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El oscuro monstruo llenando al mundo de dolor, ata a sus víctimas al sufrimiento de una vida en la lava del volcán del infierno.

Siendo más simples, el pequeño Loki tiene fiebre.

— Abre la boca, vamos Loki —pide Thor a su hermanito, quien no tiene intensión ni ganas de comer o hacer cualquier cosa.

Loki está recostado sobre una gran y cómoda almohada, Thor le está colocando paños húmedos en la frente para intentar bajar la temperatura. El médico del reino ha ido a revisarlo y le ha dado al rey algunas hierbas para controlar el malestar, a juzgar por el feo gesto en la carilla del niño enfermo, no tienen un buen sabor. Ahora Thor intenta hacerle comer una tibia sopa de pescado, pero Loki se resiste; él no quiere hacer otra cosa más que dormir.

— Por favor, Loki —vuelve a pedir el mayor— come un poco, ¿sí?

— No quiero —responde con pereza, girando el rostro con dificultad. Pero entonces Thor usa una de sus más poderosas armas secretas: el avioncito.

Con diminutas risillas y ojos un poco enrojecidos terminó aquella sopa, el dios mayor lo hizo luego beber una infusión más de aquellas extrañas hierbas que hacían crecer en Asgard; el pequeño niño lo bebió sintiéndose obligado y para sanar su dramático corazón, Thor le prometió una sorpresa para cuando mejorara.
Loki tan agotado que estaba había caído rendido ante el sueño, y Thor aprovechó para seguir colocando paños húmedos en la frente de aquel bonito príncipe. En cuanto notó la temperatura bajar considerablemente se retiró, dejando a Loki para que descansara.

Habían pasado al menos unas cinco horas, y al ser las siete con treinta minutos de la noche, Loki buscaba animoso a su hermano por el castillo. El estómago del príncipe rugía exigiendo comida y su mente no olvidaba la promesa hecha por Thor; lo encontró en la cocina. Thor se alegró de ver energías nuevamente en él, esos cuidados sí que habían funcionado.

— Hola, ¿qué cocinas, hermano? —preguntó el pequeño acercándose a Thor con claras intensiones de ser alzado para poder ver qué había en la olla.

— Hola pequeño, ¿te sientes mejor? —hizo Thor la pregunta mientras alzaba a Loki, el príncipe asintió feliz— qué bueno. Mira preparo espagueti.

— Tengo mucha hambre —dijo con un tinte de vergüenza en la voz cuando su estómago rugió sacando una risa escandalosa a Thor.

— Qué bueno, Loki —Thor lo miró con una sonrisa — porque estoy preparando tus espaguetis favoritos — "¿chop suey?" había preguntado ilusionado el pequeño dios— exacto.

Loki se emocionó muchísimo, a él le encanta comer chop suey. Pero recuerda de pronto lo dicho por su hermano y pide obtener su sorpresa;
Thor sirve los platos y Loki cree por un momento que aquella apetitosa comida es la sorpresa, está complacido. Pero entonces Thor dice que dejaran enfriar los alimentos un poco, y así Loki podrá tener lo que desea; el rey se retira un momento y vuelve con una simple caja de cartón, no es muy llamativa y tiene muchos hoyos. Loki lo mira dudoso y Thor lo anima a abrirla; los fuertes gritos de felicidad del niño sacan una sonrisa al dios del trueno.

— Un conejo, no puedo creerlo —exclama extasiado el pequeño. Su hermano había conseguido un bellísimo conejo enano y esponjoso solo para él, su primera mascota.

— ¿Te gusta? —preguntó como haciéndose el preocupado, y Loki cayendo en aquella trampa pidió ser cargado junto a su conejo, para llenar de besos la mejilla de su hermano —creo que sí —rió Thor — ¿qué nombre quieres darle?

— ¿Un nombre? —preguntó extrañado y Thor afirmó; Loki lo meditó en silencio unos minutos— Bonnie

— Muy bien. Señorita Bonnie, ¿le gustaría esperar por aquí mientras el príncipe y yo cenamos? —Loki sonrió al darse cuenta de que su conejo era en realidad coneja,  le sirvió un poco de alimento en una bonita tacita rosada que el mayor le había entregado. Luego el par de hermanos fueron a cenar.

Baby Loki  &  Thor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora