Capítulo 22

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T E S S A N D R A

Cuando era pequeña tenía mucho miedo de montarme en una bicicleta porque se bamboleaba y me hacía sentir insegura. Mi mamá me puso un casco y unas rodilleras, me sentí mejor, pero seguía creyendo que en cualquier momento algo malo iba a pasarme. Ella sostuvo la bici y me ayudó hasta que pude mover los pedales y hacerlo por mí misma. Terminé estrellándome, pero ya no me daba miedo, así que lo hice de nuevo. Me levanté y lo hice una y otra vez hasta que lo logré.

Cada día que me levanto, me da miedo que sea el último día de Lili. Mientras bailo, me da pánico que las personas me descubran. Al ver a Dan, me da terror que el brillo en sus ojos desaparezca.

El miedo es una mierda, te paraliza, te hace sentir como si no hubiera una salida, aunque esta se encuentre frente a ti.

Contengo la respiración. Estamos todos reunidos en el cuarto de Lili: mi madre, la enfermera Mildred, Lilibeth, el doctor Callahan y yo. Por un instante temo, pero al percibir la tranquilidad en el ambiente me calmo. Al parecer el lunes en la tarde se harán las tomas de sangre para revisar la compatibilidad entre nosotras —mi madre y yo— y mi hermana.

—Después de revisar la compatibilidad se hará el trasplante. —El doctor Callahan hace una pausa—. Hay que considerar la opción de que no sean compatibles, en ese caso se anotará en la lista.

Sería muy malo que los análisis dieran negativo, no me preocupo porque las posibilidades de que no lo seamos son pocas.

Me quedo con mi hermana en la habitación del hospital, me enseña algunos dibujos, un colibrí en pleno vuelo sobresale de los demás 



Estoy en el suelo con mamá, ella tiene a mi hermana en su vientre, está llorando y sollozando. Con uno de sus dedos me indica que guarde silencio, yo me acurruco contra su cuerpo, no me gusta verla llorar. Se escuchan ruidos en mi casa: cosas cayéndose, vidrios rompiéndose y gritos.

Siento miedo, mamá aprieta mi mano sudorosa, mientras marca un número en el teléfono.

Necesito ayuda, mi esposo está alcoholizado y muy violento. Él está en la planta baja de la casa rompiendo cosas. Guarda silencio unos minutos para escuchar las palabras provenientes del otro lado—. Con mi hija de diez años, yo estoy embarazada.

No entiendo lo que pasa, pero me pongo a llorar, mamá trata de calmarme meciéndome de un lado a otro, susurrando palabras tranquilizadoras en mi oído, cepillando con sus dedos mi cabello.

Sí, aquí espero.

Pasos, alguien corre por la escalera y mamá se tensa. Una sombra se ve por la rendija de la puerta, la perilla se mueve y papá patea con fuerza desde el otro lado, no se abre porque está puesto el seguro.

Gardenia © ✔️ (TG #1) [EN LIBRERÍAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora