IV- Yannick

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El hombre giró y tomó asiento en el sillón de cuero negro detrás de su escritorio mientras continuaba hablando por celular. Tenía unos 28 años y no se parecía en nada al que había visto en las fotos que Tanya me había mostrado.

De hecho, las fotos eran un insulto, un despropósito, no podría existir imagen que evocara completamente aquella figura. Me quedé observándolo y el tiempo se detuvo, como si me permitiera apreciar cada uno de sus divinos rasgos, sí, divinidad, era el único vocablo que podría describirlo.

Medía alrededor de un metro ochenta, de rasgos finos, mandíbula cuadrada, pómulos altos, labios... bueno, era una amalgama entre lo sublime y pecaminoso, con un traje de tres piezas en color gris cobalto junto a una camisa blanca, tan entallada que dejaba poco a la imaginación.

Me ruboricé en ese momento, ¿en qué estaba pensando?, ni siquiera conocía a ese hombre, pero, no podía quitar mis ojos de él, su cabello negro semi ondulado, perfectamente peinado, ojos de un verde profundo casi indescriptible, sí, debía darle toda la razón a mi prima, aquel ser era la combinación más deliciosa que había visto en toda mi vida.

Jamás había experimentado algo así, era fragilidad, lujuria, miedo, todo un conjunto que prácticamente me dejaba al borde del colapso.

Había conocido algunos chicos lindos en la universidad, mi antiguo novio, Braulio, era bastante guapo, pero nada como esto, nadie como él. Ahora entendía porque decía que todas las mujeres querían acostarse con él, seguro había cientos de mujeres revoloteando a su lado, con agorafobia o sin ella, el hombre era irresistible. Fue amor a primera vista, me sentí estúpida, inmadura...,¿cómo se puede amar a alguien que no conoces?

Necesitaba que me perteneciera, su cuerpo, su alma, sus palabras, sus caricias. Era una emoción maravillosa que deseaba tener todo el tiempo.

No sabía lo que era la verdadera felicidad hasta que estuve frente a él. Y fue ahí que lo supe..., ese hombre era mi destino, para bien o para mal.

Me di cuenta de que había sufrido, noté su amargura en el momento en que se dirigió a mí, el tipo no era un imbécil, tan sólo era una pobre alma atormentada, una sombra de lo que había sido.

- Querido, ¿cómo has estado? Ella es Lara Ramos, tu nueva asistente.

Las palabras de Marcia me sacaron de mi trance. El posó sus ojos en mí tan solo un segundo, luego se centró en los papeles que tenía en el escritorio.

No hubo respuesta para su madre, Marcia, totalmente contrariada, sonrió nerviosa y tocó mi hombro

- Debo irme, me avisas si necesitan algo.

- No se preocupe- le di una sonrisa sin despegar mis labios

Cerró la puerta al salir y me quedé con mi jefe. Hubo un silencio incómodo por unos momentos, la blusa se había desacomodado un poco más...parecía una pordiosera. Jamás le había dado importancia a esas cosas hasta ese momento, quería salir corriendo de aquel lugar.

- Así que eres la nueva niñera- esbozó mientras continuaba revisando su computadora sin pestañear

- Bueno... tengo entendido que seré su asistente y que lo ayudaré en todo lo que esté a mi alcance

Se puso de pie y apoyó sus manos abiertas sobre el escritorio, sentí sus pupilas sobre mí, me sudaban las manos, estaba tan nerviosa, traté de disimularlo, pero, era imposible, tragué saliva y esperé a que llevara la vista hacia otro lado, pero el muy imbécil sabía lo que estaba provocando y no lo hacía. Una leve sonrisa apareció en su rostro.

- ¿Tu nombre?

- Lara Ra...Ramos, su madre me explicó las tareas como su asistente, ya hablé con ella sobre esto- llevé la mano izquierda a mi cuello tratando de abrir mi garganta para que entrara más oxígeno.

Lara - SAGA APASIONADAS  (Romance +18)  libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora