Mi pequeña luz |Aiteda

Despedirse nunca fue fácil

Aitana

La tarde de aquel 3 de marzo había llegado y con ella la euforia del momento. Quedaban un par de minutos para que diese comienzo el primer concierto que haría en mi vida.

Tras el escenario nos encontrábamos los dieciséis concursantes preparados para salir. Los gritos y jadeos de las diecisiete mil personas que habían venido a vernos nos ponían más nerviosos de lo que en un principio ya estábamos. Mis piernas temblaban inconscientemente. De la palma de mi mano brotaban pequeñas gotas de sudor. Tenía miedo de tropezar y caer en medio del espectáculo, tenía miedo de equivocarme en la letra de las canciones, de olvidar todo lo que había ensayado. Estaba aterrada.

La canción que iniciaría todo el sueño en el que me encontraba era "I'm still standing". Y tras ella una sucesión de las actuaciones de mis compañeros. Hasta que me tocó salir a mí. Esperaba de pie con los ojos cerrados en aquellas escaleras.

-Pequeña -su mano cálida acarició suavemente mi brazo desde abajo -Lo vas a hacer genial -su cara quedaba al lado de mi muslo y su sonrisa brillaba en esa oscuridad de la parte de atrás -No tienes por qué estar nerviosa -besó mi pierna erizándome la piel por completo -Eres luz, recuerda.

Escuché la última de las notas del piano que Amaia estaba tocando, señal de que quedaba apenas segundos para que tuviese que salir. Vi como la figura de Luis se oscurecía según se alejaba de mí, respiré hondo y con el micro ya preparado salí dispuesta a darlo todo.

Disfruté como nunca antes lo había hecho cantando. Fue único. Gracias a la presencia de mi mejor amiga dentro de la academia todo había salido perfecto. Con Amaia siempre salían bien las actuaciones. Gran parte de mi familia estaba ese día en el público y creo que se pudieron sentir muy orgullosos de mi en aquel momento.

Ya de nuevo pude respirar en la parte de atrás hasta que volví a salir para esta vez cantar en solitario "Issues". No me ponía nerviosa el hecho de actuar esta vez, sino lo que tendría que hacer tras cantarla.

Su presentación llegó antes de lo que mi cabeza pudo pensar. ¿Qué iba a decir? Todo aquello que tenía planeado de pronto se esfumó de mi mente. A unos metros sabía que la mirada fija de mi novio estaría muy pendiente de todo lo que dijese. Cada palabra cada suspiro debía ser el correcto para él.

-Yo todavía no me voy a ir -empecé -Porque todavía me queda cantar una canción, una canción con una persona muy especial, muy importante para mí -escogí cada una de las letras que decía -un gran apoyo -mi mano empezó a temblar - así que bueno, Luis sal -giré mi cuerpo para ver como se acercaba a mí decidido.

No notaba las piernas, no sabía cómo estaba manteniéndome en pie. En mi estómago se acumularon todos y cada uno de los nervios que antes habían desaparecido. La cabeza no dejaba de darme vueltas, pensando en todos y cada una de las cosas que quería hacer en ese instante pero que no podía teniendo todavía pareja.

La canción comenzó y no tuve nada más que hacer que mirarle a los ojos y contarle a él cada una de las frases que decía. Cuando terminamos nos fundimos en un abrazo que resultó más necesario de lo habitual. Entre sus brazos mis nervios desaparecieron. Sus labios rozaron mi pelo rizado y nos separamos dejándome salir de aquel escenario, ahora era su momento.

Por la pantalla del televisor pude verle. Estaba muy guapo, más que de costumbre. Aunque llevase aquel vestuario básico, camiseta blanca y vaqueros oscuros, que solía utilizar, lo había complementado con esa chaqueta negra que resaltaba esa sonrisa suya tan maravillosa. Escucharle era algo de otro mundo, era diferente. Rozaba con delicadeza las palabras.

Cerramos el concierto con "La revolución sexual" después de haber actuado en cinco ocasiones. Fue una noche mágica, inolvidable.

Mis padres me esperaban en el camerino, contentos y ansiosos por abrazarme. En sus rostros pude ver la felicidad que sentían en esos momentos.