Composiciones

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Aitana

Las semanas habían pasado, esa era la número siete y jamás pensé que llegaría tan lejos, yo, una chica que fue al casting pensando que nunca la cogerían, una chica que nunca tuvo claro si dedicarse a la música pero que ahora lo sabía perfectamente, salir a firmar discos me había recargado las pilas, ahora estaba llena de energía y haber podido ver a mis padres y sobre todo a Vicente había sido una bocanada de aire. 

Llevaba un tiempo, un par de días que a penas me acordaba de mi novio y eso me preocupaba a mi misma porque no sabía el porqué de haberle olvidado, pero al volver a sentirle mi mente se volvió a inundar de sus recuerdos, todos los momentos vividos juntos, las fotos en la playa, los videos de madrugada, las primeras veces, las tardes juntos... todo. Supe que estaríamos juntos desde la primera vez que le vi en biología, estaba sentado dos sitios por delante mío pero su cabeza sobresalía sobre la del resto, charlaba apresuradamente con el compañero de su derecha antes de que llegase la profesora, estaba feliz, lo podía saber gracias a esa sonrisa que se le dibujaba en la cara y eso sin saber muy bien cómo me hizo feliz a mi también, fue entonces cuando supo que lucharía todo lo que pudiese por estar con él.

- ¡Pedrito! – chillé segundos antes de abalanzarme sobre su espalda. Sí, me había permitido cambiarle el nombre, me gustaba tener varias formas de nombrarle - ¿Qué haces? – enredé mis piernas en su abdomen y coloqué mis brazos alrededor de su cuello. – Es tarde – le recordé al odio. – No se si te has dado cuenta, pero ya están todas las luces apagadas.

-Gracias por recordármelo, no me había percatado, monito -dijo con tono sarcástico haciéndome reír -Practicaba la canción una última vez.

Desde que habíamos cantado "No puedo vivir sin ti" Luis había salido nominado en diversas ocasiones y a mi me dolía tanto como a él. No me podía imaginar vivir en ese espacio sin sus juegos, nuestros piques tontos, las charlas nocturnas, no concebía el concurso si no era con él.

En estas semanas habían pasado muchas cosas, tras nuestra actuación ambos nos distanciamos del otro, teníamos otras canciones y al fin y al cabo no podíamos estar siempre pegados pero pasada una semana yo sentí su falta y volví a acercarme a él, fue extraño, no sentía que Luis estuviera cómodo conmigo así que decidí alejarme y apoyarme en Amaia, ella era mi confidente, se lo contaba todo, hacia dos semanas Cepeda volvió a hablar conmigo como si nada de esto que cuento hubiese sucedido, fue raro, pero me gustaba volver a los inicios. Y desde entonces estas dos últimas semanas hemos estado muy juntos, sigue siendo mi mayor apoyo, le quiero, pero no ese amor de pareja, no ese amor de querer besarle, no, quiero sentirme protegida a su lado, quiero sus abrazos, quiero su amistad más sincera.

-Luis está perfecta, no fuerces la voz -le señalé las gradas haciéndole entender que me bajase – En serio, créeme – dije una vez en el suelo.

- La última -tomó el micrófono que reposaba a mi lado.

-Jamás, lo vi mirar al suelo con tanto coraje -empezó en el tono correcto.

Los siguientes minutos estuve con mis ojos clavados en ese hombre robusto, pero no en exceso, no me había fijado antes pero la verdad es que era guapo, no se parecía en nada a Vicente pero no sabría decidirme físicamente entre ambos.

Cepeda no aparentaba en absoluto su edad, tenía la cara en total armonía, nada parecía desentonar en esa melodía. La barba de hace un par de días, desaliñada, le daba un toque juvenil y a mi me encantaba y sus ojos oscuros escondían mucha verdad tras ellos, esa noche le veía realmente guapo con esos pantalones de chándal cortos que dejaban al aire sus piernas musculadas y esa camiseta que gracias al calor se le pegaba al dorso dejando entrever un cuerpo totalmente definido. Había cambiado mucho desde la primera semana.

Mi pequeña luz |AitedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora