Capitulo III

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-Bienvenido a casa!! -la voz de Mito-san resonó dulcemente en los oídos de Gon.

-Estoy de vuelta!- gritó mientras corría a abrazarla.

La había extrañado. Sintió como la calidez de su abrazo lo envolvía, haciendo que olvidara todas sus preocupaciones.

-Tienes hambre? Realmente estás sucio, Gon!

-Hehe, no es para tanto Mito-san, pero no he comido desde ayer, así que tengo muuucha hambre!

-Ok, ok, ve a tomar un baño mientras preparo el almuerzo. Supongo que tienes mucho que contarnos, no es así?

-Claro que sí, además muero de ganas de probar la comida de Mito-san! Volveré en un segundo! -gritó mientras corría a casa.

Mito-san lo miró alejarse, y no pudo evitar sonreír. Gon había crecido; se notaba más maduro y por supuesto un poco más alto, pero en el fondo seguía siendo el mismo chico amable y dulce que había criado. Aunque podía notar su mirada de intranquilidad.

-Supongo que es normal a su edad -suspiró.

Gon necesitaba tomar un baño y aclarar su cabeza. Se quitó la ropa y dejó que el agua lo cubriera por completo al entrar en la bañera. Por fin estaba en casa. Por fin había encontrado a Ging. Había hecho muchos amigos. Se había hecho mucho más fuerte. Todo estaba bien, todos estaban a salvo ahora, recorriendo sus propios caminos, como él lo había hecho también. Entonces, por qué sentía un vacío en el pecho? Gon no podía entenderlo. Sabía que se había enfrentado a cosas horribles en la misión de las hormigas quimera, tanto que casi había perdido la vida, pero no era eso lo que lo perturbaba.  

Al final, incluso Kite estaba bien...bueno, quizás no del todo, pero estaba vivo, y dispuesto a hacerse más fuerte. Igual que él.

«Tengo que hacerme más fuerte»

Salió del cuarto de baño un tiempo después, se puso ropa limpia y se dirigió escaleras abajo para ir a comer con Mito-san y Abe. Los aromas provenientes de la cocina hacían que su estómago rugiera, así que se apresuró para sentarse a la mesa, que lo esperaba llena de cosas deliciosas.

Había extrañado la comida de Mito-san, la calidez del hogar, y por supuesto a su querida familia.

Todo había estado delicioso, y Gon no podía dejar de sonreír. Les contó a Mito-san y Abe las historias de sus viajes, desde Greed Island en adelante, su entrenamiento para hacerse más fuerte junto a Killua, su encuentro con Ging y su visita a Kite. Por supuesto omitió la mayoría de las cosas que preocuparían a su familia, como por ejemplo, el que casi había muerto por su imprudencia.

-Y cómo está Ging? -preguntó Mito-san intentando parecer despreocupada.

-Bueno, está muy bien, no paraba de hablar  de su siguiente viaje. Me contó muchas historias cuando nos encontramos, Mito-san, fue genial!

-Supongo que no vendrá por aquí, o si? -preguntó algo irritada.

-No mencionó nada de eso... -sonrió a modo de disculpa.

-Bueno, Ging siempre ha sido así. -Lo tranquilizó Abe al ver su incomodidad. -Mito, ya deberías estar acostumbrada.

-Mmm -murmuró la mujer mirando hacia otro lado -y- intentó cambiar de tema -cómo está Killua? Por qué no lo trajiste esta vez?

Gon no pudo evitar que su corazón doliera un poco. De nuevo podía sentir ese molesto vacío, a pesar de la felicidad que experimentaba en esos momentos, no podía explicar por qué ocurría.

-Bueno, ahora está cuidando de su hermana Alluka, creo que no podrá venir en un tiempo.

Mito-san lo miró con curiosidad por un momento antes de hablar de nuevo con una dulce sonrisa.

-Oh, está bien no? Lo puedes invitar a que venga con su hermana más adelante, Gon, siempre serán bien recibidos, lo sabes, no?

-Sí -sonrió- tienes razón Mito-san, se lo pediré luego, cuando le envíe la próxima carta.

Luego de la comida, Gon se sentía renovado. Después de estar así con su familia, como en los viejos tiempos, no podía evitar sentirse tranquilo y a salvo.

Subió a su habitación a desempacar y a buscar su antigua caña para ir a pescar un rato. Después de todo aún era temprano. Cuando abrió la puerta, su cuarto estaba igual que siempre. Mito-san lo había mantenido intacto. La última vez que había entrado ahí Killua estaba con él. Casi podía verlo, sentado cerca de la ventana, mientras lo miraba tranquilamente. En ese mismo lugar habían hecho planes para conseguir el juego de Greed Island en la próxima subasta. Se habían quedado hablando hasta tarde muchas noches, de cosas sin sentido, de experiencias pasadas, de planes a futuro, cuando pensaban que siempre estarían juntos, mientras miraban el techo y escuchaban las olas chocar a lo lejos.

Gon tomó su caña de pescar y corrió a la puerta de su casa. Prefería no recordar todo eso ahora, pues hacía que su corazón doliera un poco.

-Volveré en unas horas! -gritó mientras corría hacia el bosque.

-Vuelve antes de la cena! -le contestó Mito-san que se encontraba en el jardín tendiendo la ropa recién lavada.

Gon corrió a toda velocidad, internándose entre los árboles; podía sentir que era libre de nuevo, mientras el viento fresco chocaba contra su rostro, y los rayos del sol calentaban su piel.

Encontró el árbol donde siempre se sentaba frente al lago, sacó su caña y se sentó a pescar. Solo logró estar quieto por media hora, hasta que se cansó y se puso nuevamente de pie, dejándola de lado. No podía concentrase. Más bien, no podía dejar de moverse. Sentía que todas las emociones y pensamientos acumulados durante los últimos meses se agolpaban en su cabeza, dando vueltas. Por qué se sentía tan intranquilo? Por qué su corazón no dejaba de latir rápida y pesadamente, como si le faltará algo? La verdad no podía entenderlo, y eso empezaba a fastidiarlo.

-Todo está bien, todo está bien...-se repetía a si mismo mientras caminaba un poco -entonces, por qué siento que falta algo? Acaso me faltó hacer alguna cosa? Pero qué? -se preguntaba mientras comenzaba a dolerle el pecho.

Se dejó caer sobre la hierba mientras se frotaba la cabeza con ambas manos, intentando disipar sus pensamientos. Miró hacia el cielo claro del atardecer, y se dió cuenta de que comenzaban a aparecer las primeras estrellas. La nostalgia comenzó a invadirlo.

La última vez que había mirado el cielo desde allí, Killua estaba a su lado.

Dos Caras de una Moneda (GonKillu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora