enclenque con la nariz rota. El rostro de Rogers a través de unos barrotes. Un puente roto en llamas. 

No sin ti

Su mente siguió siendo bombardeada hasta llegar a un recuerdo cercano en el helicarrier. 

Rogers sacando fuerzas de flaqueza para sacarle la prisión de hierro de encima su pierna. Le había rescatado de una muerte segura y él... él... había seguido golpeándolo. 

Tú me conoces...

¡No! − otro golpe.

Bucky... me conoces de toda la vida. Tu nombre es James Buchanan Barnes... − y otro.

Recordaba ese momento, la ira que sentía en su interior por la reciente tortura en la silla de borrado. Y la frustración de querer creerle y no poder. 

No voy a luchar contigo... Eres mi amigo. 

Tú eres mi misión. 

 −Entonces termínala... porque estoy contigo hasta el final (de la línea).   

Tuvo el rostro desfigurado del capitán ante sus ojos en cuestión de segundos. El pómulo hinchado, roto y agrietado por los continuos golpes que descargó en él. No se había defendido. Creyó que se había rendido, que él había ganado... 

El capitán había caído al agua y él... 

Se puso en pie saliendo a toda prisa del baño, prácticamente rompiendo la puerta por el ímpetu. Lo buscó por toda la casa, recorrió todo de arriba a abajo. Pero Rogers no estaba, no había ni rastro de él. No estaba la toalla que usó la noche anterior para ducharse, ni su lado de la cama arrugado. En la encimera de la cocina solo había un plato de la cena.

La ansiedad se apoderó de él. Las lágrimas corriendo por su rostro. Sus manos volvían a estar cubiertas de sangre. Los nudillos en carne viva. 

Al fin podía verlo todo claro...

−¡¿STEVE?! − exclamó con la desesperación desgarrando su garganta, tirando de un solo manotazo todo cuanto se encontraba sobre la mesa

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−¡¿STEVE?! − exclamó con la desesperación desgarrando su garganta, tirando de un solo manotazo todo cuanto se encontraba sobre la mesa.  

−Ya lo has recordado... − susurró la voz de Rogers a su espalda. Serena, en paz. Sin necesidad de girarse pudo percibir la sonrisa tierna en sus labios. − Duele, ¿no es cierto?  

El Soldado asintió, incapaz de mirarle. Y el corazón se le encogió con las siguientes palabras del capitán.  

−Me mataste. Cumpliste tu misión.

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CHAN CHAN CHAAAAAN 
Por favor no me matéis... 
En especial tú, MartinaRaquel, que con tus comentarios yo ya estaba buscando donde esconderme 
😅
Mañana el último capítulo. 
Y luego habrá un par de epílogos. 

Saludos, Vik-

The Line [Trilogía Stucky - 1] - TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora