Algún día...quizás no dentro de poco...pero vas a separarte de mí.
Conozco a Koba por más de diez años, hemos estado juntos desde el primer día, el día en que me dijo que no se separaría de mí.
Cuando cumplí doce años vi a dos chicos de mi instituto besarse, lo disfrutaban y a mí no me asqueó el hecho de haberlo visto. Esa noche soñé hacer lo mismo con Koba y fue cuando me di cuenta de que estaba comenzando a verlo de otra manera, más que un amigo.
Pero Koba no era así, a él siempre le gustaron las chicas, siempre disfrutó de verlas y hablar con ellas. En nuestros años de secundaria lo seguía a escondernos bajo las escaleras y poder ver bajo las faldas de nuestras compañeras, pero nunca vi nada, todo lo que hacía era ver su rostro embelesado.
Cuando acabamos el instituto ambos nos habíamos convertido en hombres ya, él siempre fue más alto que yo por varios centímetros pero físicamente siempre fui yo más grande, siempre disfrute del deporte, de ir al gimnasio o simplemente salir por una buena carrera en el campo de entrenamiento.
Él fue a la universidad a dos ciudades de la mía y eventualmente tuvo que mudarse por comodidad, a raíz de eso nos vimos separados físicamente pero nunca perdimos contacto y no pasaba una llamada sin que me dijera cuánta falta le hacía.
Y mi pecho se ilusionaba cada vez, sin falta.
Al mismo tiempo tenía miedo, me aterraba cuán fácil fue para mí aferrarme a ese pequeño sentimiento de ilusión. Incluso llegué a pensar que hubiera sido bueno pretender que el sentimiento no existía y con el tiempo olvidarlo. Pero ahora solo tengo la duda de si hubiera funcionado.
En la universidad pasé cada día intentando adaptarme a su ausencia, adaptándome al nuevo ambiente, conociendo nuevas personas, haciendo nuevos amigos, y pensé que estando tan lejos el uno del otro finalmente mis sentimientos desaparecerían. Quería verlo solo como un amigo más, eso es lo único en lo que pensaba, sin embargo...no quiero que la palabra "amistad" describa lo que siento por él.
Y nunca tuve los huevos de decírselo, supongo que nuestra amistad siempre fue más importante que cualquier otro sentimiento o deseo. Estar con él, sonreír con él, hablar con él, cambiaría todo en el mundo porque nunca deje de verme como lo ha hecho hasta ahora.
O al menos eso creo.
-Dijo que quiere presentarme a alguien- murmuré y papá enarcó una ceja
-¿Un nuevo amigo?- preguntó y sonreí
-Una novia...es lo que sospecho, no sería tan misterioso solo de tratarse de algún amigo- comento distraído.
Mis manos pasan por todo el estante limpiando el polvo acumulado. Finalmente la puerta se abre y voy a atender al cliente recién llegado.
Mientras les muestro las perlas al hombre y a su esposa, alguien más entra a la tienda y papá se pone de pie despacio para atenderlo.
-¿A qué se debe tu inesperada visita?- preguntó y pude ver a Harry ayudándole.
-Buenas tardes Jo- lo saluda con su apodo y se abrazan.
Papá conoce a Harry desde que perdió a toda su familia en un incendio, es todo lo que me ha contado sobre el tema. Harry es un hombre con dinero, tiene una gran empresa sobre sus hombros y todo le va muy bien excepto en temas relacionados con el amor, es incapaz de mantenerse al lado de alguien por mucho tiempo.
Supongo que el amor no está hecho para todos.
El hombre y su mujer siguieron mirando otras joyas mientras que alguien más entró a la tienda deteniéndose al lado de Harry y caminé hasta situarme al lado de papá.