Hasta el fin del mundo

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Cepeda

Llegué a la habitación del hotel todavía pensando en aquella chica que acababa de dejar durmiendo. Al entrar no había nadie visible pero sí podía escuchar el agua que caía de la ducha por lo que supuse que Roi se estaría preparando parar volver a su casa. Agarré la maleta que había dejado perfectamente preparada la tarde anterior y me dispuse a salir lo más rápido posible.

- ¿Te ibas a ir sin despedirte? -mi amigo salía del baño con apenas una toalla que le cubría la parte baja del cuerpo.

- Perdona -volví sobre mis pasos y le di un abrazo en el cual no puse demasiado empeño.

- Espera -me agarró de uno de los brazos - ¿Dónde dormiste anoche? Porque por el cuarto no pasaste -puso aquellos ojos incriminatorios.

-No seas crío -un breve silencio me hizo continuar frente a la presión de su mirada -He dormido en casa de Aitana.

- ¿Qué dices? -no podía mantener la boca más abierta que en ese instante

- Sí, pero no ha pasado nada si es eso lo que piensas -me deshice de la mano que me estaba sujetando -Bueno, me voy, Roi

- ¿Y esta prisa a qué se debe?

- Me marcho unos días a Galicia -me quedaba menos de un paso para estar totalmente fuera del cuarto. -Adiós...

- Pero espera, Cepeda -volvió a frenar mi intento de huida -Yo también me iba a ir ahora. Podrías ahorrarme el dinero del tren ¿sabes? -guiñó uno de sus ojos y le entendí perfectamente.

- No tardes, tío, que me quiero ir ya

- Diez minutos -giró su cuerpo y empezó a vestirse y colocar las últimas cosas en la maleta a la velocidad de la luz.

Llevábamos dos horas metidos en mi coche, disfrutando de la música y charlando de todo lo que estábamos viviendo, pero seguía sin poder quitarme a Aitana de la cabeza. Seguramente se estaría despertando en ese momento y no sabría cómo se tomaría el que no estuviese a su lado justo cuando más me necesitaba. Sabía que era difícil separarse de una persona, hacía poco había vivido algo parecido, pero para ella, tan joven, sería el doble de duro. Me hubiese gustado quedarme apoyándola, pero seguro que había más gente que podría ayudarla sin tener que confundirla.

- ¿Y a qué se debe este viaje repentino? -la mano de Roi se alargó hasta bajar el sonido de la radio.

- ¿Cómo? -no había entendido muy bien la pregunta. La verdad es que no le había prestado la suficiente atención.

-Bueno, que es raro que te vengas a Galicia teniendo un piso en Madrid y acabando de dormir con Aitana en su casa.

- Necesitaba unos días de descanso.

- A mi no me engañas, Cepeda

- Te digo la verdad -giré un poco mi cabeza para mirarle -No quiero estar cerca de ella ahora.

- ¿Y eso? -parecía realmente preocupado - ¿Habéis discutido por algo o es que ya no la quieres como antes?

- Jamás. Simplemente no me quiero interponer en sus decisiones

- ¿Vas a dejar que se quede con Vicente? -era evidente que yo era el único que sabía que ambos ya no estaban juntos.

- Ella tiene que decidirse sola -no iba a contarle cosas privadas de Aitana sin que ella lo hubiese hecho antes.

- ¿Dónde quedó lo de luchar por lo que quieres?

- Ya he peleado suficiente, no tengo nada más que demostrarle, lo sabe todo -roté el botón del sonido y finalicé la conversación rápidamente.

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⏰ Última actualización: Aug 30, 2018 ⏰

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Mi pequeña luz |AitedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora