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T E S S A N D R A
Cuatro años después
—¿A dónde vamos, cariño? —pregunto, distraída, entretanto muevo la cabeza al ritmo de la música. No puedo ver nada porque ha puesto una seda en mis ojos.
—Siempre eres impaciente —ronronea haciéndome estremecer.
Mis mejillas se calientan al recordar la noche anterior. Ayer estaba tan impaciente después de mi graduación que rompí su camisa al llegar al departamento, y no me di cuenta de ello hasta hoy en la mañana. En realidad, ninguno de los dos se dio cuenta, no hasta que amaneció.
Dan hizo sus prácticas profesionales en las oficinas del gobierno de Hartford, el otro día le hablaron de Tennesse para hacerle una oferta de trabajo. Tenemos planes de mudarnos cerca de la casa de la abuela.
Minutos después, el auto se detiene, me ayuda a bajar a trompicones. El aire fresco choca en mi piel, erizándola. Me abraza desde atrás y me conduce a alguna parte dándome instrucciones en el oído.
Se detiene y, con lentitud, desamarra el moño de la seda. Parpadeo hasta que mi vista se acostumbra, luego jadeo porque se me va el aire. No puedo creerlo.
—¡Por Dios! —chillo. Me giro y me le lanzo para poder estrujarlo fuerte. Dan tose, ríe intercalando ambos sonidos, y me envuelve.
Frente a mí se encuentra el globo aerostático más lindo que podría haber conseguido; negro con gajos de colores. Se me viene a la mente aquella vez en la que le conté mis sueños.
Me carga y pone mis pies sobre los suyos para caminar conmigo en brazos, no puedo dejar de besarlo por todas partes, recorro cada esquina. Este es el chico de los sueños de cualquiera, pero es mío solamente.
Subimos al canasto, hay un señor canoso con camisa de lino blanca esperándonos. El viejo cierra la puertita y nos dice que podemos acercarnos al borde.
Con Dan rodeando mi cintura detrás de mí, empezamos a elevarnos. Es la sensación más increíble, poder ver lo diminutos que en realidad somos desde arriba y sentir que puedes tocar las estrellas con los dedos.
Dan señala algunos puntos en la lejanía, reímos y nos damos ligeros toques cariñosos. Hemos estado juntos por más de cuatro años y cuando lo beso me sigue provocando las mismas sensaciones, no ha cambiado nada.
—No quiero que nuestra historia termine, quiero que sigamos siendo los personajes principales en nuestra novela. Te amo como nunca he amado a nadie y a nadie amaré como te amo a ti, con la fuerza de mil huracanes y la calma de un enojado océano buscando a su luna. —Uno de sus brazos deja mi cintura, busca algo en su chamarra y, rodeándome, lo pone frente a mí para que lo vea. Mi respiración se atora—. Quiero que seas mi compañera de vida y tenerte eternamente porque no hay nadie más perfecta que tú para mí. ¿Quieres casarte conmigo?
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Gardenia © ✔️ (TG #1) [EN LIBRERÍAS]
RomanceNovela publicada por Nova Casa Editorial, disponible en librerías de España y América Latina. * * * Tessandra Winter no tiene una vida nada fácil. Durante el día, es una simple universitaria, una chica normal, pero de noche trabaja en un club noctur...