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Despierto con el sonido de un golpe sordo. Y observo alrededor parpadeando un par de veces acostumbrándome a la luz. Me relamo los labios y bostezo mientras ruedo sobre la cama y quedo boca arriba observando el techo.

-¿Dónde...?- me siento como resorte observando alrededor y observo un cuarto que no es el mío, no estoy en mi casa.

Me observo y encuentro mi ropa puesta por lo que...al menos no hice alfo que no debería. Mi teléfono está en la mesita al costado así que me estiro a tomarlo. Oigo otro golpe sordo y luego un quejido y me pongo de pie rápidamente yendo a la puerta.

Al abrirla veo que me encuentro en un departamento, es pequeño y a parte del cuarto del que salí, solo veo otra puerta más y luego un pasillo. Camino descalzo por el pasillo con un leve dolor de cabeza y salgo despacio hacia lo que parece ser una sala.

Oigo otro ruido y varios más leves luego y los uso de guía para llegar a lo que parece ser un balcón, el que se utiliza para la escalera de emergencias. Veo a Gaebriel de espaldas a mí dando pequeños saltos, está sin remera y con la espalda llena de sudor.

Me quedo de pie mirándole a través de la ventana y luego oído los mismos ruidos que antes pero ahora sé que son por los golpes que está lanzando a un saco de arena.

Exhala con fuerza y voltea a tomar una toalla, sus ojos se posan en mí y siento mis mejillas arder al verme descubierto.

-¡Lo siento...!- me apresuro a decir y volteo.

-¡No!- dice entrando a la cocina y se cuelga la toalla al cuello –No te preocupes, ya terminé... ¿tienes hambre?- pregunta y mordisqueo mi labio volteando de nuevo hacia él. Ahora entiendo el buen físico.

-Creo que...debería irme- musito y mi miraba baja por su torso sudoroso sin permiso –A casa...-

-Tu papá te llamó temprano y tuve que contestarle porque estaba siendo muy insistente- me cuenta mientras va hasta la heladera y quita una botella de agua –Le dije que estabas conmigo- me dice antes de beberla y me quedo mirando tal acción.

Nunca volveré a ver una botella de agua del mismo modo.

-¿Estás bien?- le miro a la cara y sonrío

-Sí, no es nada- murmuro y observo el suelo

-Dante, seré muy sincero contigo- dice y respiro profundo –Se me está haciendo muy difícil controlarme al verte de esa manera- apunta hacia abajo y le sigo con la mirada hasta ver el semi bulto entre mis piernas.

-¡Oh Dios!- exclamo tremendamente avergonzado –Lo siento...yo...no me di cuenta- murmuro entre dientes y volteo para ir al cuarto de nuevo pero me detiene por el brazo y me acerca a su cuerpo lentamente -¿Qué haces...?-

-Ayudándote a atenderlo adecuadamente- articula y de pronto ya no siento el suelo a mis pies, me sienta sobre la mesada y hace a un lado algunas frutas –También soy hombre, estas cosas suceden...- sigue hablando y desabrocha mis pantalones lentamente –Y soy un hombre al que le gustas...- prosigue y exhalo cuando toma mi miembro sobre la tela del bóxer –Y mucho- acerca su boca a la punta y la mete en su boca con la tela y todo mojándola.

Gimo, porque no puedo hacer otra cosa. Me retuerzo y una vez que su lengua pasa por mi pene, piel contra piel, le tomo de la cabeza con sorpresa y él sonríe.

-Me halagaría pensar que soy la primera persona que te hace esto- me dice masajeándome lentamente.

-Cállate- suelto y veo como me engulle de nuevo.

Él...estoy en su boca, está comiéndome. Y está excitándose, puedo ver cómo él mismo está masturbándose...por mí.

-Gae...- suelto sintiendo varias puntadas en la parte baja de mi estómago –Dios...- lloriqueo sin poder contenerme y siento saliva recorrer mi mandíbula. Levanta la cabeza de mi miembro y quita la mano de sus shorts solo para acercarse a mí y besarme.

ALGÚN DIA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora