Capítulo 35

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D A N

El día tan esperado llega, nos despedimos porque, según lo que dije, me voy de viaje con mi padre, cosa que no es cierto. Sí, iré de viaje, pero a un quirófano. Todo el día de ayer mantuve las ganas de ir corriendo hasta ella para besarla y sentir su piel antes de entrar a la operación.

James y Maggie me acompañan. Cuando llegamos al hospital, los tres permanecemos en una salita de espera apartada del resto de la gente. Mags me mira con las cejas entornadas y bufa, le sonrío de lado, James me da un golpe en la nuca. He aprendido a apreciarla, incluso con sus actitudes eufóricas y sus arranques de ira, la mejor amiga de Tess es especial, entiendo por qué él la quiere.

—No me hagas esa carita de perrito, Adams —suelta y me señala con su dedo índice—. Si Tess se entera de que le he ocultado esto, va a asesinarme a cuchillazos y tú serás el siguiente porque volveré de entre los muertos a arrastrarte a la tumba.

—No es para tanto, Mags —susurro enviándole una mirada de soslayo a James, él apretuja los labios reteniendo la risa.

Estos últimos días ha estado muy raro, más callado y pensativo de lo normal. No he querido preguntarle porque sé que él me lo contará tarde o temprano, espero que no sea nada grave y solo sean especulaciones mías.

—¿No es para tanto? ¡¿Que no es para tanto?! —Eleva la voz—. ¿Qué le voy a decir si mueres, genio?

Me abstengo de contestar, mi amigo se aproxima a su novia, quien me mira con reproche, e intenta calmarla con caricias.

No estoy angustiado, quiero hacer esto por Lili porque merece una oportunidad. Si yo puedo ayudarla, estoy más que encantado de hacerlo.

Observo el suelo y recuerdo el momento en el cual les di a mis padres la noticia, ambos se sorprendieron, pero decidieron apoyarme. Lo más extraño de todo es que en este momento están volando de regreso a Hartford.

Una enfermera me pide que la siga, antes de salir me giro hacia mis dos amigos y clavo la vista en Maggie.

—Si muero dile que ella fue lo último que pasó por mi mente.

Salgo sin esperar una respuesta y me dejo conducir por los pasillos, justo como aquel día en el que me tomaron la muestra de sangre.

Llegamos a un cuarto, ahí me piden que haga algunas cosas, me quito la ropa para vestirme con una bata azul. El doctor Callahan entra y revisa mis signos vitales dictándole a la enfermera, con el nombre de Mildred en la placa plateada de su uniforme, los datos.

—¿Puedo ver a Lili antes de la operación?

El doctor asiente con una sombra de sonrisa, como si supiera algo que los demás no saben.

Gardenia © ✔️ (TG #1) [EN LIBRERÍAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora